Artículos y Colaboraciones


 

 

 

¿Por qué un diálogo público y representantes rotativos?

 

Para contestar esta pregunta, primero debemos remitirnos a la historia, que a fin de cuentas, es quien nos enseña a entender lo que pasó y así prevenir que los errores se cometan dos veces, aunque no siempre nos ayuda a evitar lo anterior, sí es una herramienta básica que tenemos que considerar antes de tomar cualquier decisión.

En 1990, como todos sabemos, el movimiento era un dragón de tres cabezas: Imaz, Ordorica y Santos.

Fueron tres cabezas, que al amparo de la fuerza y la inteligencia que poseían, se convirtieron en los interlocutores, negociadores, ideólogos y filósofos del movimiento, se dejaron seducir por las luces del poder y los beneficios que él otorga; así, dejaron de lado grandes temas fuera de la mesa de negociación (como las preparatorias populares, la gratuidad de la educación, las modificaciones de los reglamentos que rigen la universidad, entre otros muchos) , burocratizaron el congreso, aceptaron puestos políticos, becas y excelentes ofrecimientos de trabajo e investigación.

Las autoridades universitarias tuvieron un trabajo fácil. Tenían líderes visibles con los cuales negociar y picar así, su propio beneficio, nadie se enteró de lo que pactaron en las negociaciones cerradas.

Pasados nueve años, los universitarios de ahora tenemos puestos los pies en la tierra, y contra lo que muchos creen, no somos utópicos, irrealistas, subjetivos o simples tontos de pacotilla, antes al contrario, sabemos perfectamente que estamos inmersos en una sociedad corrupta, mentirosa, con cada vez menos ideales, con una profunda degradación de los valores universales, y no negamos en ningún momento que somos los seres más imperfectos de la tierra, por ello, en ese enorme defecto, está nuestra mayor virtud.

Sabemos perfectamente que el poder corrompe, y que en arca abierta, hasta el más justo peca. Entendemos que gracias al neoliberalismo, el egoísmo personal es lo que manda al momento de tomar decisiones, y como ejemplo de ello tenemos a toda una CAMADA de gobernantes que han llegado al extremo de fincarse castillos en el extranjero.

Por ello, es que tenemos una forma sui géneris de organizarnos. En vez de ser un dragón de 3 cabezas, somos un monstruo de más de 120 mil, por nuestro tamaño, no nos escondemos de nadie ni cabemos en sitios cerrados, por eso, queremos que toda la sociedad se entere de lo que tenemos que decir, tenemos los argumentos y las pruebas, tenemos la información, tenemos la razón.

Dicen por ahí, que el que nada debe, nada teme. ¿Las autoridades temen algo?

Me preguntaron hace poco, que si los estudiantes eran capaces de vender sus ideales. Lo único que puedo responder es que SI. Los estudiantes pueden vender sus ideales cuando tienen compromisos políticos y económicos, cuando sus intereses no son genuinos y buscan un fin personal. Sabemos que hay muchos estudiantes de buena fe que jamás venderían al movimiento, pero también los hay interesados en beneficiarse, hoy se hacen llamar moderados, y curiosamente son los preferidos de las autoridades ¿por qué?.

Coincidentemente, son los herederos de aquellos que vendieron al movimiento: los de la RED y CDE que antes fueron CEU.

Sabemos que somos imperfectos, y aquél que esté libre de culpa, que lance la primera piedra.

El ceder ante un espacio de discusión en vez de un congreso resolutivo, el tener líderes o representantes fijos, contribuyen únicamente a facilitarle el juego a las autoridades y a dejar inconcluso éste problema, tal y como la historia nos lo ha enseñado.

Si las autoridades desean verdaderamente una salida negociada y una universidad entera, si tienen los argumentos y el poder de la razón, si son mayoría, si son representativos, si son proporcionales, si son lo buenos universitarios que dicen ser ¿Por qué temerle a una prueba tan simple? ¿acaso piensan reprobar? ¿o esa decisión no está en sus manos?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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