IGLESIA DE CRISTO

"TODO ME ES LICITO"

La expresión anterior es encontrada dos veces en la primera carta de Pablo a los Corintios. "Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna" (1 Cor. 6:12). "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica" (1 Cor. 10:23).

Para el entendimiento y la aplicación correcta de la declaración, debemos primero determinar su origen y naturaleza. ¿Es esta una afirmación de Pablo, o esta cita a alguien más? La Revised Standard Version, la New International Version y la New English Bible están entre aquellas que colocan estas palabras con marcas de citación, indicando que Pablo está citando a alguien más. Posiblemente, la declaración era un proverbio usado por algunos en Corinto para justificarse a sí mismos en sus desatadas actitudes hacia la inmoralidad entre ellos. Desde que las marcas de citación no son usadas en los MSS Griegos, debemos considerar el pasaje en su contexto.

En los tres versículos precedentes, Pablo amonesta (o advierte) contra el auto-engaño. Advirtiéndoles de no ser "fornicarios, idólatras, adúlteros, homosexuales, sodomitas, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes, y estafadores," declaró: "Los injustos no heredarán el reino de Dios." Luego advirtió que ellos habían sido tales, pero que ya habían sido "lavados...santificados...justificados en el nombre del Señor, y por el Espíritu de nuestro Dios" (1 Cor. 6:9-11). Culpables de inmoralidad antes de la conversión, ahora estaban en Cristo y separados de tal estilo de vida.

Inmediatamente siguiendo al versículo 12, Pablo razona contra la indulgencia de la fornicación. "Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas" en el versículo 13 probablemente es una comparación entre la actividad sexual y el poner la comida en el estómago. Pablo se opone por medio de advertir que el "cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo" (v.13). Dios considera el cuerpo una cosa importante; lo levantará de entre los muertos (v.14). Nuestros "cuerpos son miembros de Cristo," y no deben ser hechos uno con una ramera (v.15). Uno debería considerar su cuerpo como "el templo del Espíritu Santo" y algo en lo que Dios debe ser glorificado (v.18-20).

F.W. Farrar expresa que "la precipitación con la que la frase es introducida quizás muestra eso...ellos habían usado algunas de tales expresiones como una forma de disculpar su floja tolerancia de las violaciones de la ley de la pureza...erróneamente aplicaron está máxima de la libertad Cristiana a eso que era inherentemente pecaminoso, y de esta manera estaban tentado a ‘hacer de su libertad una cloaca de viciedad’" (Pulpit Commentary, p. 193). Carl Holliday dice que la R.S.V. "Correctamente imprime estas palabras con la virgulilla, desde que ellas son mejor entendidas como un eslogan comúnmente empleado por alguien dentro de la iglesia en Corinto." Además expresó que "se está ampliamente de acuerdo que el eslogan representa la actitud de aquellos que declaraban ser ‘espirituales,’ repetidamente censurados por ser ‘arrogantes’" (Living Word Commentary, p. 83).

La actitud de los Corintios es repetida hoy por aquellos que concluyen en que no puede haber restricciones en nuestras elecciones de los estilos de vida en vista de que "no estamos bajo la ley sino bajo la gracia" (Rom. 6:14). Pablo advirtió a los Gálatas contra el brincar a esta conclusión: "Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gál. 5:13-14).

Somos llamados a "cumplir la ley real" (Sant. 2:8). Estamos esperando tener la "ley de Dios escrita en nuestros corazones" (Rom. 2:15; 7:22; Jer. 31:33; Heb. 8:10). "Un hombre es libre de la limitación externa cuando tiene el espíritu de ésta en su corazón. Todas las cosas son lícitas para él cuando el principio gobernante de su vida es ese ‘que el amor es el cumplimiento de toda la santa ley’" (J. Waite, en Pulpit Commentary).

Pablo, a una extensión limitada, debía concordar en que "todas las son lícitas." Con relación a las cosas no inherentemente ilícitas, uno tiene libertad; sin embargo, algunas cosas son pecaminosas en su verdadera naturaleza. Ellas son una afrenta a la naturaleza básica de un Dios santo. Nada puede ser considerado "lícito" a menos que sea moralmente compatible con su Santidad (1 Ped. 1:15). En consecuencia, "todas las cosas," sin modificación, no pueden ser consideradas "lícitas."

Pablo también reconoció que no se debe demandar siempre el "derecho" para ejercitar su propia libertad. El tiene derecho para renunciar a su libertad. Dos principios por los que Pablo limitó su propia libertad personal están expresados. Debiera ser buenos para nosotros guardarlos en mente.

(1) Todas las cosas que son lícitas dentro de sí mismas no son siempre convenientes (R.V) o aprovechan (V.M.) (1 Cor. 6:12; 10:23). En los capítulos 8 y 10 de primera de Corintios, Pablo hace ver finalmente su "derecho" a comer la comida que ha sido ofrecida en sacrificio a los ídolos. La madurez plena "sabe" que el ídolo "nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios" (8:4). Sin embargo, todos no tienen este conocimiento (8:7). Si un hermano fuerte comiera la vianda, e influencia a su hermano débil a comer en violación de su conciencia "pecaría contra Cristo" (8:12). El hermano débil pecaría porque "él no come con fe; y todo lo que no proviene de fe es pecado" (Rom. 14:23). El hermano fuerte pecaría a causa de su arrogante insistencia en el ejercicio de sus "derechos" haciendo que su hermano débil peque. Pablo determinó: "Si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano" (8:13).

(2) Uno no debiera practicar una cosa, aún moralmente indiferente en sí misma, si esta destruye o compromete su auto-control. Pablo dijo, "Yo no me dejaré dominar de ninguna" (1 Cor. 6:12). Pablo estaba determinado a dominar sobre su libertad. "Todo lo que Dios creó es bueno" (1 Tim. 4:4), pero únicamente cuando es usado como un siervo. El sexo es bueno, pero uno no puede permitirse a sí mismo ser un esclavo para su dirección sexual. "Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios" (Heb. 13:4).

La actividad sexual fuera del matrimonio es pecaminosa. Esto no puede ser justificado sobre el fondo de que "Dios nos dio estos deseos, de manera que ¿por qué no deberíamos ir más allá y permitirlos?" El Dios que nos dio estos deseos también instituyó la relación matrimonial como la esfera legítima para su expresión. Uno que se empeña en la fornicación y el adulterio "profana" el "templo del Espíritu Santo," y en efecto "peca contra su propio cuerpo" (6:18).

Los principios encontrados en estos pasajes tienen aplicación más allá de la cuestión del comer las viandas ofrecidas a los ídolos, o a la actividad de la inmoralidad sexual. (1) Uno debería en algún momento estar deseando renunciar a su libertad cuando esta está en el mejor interés de su vecino para hacerlo así. Ni en cualquier cosa podríamos tener "derecho" para hacer que sea conveniente a una práctica en cualquier momento dado. A veces, al hacerlo así, no ayudaría a mi hermano (1 Cor. 6:12; 10:23). (2) Uno debería abandonar su libertad cuando su autocontrol es debilitado o comprometido (1 Cor. 6:12). El uso del cigarrillo podría no ser moralmente pecaminoso, pero le debilita a uno la capacidad para practicar el dominio propio. ¿Cuántas veces usted ha "tratado de dejarlo," pero falló? "La libertad moral reposa en el dominio de una voluntad que determina lo que es correcto, y elige el moverse en armonía con la voluntad Divina, ‘desee lo que es santo, justo y bueno".

 

Un aporte de Jaime Restrepo

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