En Salmos 19:12-13, David habla de dos clases de pecados: (1) "los secretos," indicando aquellos pecados los cuales él ignora haberlos cometido, y (2) "las insolencias" (soberbias), cometidas por ser "demasiado atrevido u osado; tomar demasiados privilegios; mostrar demasiada confianza, arrogancia, o descaro (Webster). Si pudo ser perdonado de sus "faltas ocultas" y guardarse de cometer "insolencias" (soberbias), estaría "libre de culpa" delante de Dios e "inocente de grandes transgresiones."

Muchos ejemplos del pecado de la soberbia pueden ser encontrados en la Biblia. Nada y Abiú, hijos de Aarón, "ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó," y fueron destruidos por Dios (Lev. 10:1-3). En su soberbia, no veneraron la santidad de Dios, ni glorificaron a Dios delante del pueblo (v.3).

Al rey Saúl se le dijo que "destruyera completamente" a los Amalecitas, pero no lo hizo. Sus "explicaciones" no fueron aceptadas, y en la reprensión de Samuel a Saúl encontramos contra él los cargos de desobediencia, rebelión, obstinación y rechazo o desprecio a la palabra del Señor (1 Sam. 15:22-23). Como consecuencia, Saúl fue rechazado por Dios, y el profeta Samuel salió "y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl" (1 Sam. 15:35).

Hay muchos hoy día que se toman libertades indebidas para con Dios. Contienden en que "la salvación por fe sola es una doctrina completamente favorable y muy llena de comodidad," en lugar de lo que el Señor Jesús dijo en Marcos 16:16 - "El que creyere y fuere bautizado será salvo..."

Suponen que el derramar o chorrear es suficiente para el bautismo, en lugar de tales pasajes como Rom. 6:3-6 y Hechos 8:36-39, los cuales enseñan que el bautismo es una sepultura en agua.

Se atreven a usar instrumentos de música en la adoración, aunque ningún pasaje en el Nuevo Testamento lo autorice. Hay nueve pasajes sobre la "música" en el Nuevo Testamento, y todos ellos dicen "cantar" (Mat. 26:30; Hch. 16:25; Rom. 15:9; Efe. 5:19; Col. 3:16; 1 Cor. 14:15; Heb. 2:12; Heb. 13:15; Sant. 5:13).

Ellos mismos se llaman por medio de nombres humanos, contrario a 1 Cor. 1:11-13; 3:3-4; 1 Ped. 4:16; Hch. 4:12.

Aquellos que con toda intención se toman tales libertades y substituyen la palabra de Dios por los mandamientos de los hombres rinden una adoración vana hacia Dios (Mat. 15:8-9).