IGLESIA DE CRISTO

La Perspectiva Cristiana de la Vida y la Muerte

(2 Cor. 4:13-5:10)

¿Cómo ve usted su vida? ¿Cree que su vida terminará en la muerte, de manera que tratará de disfrutar tantos placeres como pueda? ¿Piensa que su principal propósito en la vida es acumular riquezas? ¿Se ve a sí mismo como su responsabilidad principal? ¿Podría su disposición, generalmente, ser descrita como placentera (llena de ánimo) o desesperada (desalentada)? ¿Está satisfecho o descontento como persona?

Recientemente hablé sobre este tópico en el funeral de una amiga muy cercana. Su cuerpo fue "devorado" por el cáncer. Luchó por muchos años por mantenerse con respiración. ¿Qué hizo que ella sonriera mientras se despedazaba? ¿Cómo podía hablar tan placenteramente cuando estaba en tan tremenda pena? ¿Qué evitó que se volviera amargada y desesperada? La respuesta reposa en el hecho de que era una Cristiana, que poseía la visión correcta de la vida y la muerte. Fue esta misma actitud hacia la vida y la muerte que hizo capaces a los apóstoles regocijarse cuando fueron golpeados (Hch. 5:40-41).

Cuan grande es que Dios haya hecho conocer las verdades que nos harán capaces de estará felices, y contentarnos, aún cuando suframos persecución de las aflicciones, contratiempos, y pruebas de todas las clases. En nuestro texto, Dios ha revelado, a través de Pablo, cual debiera ser la actitud de un Cristiano hacia la vida y la muerte. "Ninguna descripción más fina de la perspectiva correcta o visión que uno puede tener en la vida puede ser encontrada en la escritura entera, más de lo que Pablo escribió en 4:13 y 5:11" (Truth in Life, N.T. Survey, Part I, por Roy Cogdill, p. 63). No deberíamos "desmayar;" eso es, desanimarnos o abatirnos, sino estar "siempre de buen coraje," porque:

Tenemos un espíritu eterno que será resucitado (v.13-15). Pablo tenía el mismo "espíritu de fe" como el Salmista quien hubo de hablar a pesar de las aflicciones porque él sinceramente creyó (Sal. 116:10). ¿Su fe lo mueve a proclamar las buenas nuevas de salvación a los demás? Se que hablo lo que sinceramente creo es la palabra de Dios. Hablo por que creo. Aún si la palabra del Señor trajera persecución, debemos hablar porque vamos a ser resucitados y juzgados (texto; Mat. 10:27-28).

Jesús fue resucitado por el poder de Dios y Su resurrección es nuestra seguridad de que nosotros también seremos resucitados (Juan 5:28-29; Hch. 17:30-31; 1 Cor. 15:20-22). Podemos ser felices a pesar de los problemas terrenales porque sabemos que seremos resucitados para estar con Jesús y los santos fieles. Este conocimiento nos da una paz de mente que los demás no pueden tener porque fallan en ¡conocer, o creer, esta verdad Divina!

"Todo el ministerio del evangelio es para la consideración del creyente, porque el creyente es el recipiente de la gracia de Dios, y la persona que devuelve las gracias a Dios. Dios es glorificado en El, tanto por la gracia que le otorga a El como por la acción de gracias que recibe de El. Por lo tanto se sigue que donde más creyentes hay, más gracia es otorgada y más acciones de gracia allí son recibidas, y en consecuencia el máximo Dios es glorificado" (Commentary on Thessalonians, Corinthians, Galatians, and Romans, por J.W. McGarvey, p. 191).

Nuestro "hombre interior" se va volviendo mas amoroso y más glorioso a medida que es renovado por la palabra de Dios (Rom. 12:2; Efe. 4:20-24; Tito 3:5). El "hombre exterior" va de regreso al polvo de la tierra de la cual vino (Gén. 3:19). El "hombre exterior" podría parecer estar en la primavera de la salud, pero en realidad se está decayendo. Todas las comidas saludables, programas de ejercicio, y los cosméticos en el mundo no detendrán al cuerpo de lo opuesto. Al hermano Gardner Hall, cuando estaba muy pobre en cuanto a su salud física, le fue hecha la pregunta, "¿Gardner, aún estás en el mundo de los vivos?" El contestó, "No, yo estoy en el mundo de los moribundos, pero esto no continuará antes de que yo esté en el mundo de los vivientes" (Citado de Bob F. Owen, Florida College Lecturship 1984).

Deberíamos dar más tiempo y cuidado para que nuestra alma eterna pueda crecer fuerte y pura. Podemos "estar siempre de buen ánimo" si vemos nuestras aflicciones como "leves" y momentáneas" como Pablo lo hizo.

¿Cómo pudo Pablo ver sus aflicciones como leves (2 Cor. 11:23-28)? Eran "leves" por medio de compararlas al "peso de gloria" que vendría a él si permanecía fiel a Dios (2 Tesal. 1:3-10; Rom. 8.18; 1 Ped. 4:13). Desde que Dios no hace acepción de personas, ellas nos traerán al mismo "peso de gloria" si perseveramos y resistimos. "Todo el servicio a Dios nos llama a poner por obra, toda carga que repose en nosotros para llevar y toda aflicción que resistamos está designada para nuestro bien, y, si la recibimos con el espíritu de un hijo fiel y obediente, nos acomodaremos para disfrutar de las ricas bendiciones que Dios tiene almacenadas para aquellos que le aman" (Commentary on N.T. Epistles, por David Lipscomb, Vol. III, p. 68).

Todo lo que podemos ver algún día perecerá porque esto es temporal (2 Ped. 3:10). No nos angustiemos ni nos llenemos de desesperación, cuando perdamos lo que podemos ver. No estoy diciendo que no seremos perjudicados, sino que no deberíamos ser vencidos con el dolor de la pena que nos vuelve de un espíritu amargado y hace que renunciemos o abandonemos al Señor. Y sabemos que partiremos de esta vida tarde o temprano — nuestra salud, la vida física, la riqueza, los seres amados en la tierra, los trabajos, las casas, etc. Cuando perdamos estas cosas, aún podemos ser felices porque no hemos perdido lo que es más importante para nosotros — el amor, el favor y la comunión de la Deidad y la casa eterna para nuestra alma.

Si dejamos de existir en la muerte, entonces nuestras aflicciones deben ser muy dolorosas y sin provecho. Deberíamos ser "de todos los hombres los más dignos de lástima" (1 Cor. 15:19). ¡Pero gracias a nuestro maravilloso Padre que tal cosa no es verdad! Puesto que Jesús murió en nuestro beneficio, vivimos con la bendita esperanza de ¡ir al cielo! Sin embargo, si usted no es un Cristiano fiel, no tiene esperanza de vida sustentadora. ¿Vendrá a ser usted uno ahora y a conocer el gozo de los que están en Cristo y de los que viven con El? Usted, también, puede sonreír a pesar de sus tristezas. Usted puede mirar más allá de la muerte. Usted puede regocijarse en medio de sus muchas pruebas (Sant. 1:2-4). ¿Por qué no ser bautizado y recibir el perdón de sus pecados?

La actitud Cristiana hacia la muerte es esa como pasar por un camino a través del cual ellos deben viajar como el viaje hacia su hogar eterno en el cielo. La muerte es un tiempo para poner a un lado lo corrupto, el cuerpo físico, de manera que nuestras almas puedan ser vestidas con el cuerpo glorioso y espiritual. Sabiendo esto, no "desmayemos;" eso es, volvernos desconfiados o desesperados, de modo que penosamente suframos, sino que estemos "siempre de buen ánimo."

 

Felicidad Durante las aflicciones

Podemos ser felices mientras suframos aflicciones y problemas en esta tierra porque esta tierra es únicamente el lugar de morada temporal de nuestras almas, "Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos" (2 Cor. 5:1). La única forma en que podríamos "conocer" esta maravillosa verdad es por medio de la revelación Divina. Pablo no escribió, "Podría ser..." o "Quizás..." Su escrito es cierto y tan seguro que producirá confiada seguridad en nosotros de que eso que él escribió es verdad (Heb. 11:1).

Esta "morada terrestre será desecha" (Ecles. 12:7). Esto tomará lugar en la muerte (Sant. 2:26). Si estamos aún viviendo en esta figura corporal cuando Cristo vuelva de nuevo, entonces seremos transformados (1 Cor. 15:51-52).

Este tabernáculo temporal, perecedero, un día dará camino a un edificio eterno, incorruptible. Exactamente como los Israelitas moraron en tabernáculos mientras viajaban a la tierra prometida, del mismo modo nuestro espíritu mora en tabernáculos mientras viajamos a la tierra prometida. Exactamente como los Israelitas pasaron a través de las aguas del Jordán, del mismo modo debemos pasar a través de la muerte.

Nuestras almas no continuarán morando en un tabernáculo temporal, sino en un edificio eterno. Este edificio es una ciudad y todo lo que hay en ella ha sido hecho por la Deidad (Heb. 11:10,13,16; Juan 14:1-3). Este nuevo lugar de morada de las almas está "en los cielos," no en la tierra como los Premilenarios lo enseñan.

Con Pablo, deberíamos noblemente anhelar ese cuerpo espiritual el cual será "semejante al cuerpo de la gloria suya" (Filip. 3:20-21). Este cuerpo espiritual será incorruptible (libre de penas y enfermedades), glorioso (no ensuciado), poderoso (no débil ni cansado), espiritual, e inmortal (no sujeto a la muerte —1 Cor. 15:42-44,50-54).

En este cuerpo, nosotros "gemimos, con angustia" (2 Cor. 5:2) con las aflicciones, estrés y luchas de esta vida. Pablo no quería ser hallado "desnudo" como un desechado (Apoc. 3:18; Mat. 22:11-13). No quería ser un espíritu separado del cuerpo, sino que fuertemente deseó el cuerpo glorioso y espiritual por el cual esperaba.

"Ahora el que nos ha preparado y hecho listos para este estado de inmortalidad es Dios. El hace esto por medio de la educación y la disciplina que le da a aquellos que le obedecen mientras están aquí en la carne" (Commentary on N.T. Epistles, por David Lipscomb, Vol. III, p. 71). Un "deseo" es una promesa, un pago o garantía de que la promesa será guardada. El trabajo del Espíritu en la revelación y confirmación sirvió como garantía de que había una vida más allá del sepulcro. Estamos de "buen ánimo" porque un día estaremos "ausentes del cuerpo" y "en casa con el Señor" (2 Cor. 5:8).

 

Cosas Necesarias que Tenemos que Hacer Para Heredar el Cielo

Para recibir nuestros cuerpos gloriosos y espirituales, y "estar en casa con el Señor," debemos:

1. "Andar por fe, no por vista" (2 Cor. 5:7; Rom. 1:17). Andamos por fe cuando: Dejamos que el Señor dirija nuestros pasos (Prov. 3:5-6), siendo obedientes a Sus mandamientos (Heb. 11), confiando en Sus promesas (2 Cor. 5:6; Tito 1:2), valorando lo que es más espiritual que lo que es material (ejemplo: deberíamos más bien alimentar el alma que el cuerpo y leer la Biblia más que ver televisión, etc.), permaneciendo dentro de las enseñanzas de Cristo (Rom. 10:17; 2 Juan 9).

Vivimos por vista cuando: vivimos por poseer riquezas; únicamente juzgando de valor alguna cosa por el valor en dinero; llenos de deseos carnales; yendo detrás de lo que es placentero a los ojos (Gén. 3:6); vivir para ser popular con el mundo (Sant. 4:4); considerar la sabiduría humana de dignidad mayor que la sabiduría espiritual.

2. "Procurar también, ya sea ausentes o presentes, serle agradables" (2 Cor. 5:9). ¿Está usted buscando agradarse a sí mismo o al Señor? ¿En su habla, pensamientos, acciones, vestir, etc, está agradando al Señor?

Recuerde, seremos juzgados individualmente por las cosas que hayamos hecho (2 Cor. 5:10). Seremos juzgados por la Biblia (Juan 12:48). El señor será un juez imparcial y justo (1 Ped. 1:17). A menudo enfatizamos que podríamos recibir una "mala sentencia" en el juicio, pero el contexto de este versículo muestra que aquellos que viven por fe pueden mirar más allá del juicio (Mat. 25:34).

Un aporte de Jaime Restrepo

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