"TALE OF TERROR."

(Cuento de terror). C/F por Alfredo JuilletAlfredo Juillet Frascara Página 1 24/10/98Alfredo Juillet Frascara Página 1 24/10/98 Frascara.

1963.

9 paginas.

PERSONAJES DE LA OBRA :

Lewis Stapledon, 39 años, millonario.

Sinclair, su Mayordomo,

Amila Bastias, sobrina de Sinclair. 22 años

Carlos, hermano de Amila, 32 años.

Elena, esposa de Dagoberto.

TEMA =

Lewis Stapledon descubre un filtro para producir sueño catatonico y le prueba en sí mismo, quedando por setenta años en estado de hibernacion.

Al despertar, los sirvientes le sirven de familia, porque se casa con la moza de la limpieza.

En esa época existe una guerra contra Argentina, por lo que deciden irse a Francia, para no sufrir los rigores de la guerra fratricida.

EPOCA = 1930 A 1990 D.C.

LUGAR ES = Santiago de Chile y París, Francia.

Nota de fecha = 6.7.1983: Este cuento fue pasado al limpio de otro que escribí en 1963,pero que no copie al pie de la letra, ya que adolecía de adolescencia. ajf.

Nota de fecha = 21.10.1998. : Este es uno de los primeros cuentos que escribí, además de que se salvo de ir a la hoguera, como era mi costumbre mandarlos en esos años. Ajf.

*******************

LEWIS Stapledon era un científico.

O quizás seria mejor decir: Lewis Stapledon fue un genio.

Pero, pensándolo bien, ese no es un buen modo de comenzar a narrar los hechos. Comenzare, por tanto, por el comienzo.

Esa oscura noche de invierno, en la mansión de los Stapledon, algo en el aire daba a entender que algo extraño estaba pasando, algo que tenia preocupado a los Stapledon.

Sí. Ya hacia muchos meses, años quizás, que el Señorito Lewis encerrabase en el oscuro y lóbrego sótano de la mansión.

¡Y esa puerta, Dios mío! Tan fuertemente guarnecida por hierros y cerraduras, clausurada por dentro. Algo le decía a Sinclair, el Mayordomo, que no era de Dios las labores ejecutadas por el Señorito Lewis allá abajo. ¡ Y tantas horas que se pasaba allí!

Solo se le veía a las horas de comer, y esto en el ultimo tiempo era cada vez más raro.

Sinclair creía estar viendo algo demoniaco en los rastros de su amo.

Mientras cenaba, Lewis mostrabase inquieto, como si la labor de alimentarse fuera una perdida de tiempo lamentable y contra su voluntad…….

Lewis Stapledon era un hombre de mediana estatura, de treinta y siete años de edad, de manos delgadas pero firmes. Su naturaleza era introvertida, pero no agresiva.

Ese día Lewis comió deprisa, y tras acabada las viandas, regreso a grandes zancadas a su estudio, en el sótano de la mansión. Su rostro estaba tenso. Las apariencias anteriores no le habían resultado, pero él pensaba que poco le faltaba para ver coronado con el éxito todos sus desvelos. Era por eso que el frío reinante en la sala en que trabajaba no le era obstáculo ninguno.

Aproximándose a un largo mesón, en el que reposaba una infinidad de aparatos químicos, se detuvo a estudiar el contenido de los precipitados allí almacenados. Sus ojos brillaban bajo la luz del quinqué.

Las tonalidades diversas de los líquidos, contenidos en los cristales de frascos y probetas, parecían ser mágicas pociones, o quizás fabulosas gemas de incalculable valor.

Tras numerosas decantaciones, una gota, al extremo de un alambique, fue a caer, la primera, en un largo vaso graduado. Otras la siguieron, llenando el vaso en cuestión.

Los febriles ojos de Lewis lanzaban destellos de insania. Expectante, veía caer el liquido gota a gota y se diría que contaba una a una las gotas del precipitado. Eran gotas color sangre, oscuras, que olían fetidamente, cual si se hubiera abierto una sepultura antigua…….

Pero eso no asombraba a Lewis. El ya estaba habituado a toda clase de olores, fuertes, débiles, persistentes, mareadores o excitantes. ..

Tomo el vaso cuando este estuvo lleno y puso otro en su lugar, para seguir recibiendo las gotas que destilaba el aparato. Dirigiose, con rápido andar, hacia el otro extremo del gran laboratorio.

Una celda. Dejo el frasco dentro, y cerro la pesada reja de hierro, sentándose en una litera que allí había. Y bebió del liquido rojizo…….

Se recostó en la litera, sintiéndose paulatinamente desfallecer; en el ultimo momento, con un terrible esfuerzo de voluntad, dejo en el velador el vaso que había contenido tan terrible filtro.

Su brazo derecho, abierta la mano, semejaba una prolongación mental del terror que había en los entrecerrados ojos de Lewis, quien comprobó que eran sus ojos los únicos objetos materiales que su mente podía controlar.

Si alguien hubiese podido entrar al lugar y hubiese podido dar un vistazo al postrado Lewis, habria sentido erizarse sus cabellos de horror, porque Lewis, en ese momento, refulgia con blancura deslumbrante. Sus negro ojos, espeluznados, orbitando de aquí para allá. Sintio que algo muy helado penetraba insidiosamente en su mente. Algo como una felina mano, la misma, quizás, que ha habia inmovilizado su postrado cuerpo. Y una extraña paz y un vehemente deseo de dormir le asaltaron. Cerro sus torturados ojos y debió rendirse a ese extraño sueño. Un pozo de negrura cual acolchado manto, le envolvió. Y de ese modo Lewis inició el camino que con sus experimentos había deseado obtener, desde hacia largo tiempo.

Su organismo espació los latidos del corazon, produciendose estos cada vez mas lejanos unos de otros…..

*******

Sinclair estaba muy preocupado; habian pasado ya dos dias y su patron no salia del sotano ni para comer. Habia pensado dar cuenta a Carabineros, pero …¿Y si el Señorito Lewis hubiese salido ,mientras el dormia ? Si asi fuera, podria despedirle por armar un escandalo.

Habia etado golpeando largo rato en la pesada puerta , pero no le habia abierto.

Como Sinclair era un pusilanime, dejo pasar los dias sin tomar una determinacion . Se dio a pensar de que su patron volveria de la ciudad, cuando el menos lo esperase.

Pasaron diez dias y luego llego una misiva dirigida a Sinclair. -"Es raro - " se dijo-" No tengo quien me escriba !"

Leyo la carta y esta decia: " Soy Lewis Stapledon , tu patron. En esta carta encontraras instrucciones para pagar las cuentas y tu sueldo. He salido en un largo viaje ,que me puede llevar años en completar. No debes preocuparte por eso; he enviado una carta a mi abogado Julio Espinoza, para que re remese cantidades de dinero, que deberas usar en el mantenimiento de la mansion , reparando daños que el tiempo pueda ocasionar.

"Confio en tu buena disposicion. (Firmado) Lewis Stapledon..

Sinclair debio sentarse, para poder pensar en esto. "Buena cosa, menos mal que no le habia pasado nada"- Dijo en voz alta, y se fue la cocina, a informar a su esposa de la noticia. Esta rio, diciendo:-" ¡Tenemos nuevo patron!"

En los años que siguieron, Sinclair tomo personal joven para las labores pesadas, y al cabo de tres años ya su esposa no cocinaba ni el se preocupaba de abrir la puerta o limpiar vidrios.

**********************

Sesenta años mas tarde, el ser luminoso del cerrado sotano de la mansion Stapledon comenzo a perder su luminosidad, tornandose rojizo .

Pronto, los encogidos dedos de su mano extendida se relajaron. Perdiendo sus parpados la rigidez de cadaver que le habian caracterizado y todo su cuerpo sufrió una serie de leves estremecimientos.

Su respiracion volviose mas rapida ,hasta normalizarse. Esto produjo un aclaramiento de la piel y un natural sonrojo en los sectores tradicionales : mejilla y labios. Las yemas de los dedos tomaron esa rubicundez de los cuerpos vivos

Luego, sus parpados se levantaron y dos ojos , en que brillaba la luz divina de la inteligencia, comenzaron a observarlo todo.

Con lentitud se sento en el lecho polvoriento y se sacudio ,levantando una nube de polvo en derredor. Comenzo a caminar en derredor, sintiendo como recuperaba fuerzas a cada minuto-

Recordaba los mil sueños que habia tenido durante su largo dormir. Eran como otra vida, por lo que batallo en contra de esos recuerdos falsos y asi despejo su mente un tanto.

La tenue luz que entraba por los tragaluces apenas dejaba ver los objetos alli almacenados, cubierto todo con una respetable capa de polvo.

Recordaba quien era: Lewis Stapledon. Sabia que era el dueño de todo lo que veia, y de la mansion que se elevaba sobre su cabeza.

Con torpes dedos dio vueltas a la llave de la puerta de salida, y con un esfuerzo que le dejo transpirando, la abrio con impresionante rechinar de goznes oxidados.

Guiado por la creciente presion del hambre que estaba sintiendo, se dirigio al lugar del que provenian olores a cazuela, y que no mas que la cocina.

Varias ollas hervian y en una mesa habia pan, mantequilla, queso, jamones empaquetados.

Comio pan y queso; poco despues, como beodo, se alejo de la cocina, pues los alimentos ingeridos le provocaron un calor en todo el cuerpo. Eran sesenta años sin hacer funcionar el aparato digestivo.

Se dirigio a su dormitorio, abriendo la puerta y en la cama hallo a una joven durmiendo la siesta, con su cabello negro como ala de cuervo sobre la albura de la almohada.

Era Amila, la sobrina de Sinclair. Tenia 22 años de edad, de agraciado rostro y cuerpo esbelto.

Lewis se detuvo al borde de la cama, tocandole el rostro. Ella desperto, abriendo los ojos de espanto, y con un alarido se escabullo fuera de la pieza.

El padre y el hermano de Amila corrieron al dormitorio, al oir lo que Amila decia a gritos: -" ¡Hay un hombre en mi dormitorio!"

Lewis estaba a un costado de la cama, y les dijo:-" Soy Lewis Stapledon."

Pero a medida que veia a aquel personaje con mas detencion, se daba cuenta de que el polvo de sus deshechas ropas no eran mas que jirones viejisimos .

-"Esta es mi casa. ¿Adonde esta Sinclair?"- Pregunto Lewis, sentandose en el borde de la cama.

Mientras tanto, se sentian los sollozos de la asustada Amila en el corredor, y las voces de la madre de esta y de otra persona, tratando de calmarlas.

-"Somos…"- Comenzo a decir Dagoberto, pero su hijo Carlos ,tomando a Lewis de un brazo, dijo:-" ¡Dejeme sacar a este vago de aquí, padre ! Y no tienes por que responderle. Tu sabes que Don Lewis debe ya estar muerto. ¡Si hace como sesenta años que desaparecio!"

-"¡Sueltale, hijo!"- Murmuro Dagoberto, pues habia leido algunos papeles que le mostrara Sinclair, y fue a buscarlos, leyendolos luego frente al debilitado Lewis.

-" Yo, Sinclair , Mayordomo de la Casa Stapledon, a mis sucesores en el mantenimiento de la mansion Stapledon, dejo ordenado lo que sigue:

1.- Mantener y reparar la mansion con el dinero que nos envian los abogados mes a mes , de parte del tesoro de Don Lewis.

2.- Entregar la mansion a sus legitimos herederos,cuando estos lleguen a posesionarse de la casa. Esto debera ser debidamente certificado con los antecedentes legales correspondientes y tras aprobacion de los abogados de Don Lewis.

Despues de leer esto, Dagoberto se dirigio a Lewis, diciendo:-" ¿Puede Usted probar que es quien dice ser?"

-"¡Claro que puedo!"- Dijo este, sin levantarse del lecho.-"Pero tendra que ir Usted mismo a buscar mis papeles. Yo estoy muy debil."

-"¿Y adonde quiere que los vaya a buscar?"- Pregunto Dagoberto.

-" Al subterraneo. Alli hay una maleta ,cerca de la puerta. Alli tengo copia de mis documentos personales."

Carlos acompaño a su padre a cumplir con este encargo, mientras decia:-" ¡Pero, padre ! Si dice que es Don Lewis, tendria que tener como cien años !"

-"Y a lo mejor los tiene."- Fue la laconica respuesta de Dagoberto.

Al llegar al lugar, Dagoberto pasose una mano por su frente, sacando el sudor que comenzaba a "perlarla", diciendo : -" ¡Mira, Carlos : La puerta esta abierta! ¡Tras sesenta años la puerta del subterraneo ha sido abierta!"

Llevaron la maleta al dormitorio en que reposaba ,recostado, Lewis. Este la abrio y mostro a los pasmados sirvientes lo que ellos jamas pensaron que verian: lospapeles originales de un hombre de mas de cien años., que comprobaban su identidad.Lewis pidio pluma y papel y entonces firmo en una esquina de la Escritura de propiedad, y las dos firmas eran identicas.

--"¡Entonces Usted es Don Lewis ! Dijo Dagoberto, y una vez dicho esto, en su mente ya no hubo mas lugar a la duda. Como tampoco las hubo en lo que debia hacerse ,por lo que expreso de inmediato: -"¡Carlos, llama a tu madre !"

Su mujer aparecio alli acompañada de su hija, y con ojos muy abiertos oyeron a Dagoberto decir :"- Este caballero es Don Lewis. Ha mostrado documentos que le acreditan. Cierto es que el debera ver el modo de convencer a sus abogados de que tiene mas de cien años ! Pero para mi es el dueño de la casa."

Al oir esto, Lewis se rio levemente, debido a su debilidad.

Le llevaron a la sala de baño, en donde Dagoberto y Carlos le lavaron someramente, porque tenia un olor a hongos y humedad bastante marcado.

-"Tendra que ir al Peluquero, Don Lewis !"- Comento Dagoberto, viendo que el cabello lavado del profesor le llegaba a la cintura.

-"Deseo dormir."- Dijo Lewis, una vez vestido con ropas prestadas. -"Mi dormitorio es aquel en que estaba vuestra hija. Para no molestarla, pueden prepararme una cama en cualquier otra pieza."

A esto se opuso Dagoberto, en quien estaba enraizado el sentimiento del deber y de las distinciones entre caballeros y servidumbre. Hizo cambiar la ropa de esa cama y retirar todo vestigio femenil de la pieza.

Lewis estaba muy cansado para decidir otra cosa, y por ello dejo hacer al buen hombre su voluntad. Poco despues estaba durmiendo como un bendito.

En la cocina, Dagoberto dijo a su familia:-" ¡Ha llegado el patron de esta casa! Quiero que se le trate muy bien. Hemos vivido aquí mas de treinta años, y hay que ser agradecidos."

-"Cuarenta y dos años."- Le recordo su esposa, Berta sonriendo.

-"Bueno, que sean cuarenta y dos; tienes mejor memoria que yo. Como hermano de Sinclair ,quien era veinticinco años mayor que yo, quede cuidando la casa esta casa, cuando el fue muy anciano para hacerlo. Despues, al cabo de…"

-"Tres años."- Dijo la Sra. Berta.

-" Al cabo de tres años murio Sinclair y hemos estado viviendo bien, percibiendo sueldo y mesadas para reparaciones. "- Recordo Dagoberto.

-" Pero trabajando; nada nos han regalado."- Refunfuño Berta.

-"Hemos de causar una buena impresión: nada de andar haraganeando, por ahí. Todos al trabajo, y a Don Lewis hay que tratarlo como se merece: con los mejores modales."- Agrego Dagoberto.

-"¡Pero, papa, no estamos en el tiempo de las Cruzadas!"- Reclamo Amila, riendo.-"¡Estamos en 1990!"

-"Como sea."- Dijo su padre, ceñudo.-" ¡Acuerdate de la cesantia que hay! Gentes con muchos conicimientos deambula por las calles sin tener dinero con que comprarle comida a sus familiares mas cercanos, esposa e hijos."

Amila callo, pues era la triste verdad.

-"¿O es que me voy a encontrar con la oposicion a lo que estoy hablando?"- Pregunto Dagoberto, comenzando a enfadarse.

-"¡No, Dagoberto!"- Intervino doña Berta, conciliadora.

-"Este caballero se encerro en el sotano, hace ya sesenta años. Yo y Carlos hemos catado esta verdad, ¿no es cierto, Carlos ?"- Pregunto a su hijo.

-"Si, padre."- Repuso este, asintiendo con la cabeza.

-"Alla abajo hay cualquier cantidad de aparatos de quimica. Seguramente Don Lewis tomo algo, que le hizo dormir tantos años."

-"¡Vaya sueño! ¡Y aun ahora se ha ido a dormir otro poco ! Ojala no le de por dormir otros sesenta años!" - Expreso la agraciada Amila, con gesto picaro.

-"De todas maneras, Carlos, tu vas a irte, apenas puedas, con Don Lewis a conversar con los abogados. Asi podemos estar mas seguros. ¿Se imaginan cuanto dinero tendra en los Bancos, con los intereses acumulados en sesenta años?"- Pregunto Dagoberto.

Desde ese dia en adelante, toda la conversacion siguio por el derrotero economico y , como no viene al caso, bastenos saber que, pasada una hora de elucubraciones, (algunas de ellas descabelladas), los integrantes de la familia Bastias se fueron a sus quehaceres habituales: la madre a la cocina, el padre a la cochera- habian dos automoviles, comprados por los abogados para descontar impuestos-; Carlos se fue a podar el jardin - que buena falta le hacia-, y Amila, a asear las salas.

La bella Amila fue varias veces a ver como seguia Lewis, mirandole desde la puerta entornada; le encontraba joven, delgado, apuesto.

A las dieciseis horas paso por alli, y viendole sentado en el borde de la cama, entro y le pregunto:- "¿Le traigo las onces ?"

-"Claro, Señorita. ¿Cómo te llamas? - Inquirio el profesor, provocando sorpresa en Amila la pregunta, ya que en la mañana su padre le habia dicho su nombre Dagoberto.

-" Amila Bastias, Don Lewis. Soy la hija de su Mayordomo, ¿recuerda?"

-"¡Ah, bonito nombre tienes ! Pero sientate, que quiero preguntar algunas cosas."- Dijo Lewis, y el tono de el le parecia raro a Amila. Hablaba castellano pero con un dejo inusual.

Amila penso que quizas era debido a los años transcurridos, quizas la gente de diferentes epocas pueden hablar el mismo idioma ,pero con otras inflexiones.

-"Dime, ¿hace mucho que estan en la mansion ?"

-"Yo naci aquí, lo mismo mi hermano.".- Replico Amila.

-"¡Ah! Y dime, ¿han venido a preguntar por mi desde la ciudad?"

-" Una sola vez; deseaban hacer un Censo. Dijimos que Usted andaba en Europa, tal como el tio Sinclair dijo a mi papa."

-"Han hecho bien."- Dijo Lewis, mirando ese rostro joven de mujer, que lucia muy maquillado para su gusto : pestañas rojizas, boca muy granate, cejas delgadas y marcadas, al parecer, con un lapiz de cera…..

-"¿Ese maquillaje lo usas siempre, o vas a salir a alguna parte?"- Inquirio Lewis, intrigado.

-"'Oh, no ! Solo me pinto un poco, para no verme tan fea."- Dijo Amila, agitando los negros cabellos al negar con la cabeza .

-" ¡Pero si tu eres muy linda !"- Dijo Lewis, sin darse cuenta. Y ella le miro asombrada, como dandose cuenta de pronto de que su patron podia interesarse en ella .

Y se asusto, por lo que pidio permiso para retirarse.

Dos dias estuvo Lewis dando pequeños paseos dentro de la mansion, habituando su mente y cuerpo al uso normal. Habian pasado tantos años durmiendo y descansando ambos, que tendian a dormitar, el uno, y a pedir descanso, el otro.

-"Lleveme Usted mañana a la ciudad. "- Dijo a Dagoberto, en la noche de su tercer dia en funciones .-"Quiero entrevistarme con mis abogados."

-"Muy bien, don Lewis. Se hara como Ud manda."- Replico el obediente sirviente.

En la mañana siguiente Lewis subio a uno de los dos autos de su propiedad, y estaba fascinado de ver como avanzaba por la carretera tan lisa como la palma de su mano, algo que jamas habia visto en su epoca pasada.

-"¡Pero que cantidad de vehiculos, Dagoberto! "- Se alarmo Lewis y se sujetaba al asiento, nervioso.

-"Es lo que dicen todos, Don Lewis ! Las calles siquen estrechas en la ciudad, pero los vehiculos son mas y mas cada dia que pasa."- Contesto el chofer.

Debieron dejar el vehiculo en un edificio de estacionamientos, ya que los abogados tenian sus oficinas en un centrico departamento.

Subieron en el ascensor. Lewis ya los conocia, pero no con las comodidades del que ahora ocupaba.

Se presento a la secretaria, al llegar a la oficina de los hombres de Leyes. Fue aceptado casi de inmediato a pasar, y quedo frente al hijo del abogado Marcelo Varas, con quien habia hecho los tratos en su epoca. Explico el asunto con estas palabras:

-" Soy Lewis Stapledon. Mis asuntos son manejados por Ustedes desde hace mas de sesenta años .Quisiera que me dieran cuenta de ellos, si a Ud. Le place ahora mismo, o quizas deba reunir la informacion y citarme para darmela en uno o dos dias mas."

Diego Varas no demostro gran sorpresa, poeque no sabia aun con exactitud quien era su interlocutor : si un hijo del original Señor Lewis Stapledon, o algun otro pariente cercano del mismo nombre.

¡ Cuando se aclaro el asunto, provoco una pequeña conmocion en el buffete de abogados, al ver sus papeles en regla y darse cuenta de que coincidian las huellas digitales y la firma del cliente con quien tenian negocios desde hacia mas de sesenta años !

El abogado Varas dio cuenta cabal de las inversiones, y le comunico que podia disponer de su fortuna personal, que ascendia a tres millones de dolares, cuando estimara conveniente.

-"' ¡Soy mas rico de lo que sospechaba!"- Dijo Lewis a Dagoberto, una semana despues de las investigaciones.-" Estos Señores abogados han invertido bien mis dineros, siempre en las empresas mas firmes y de mejores dividendos. Bien, esto hay que celebrarlo. Me abriran cuentas corrientes en algunos Bancos, a fin de que pueda ejecutar mis gastos. "-

-"'Me alegro de que sea asi, Don Lewis."- Dijo Dagoberto, pensando en que se le aseguraba el trabajo todas estas noticias que estaba escuchando.

Pocos dias despues recibia las chequeras del abogado Varas, quien le visito en su propia mansion, y al irse, Lewis mando a su Mayordomo a comprar mercaderias en cantidades, a fin de subir el nivel de alimentacion de la casa Stapledon.

Esa noche hizo sentarse en el comedor principal a todos sus sirvientes, y levantando el vaso, brindo por la buena fortuna que le habia sonreido despues de sesenta años….

Dagoberto lloraba poco despues de beberse mas de una botella de vino "Casillero del Diablo", y juraba que nunca habia visto a un patron mas diplomatico que Lewis Stapledon…

Durante la cena, Doña Berta y Amila se levantaban muy seguido, a fin de ir trayendo desde los platos desde la cocina . Al notar esto, Lewis dijo:-" Podria Usted contratar mas ayuda, Señora Berta, para que no trabajen de mas."

-"Nos honra Usted, Don Leáis! ¡ Brindo por su generosidad!"- Exclamo Dagoberto, levantando su vaso de vino.

En los dias siquientes se contrataron a cuatro ayudantes de cocina, tres mujeres para hacer el aseo y tres mozos.

Leáis fue a la ciudad a comprarse ropa, y usando sus flamantes cheques de Banco, con gran alegria de Carlos, que vio incrementado su propio guardarropia, merced al agradecimiento de Leáis, ya que habia usado ropa de Carlos al volver del pasado.

-"Mi secretario debe andar bien vestido."- Deciale, y le compraba ropa cada vez que lo hacia para si mismo.

Para Amila compro varios vestidos, que le envio con Carlos. Ella espero a que Leáis estuviera en la Biblioteca de la mansion, leyendo los periodicos de la tarde- pues Leáis dabase cuenta de que tenia que cerrar la brecha de ignorancia, en relacion a quienes estaban gobernando el mundo, ademas de otras miles de cosas - para agradecerle sus regalos.

-"No tienes nada que agradecerme."- Dijo Leáis, cerrando la puerta de la sala-" Y toma asiento un rato."

Amila se sento en uno de los sillones, y Leáis le pregunto:-" ¿ Amila, crees que soy un viejo?"

Como lo dijera en un estilo patetico, Amila rio y contesto :-" ¡ Pero Don Leáis ! ¡ Como se le ocurre!"

Y tenia razon. Si en un comienzo el hombre la habia aterrado, al presentarsele lleno de polvo y famelico, ahora , con unos cuantos dias bajo la dieta sustanciosa de Doña Berta, esposa de Dagoberto, las carnes de Leáis estaban sonrosadas y llenas. Sus ojos brillaban de salud, y en general se veia como una persona de bien mantenidos treinta y cinco años.

Tomole la mano a Amila, quien se sonrojo .Leáis sentia su garganta muy seca, pero logro decir:-" Amila, yo te amo."

Ella le miro dulcemente.

Se besaron y Leáis sintio que su corazon se desbocaba. La chica tenia sangre en las venas y el beso fue largo, seguido de otros que el no esperaba…

-"Yo tambien te amo,"- Comento ella en su oido.

Todo esto hizo nacer un volcan en el cuerpo de Leáis, quien ansiaba tenerla en sus brazos para siempre, por lo cual le ofrecio matrimonio al dia siguiente.

Una semana despues, en una sencilla ceremonia, se casaban ambos , logrando con esto la felicidad completa de Dagoberto y familia- incluido Carlos, quien no podia estar mas contento de contar con un cuñado millonario.

Se fueron de Luna de Miel a Paris, al antiguo estilo chileno (porque el nuevo era irse a Cancun). Alli Leáis termino de interiorizarse en Modas y Cosmetologia, ya que Amila se mostro fanatica de ese tipo de cosas.

-"Salgo ganando."- Decia Leáis.-" Mi esposa es cada dia mas bella."

Dos meses mas tarde Amila quedaba embarazada, y antes de los siete meses de preñez, regresaron a la mansion Stapledon, llegando con muchas valijas con recuerdos y regalos para la familia Bastias.

Mostraron a sus familiares las peliculas grabadas en Europa, en donde pudieron verse castillos y paisajes , rios y centros de estudios, viajes en lanchas y carreras de caballos.

Dos dias despues de su arribo a la capital de Chile, sintieron pasar aviones en vuelo rasante, y al salir de la casa a ver que pasaba, observaron que , en la direccion de Santiago, se veian ingentes cantidades de humo y fuego. Estando a tres kilometros de la mencionada ciudad, significaba que grandisimos incendios se estaban produciendo.

-¿Qué pasa ?"- Preguntaba la Sra. Berta, muy asustada.

Carlos puso la radio del auto, sintonizando la estacion emisora y esto fue lo que oyo:-" …ataque canallesco y a traicion, pero nuestras Fuerzas Armadas ya estan luchando en su contra. Esta es una edicion especial del Noticierio de Radio Cooperativa. Atencion: Se avisa a la poblacion ,según el Comunicado numero dos de la Fuerza Aerea, que no deben salir de sus casas, a no ser de sufrir un ataque directo.

En estos momentos Santiago esta siendo vilmente atacado por Argentina. Despachos llegados de la ciudad de Punta Arenas, comunican que alla se esta luchando violentamente en contra de los atacantes argentinos."

-"¡Argentina ha atacado a Chile ! "- Aviso Carlos, al oir aquello.- "¡ Que terrible!"

-"¡Apaguen las luces de la mansion ,o un avion puede arrojarnos una bomba!"- Ordeno Don Dagoberto, recordando sus tiempos de Servicio en la Fuerza Aerea.

Apagadas las luces, se reunieron cerca del automovil en que Leáis escuchaba las noticias. Estas , en vez de ser motivo de calma, eran motivo de mayor alarma. Los argentinos irrumpian, ademas, por tierra. Columnas de veloces tanques ya estaban en territorio nacional, tras desmembrar a las fuerzas que se le pudieron enfrentar en un comienzo.

-"¡Chile, como siempre, confiando en las palabras!"- -Dijo el enfurecido Don Dagoberto.

Al dia siguiente fueron a la ciudad Carlos y Leáis, a ver el daño producido por el ataque nocturno. La ciudad era un desastre. El enemigo habia atacado los edificios publicos ,el palacio de gobierno y varias industrias.

Los abogados aseguraron a Leáis que no sufriria merma su patrimonio, ya que ellos habian sacado el dinero del pais y lo habian invertido en Estados Unidos.

-" Son Ustedes muy eficientes.Adivinos, diria yo."- Sonrio el aliviado Leáis.

-"Es nuestra obligacion ir un paso delante de los acontecimientos, Señor."- Comento el abogado Varas.

Leáis y Carlos pasaron por un Supermercado abierto, y llenaron la maleta del auto con comestibles , regresando a la mansion con un atado de periodicos, a fin de informarse convenientemente de lo que sucedia.

-" Puede que haya hambre y violencia en la ciudad, aunque el Gobierno piense que va a arrojar a los argentinos en pocos dias; eso lo veo dificil de hacer. Ademas creo que comenzaran a restringir las comodidades actuales."- Opino el cejijunto Carlos.

-"Y no solo eso, querido cuñado. Creo que restringiran los combustibles y faltara de todo. Lo mejor seria irse a otro pais."- Comento Leáis.

-" O hibernarse , como lo hiciste una vez."- Murmuro Carlos, entrando a la carretera con el vehiculo .

-"¿Te dejarias hiberar?""- Pregunto Leáis, sonriendo.

-"¡Ah, no! Yo prefiero pasar hambre o irme a la guerra, que estar muerto por sesenta años."- Contesto Carlos, acelerando el vehiculo.

Al llegar a casa, Leáis encontro a su mujer recostada, ya que no se sentia muy bien. Estando embarazada, el susto de esa noche le habia hecho perjudicado.

Leáis le dijo:-" 'Querida, te llamare al medico, de inmediato!"

-"¡No te preocupes ! Estare bien en un rato. "- Contesto Amila.

Pero Leáis llamo al medico y este, tras auscultar a la mujer, dijo:-" Solo esta algo nerviosa. Le dejare una receta, para que tome un calmante suave. Trate de que se distraiga, a pesar de esta guerra .Ahora los de Argentina dicen que no querian provocarla, pero ya ve Usted que las palabras no se avienen con los hechos. ¡He atendido a tantos heridos hoy dia !"-

-"La guerra es una maldicion para los que la sufren."- Musito Leáis.

El medico cobro su visita y se retiro en su automovil, alejandose por la carretera casi desierta ahora que los aviones podian caer del cielo como una bandada de buitres.

Carlos fue enviado a comrpar las medicinas, usando el auto mas rapido de los dos que Leáis tenia para el uso diario.Mientras tanto, Leáis dijo a su mujer:-" He pensado en que seria bueno volar de Santiago, irnos a Europa a que tengas el bebe."

-" Pero, ¿Y tu dinero?"

-" Esta seguro en Estados Unidos! Lo que hay aca es nada en comparacion, y nadie me lo puede robar, a no ser de que la guerra se pierda y la economia este tan mala que el dinero chileno valga una albondiga."- Comento Leáis.

-" ¿Una albondiga? "- Pregunto Amila , sonriendo.

-"Es un decir, claro. Me da lastima que haya gente que tenga que pasar por todas las pellejerias de la guerra, la escasez, la muerte, la falta de un futuro, pero ni con todo mi fortuna puedo decirles a los gobiernos : "¡Basta de pelear y vuelvan a la paz y a la produccion que todos necesitamos! "- Comento Leáis.

-"Podriamos irnos a Paris. Alla fue donde comenzo el embarazo, de todas maneras."- Dijo Amila, con la cabeza gacha.

Leáis preparo las maletas en un par de horas, llamo a sus abogados notificandoles su determinacion, y al llegar la noche, comunico a los demas miembros de la familia que se irian de viaje a Paris, para que Amila tuviera su bebe en paz.

-"¡Tanto que rogue para que esto pasara ! Alla estaran bien."- Dijo la Sra. Berta, acariciando la cabellera de su hija Amila.

-"¡Bien, cuñado! Espero que la pasen bien alla, y no se preocupen por nosotros, que tenemos alimentos como para un año almacenados ."- Comento Carlos, pero estaba entusiasmado con la perspectiva de tener los dos automoviles para sus noches de sabado.

Leáis envio a Carlos en la mañana del dia siguiente a comprar los pasajes de avion, y se dedico a ordenar los preparados de su sala de quimica, cerrando luego la puerta al irse .

Cuando el avion se elevo ,enfilando hacia el norte, Leáis no pudo reprimir una lagrima de dolor por aquellos infelices que quedaban alli abajo, enzarzados en una guerra triste, como son todas las que existen entre pueblos hermanos.

Fin.

<Finalizado el 6.7.1983 en San Pablo 1271..Pasado en limpio en Santos Dumont, al 24.10.1998.>

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