IGLESIA DE CRISTO

El Fruto de la Contención

El sabio escritor de Proverbios dijo un número de cosas acerca del pecado de la disputa o la contención. Dijo que el origen de esto es el orgullo. "Ciertamente la soberbia concebirá contienda; mas en los que admiten consejos está la sabiduría" (Prov. 13:10). También, "El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la contienda antes que se enrede" (Prov. 17:14). "El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte. Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar" (Prov. 18:19). "Echa fuera al escarnecedor, y se irá la contienda, y cesarán las riñas y los insultos" (Prov. 22:10). "El carbón para las brasas, y la leña para el fuego; y el hombre rencilloso para encender contienda" (Prov. 26:21).

La palabra "disputa" o "contienda" es la expresión de "enemistad-oposición" (W.E. Vine). Es traducida en la Reina-Valera como "contienda" (Rom. 1:29; 2 Cor. 12:20). El apóstol Pablo enumeró las obras de la carne (Gál. 5:20) y dijo que eran producidas por la mente carnal, en lugar del Espíritu de Dios (1 Cor. 3:1-3). La disputa, entonces, es una de las obras de la carne, producida por el seguimiento de los propios sentimientos de uno más que de la palabra de Dios, y cuyo resultado es la destrucción eterna.

Vamos a observar algunos de los frutos de la disputa. "Pero si tenéis celos amargos y rivalidad en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, natural y diabólica. Porque donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación, y toda obra perversa" (Sant. 3:14-16). La palabra "confusión" (perturbación) significa "inconstancia, desorden, alboroto." La misma palabra aparece en 1 Corintios 14:33, en donde Pablo dice que Dios no es autor de "confusión sino de paz." La expresión "toda obra perversa" (Sant. 3:16), significa "bueno para nada, vulgar, ordinario." Es usada para describir a uno que interviene en las trivialidades con el objeto de demostrar su "sabiduría." Cuando los hermanos son contenciosos sobre las cosas ordinarias (triviales), la perturbación y el desorden son el resultado. Ninguna iglesia puede crecer en una circunstancia tal.

Otro resultado de la disputa es la infidelidad. Jesús oró por la unidad "Que el mundo crea" que Dios le envió (Juan 17:20-21). Aunque los hombres deben comprender que la iglesia del Señor está compuesta de seres humanos, y que los seres humanos son imperfectos, aquellos de nosotros que somos Cristianos necesitamos comprender que el mundo se está "apagando por la contención." El Señor sabía que lo tal sería un resultado de los pleitos; por lo tanto, oró por la unidad. Cuando comprendo que por ser contencioso podría causar que alguien se aleje de Cristo, ello hará que pase toda palabra y actúe.

Un tercer resultado de la contención es que los Cristianos son destruidos. Pablo dijo, "Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, mirad no sea que os destruyáis unos a otros" (Gál. 5:15). La figura del discurso aquí es la de dos perros que se enganchan en una pelea hasta que uno de los dos muera. Este es el triste resultado de muchas "iglesias perturbadas." ¿Cómo puede algún "lado" ganar una batalla que resulte en todo lo concerniente con la perdición de sus almas? El hermano contencioso es lo mismo que el fornicario, el borracho y el homicida (véase Gál. 5:19-21). Insistimos en apartarnos del fornicario y el borracho, pero ¿cuántas veces lo hacemos con el miembro contencioso? El hará más daño a la causa de Cristo que el borracho.

El inevitable fruto de la contención es la confusión, la infidelidad y la destrucción de los Cristianos. Que cada uno de nosotros busque la paz para ser considerados con otros y aprender a "distinguir las cosas que contienden."

Un aporte de Jaime Restrepo

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