IGLESIA DE CRISTO

PREPARATE PARA VENIR AL ENCUENTRO DE TU DIOS

 

Al Israel del antiguo, Dios le dijo, "prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel," (Amos 4:12). Estos versículos rebelan una triste historia del trato de Dios con una nación corrupta. El Dios Omnipotente trató por medios pacíficos, se vistió de misericordia, para atraer al pueblo de Israel de su incurable obstinación y rebelión. Ella contestó con inapreciación, desaire y desprecio. Obstinadamente Israel retuvo la falsa adoración y rehusó regresar a Dios. Dios, por tanto, trajo pesados castigos sobre el pueblo, y como resultado de estos juicios severos, ¡fueron traidos cara a cara con Dios! Ella había sido advertida, y su fracaso en atender a la apelación final de Dios privó a Israel de alguna esperanza de escape de la caída final, traida sobre ellos por Dios usando a los poderosos Asirios para traer la gloriosa historia de Israel a un fin.

En esto, hay una lección para nosotros hoy día. En esto vemos un principio eterno de Dios: eso es, cuando los hombres violan las leyes de Dios, deben arrepentirse o enfrentar las terribles consecuencias (Ezeq. 3:17-21; Rom. 6:23). La justicia de Dios debe ser concluyentemente vindicada en recompensar a cada uno acorde a sus obras (Gál. 6:7-8). Encontrarse con Dios cara a cara puede ser un gozo para nosotros, o podría ser una vergüenza; no obstante escojamos cual tendremos. Una cosa es cierta, todos nos encontraremos con Dios en el juicio (Heb. 9:27; 10:27; 2 Ped. 2:9). Como la Israel del antiguo, debemos prepararnos para encontrarnos con Dios.

¿Por Qué Prepararnos?

El hecho de que los hijos de los hombres están obligados a encontrarse con Dios ciertamente no niega el hecho de que Dios estásiempre en inmediato contacto con sus Criaturas. Lo encontramos en todo girar y en todo momento, y sin embargo hay un tiempo especial señalado para aparecer ante el Divino tribunal. Todos daremos cuenta a Dios y estamos dirigidos a guardar este señalamiento en vista, viviendo en espera de ella.

Nuestras casas deberían estar en orden en vista del hecho de que el pecado contra Dios lo convierte a uno en desprevenido para este notable evento (2 Reyes 20:1; Isa. 38:1). Es una obligación que nos incumbe aun cuando sintamos que hay abundancia de tiempo. ¡La realidad del juicio es un llamado solemne a la preparación ahora! El acercamiento del juicio es evidente aun sin las palabras de los hombres inspirados para advertirnos. El conocimiento de esto nos viene de todo cementerio, de toda procesión funeral, de la ley del decaimiento obrando alrededor de nosotros y dentro de nuestros cuerpos. ¿No lo hizo Pablo? "...está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Heb. 9:27). Tenemos mucho para hacer, y a menos que esto sea hecho aquí, no será hecho allá. Esta vida es la sementera de la eternidad. Sin embargo, nuestras buenas obras y vida moral en si misma no nos prepara, porque debemos someternos a la voluntad de Dios (Tito 3:5). Debemos someternos a Sus instrucciones y aunque sean rígidas, nunca pierda de vista el hecho de que Dios es un Dios de ira también como de amor (2 Cor. 5:11; Heb. 10:31). Si estamos preparados o no, el juicio es un hecho. El pecado en nuestras vidas nos borrará de los gozos de la vida eterna.

¿Cuándo Prepararse?

En vista de que la inspiración Divina y la conciencia misma advierte de que el pecado no puede ir siempre impune, y que "...es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Cor. 5:10), es obvio que la preparación debe ser hecha ahora. Como el hombre sembrare ahora "eso segará" (Gál. 6:7). Nótese los siguientes hechos de estos pasajes: (1) El juicio esta basado en nuestro uso de todas las facultades componentes del cuerpo. (2) El juicio esta basado en las obras de esta vida, y no sobre lo que es hecho después de la muerte. Todo más allá de la muerte es o recompensa o castigo. (3) El juicio es acorde a todo lo que el hombre había hecho en el cuerpo, sea bueno o malo.

Ayer es sino un recuerdo y mañana es únicamente una probabilidad, Haga los preparativos ahora de manera que tenga la oportunidad. No llenemos nuestras vidas con años malgastados e intenciones sepultadas. La perdida de oportunidades nunca pueden ser recuperadas. No sabemos si este día podráser el último nuestro. Una vez Raymond Eastman escribió un artículo titulado, "Diez Segundos Para Vivir," el cual trataba con los pensamientos de los hombres muriendo en accidentes de tránsito. Cortamente tiempo después, Eastman mismo murió en un accidente, después de salirse en un puente. Aunque no sabemos lo que pensó en los últimos segundos de su vida, una cosa es cierta - él no sabía cuando se sentóen su automóvil que ese día se estaba sentando en un coche fúnebre que lo llevaría a la muerte y la eternidad. Preparémonos ahorapara encontrarnos con Dios.

¿Cómo Prepararnos?

La preparación debe ser acorde al camino de Dios, porque "el hombre no es señor de su camino" (Jer. 10:23). Esta debe ser hecha por la obediencia a la voluntad de Cristo (Heb. 5:8-9). La voluntad de Cristo es que creamos en El y seamos bautizados para el perdón de nuestros pecados (Marc. 16.16; Gál. 3:26-27), que habiéndolo hecho así, vivamos fielmente hasta la muerte (Apoc. 2:10). Esta preparación es simple, sin embargo, muchos de los que están "en el valle de la decisión" no están haciendo ninguna decisión. La decisión correcta es la más importante. Pero, ¡debemos hacer la decisión prontamente! La preparación para el pecador es un deber, o también se perderá en el pecado.

Un aporte de Jaime Restrepo

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