![](acoyauh/8.htm)
Introducción
Contando con el auxilio de toda la gente, que traían de la
región de Tlaxcala, los españoles se encaminaron derecho
hacia México. Los textos de los informantes de Sahagún
(Códice Florentino) que a continuación se transcriben, comienzan
por describir el orden como hicieron su aparición los diversos cuerpos
del ejército de los conquistadores.
Acercándose a México por el sur, por el rumbo de
Iztapalapa, llegaron hasta Xoloco, lugar que como dice don Fernando de
Alva Ixtlilxúchitl se llamó después San Antón y se encuentra por la
llamada actualmente Calzada de San Antonio Abad. El mencionado
Ixtlilxúchitl en s
u XIII
relación, indica la fecha precisa en que esto tuvo lugar: el de
8 noviembre de l5l9.
Frente a frente, Motecuhzoma y Cortés, sostuvieron un diálogo que nos
conservan puntualmente los informantes de Sahagún. Motecuhzoma llegó a
exclamar entonces:
"No, no es sueño, no me levanto del sueño adormilado, no lo
veo en sueños, no estoy soñando... es que ya te he visto, es que ya he
puesto mis ojos en tus ojos ..."
El texto que aquí se transcribe se refiere luego a la
estancia
misma de los conquistadores en la gran capital
y a sus intrigas y empeños por adueñarse del oro guardado en la casa del
tesoro.
A final de este capítulo se ofrecen las breves palabras
de la
ya aludida décima tercera relación "de la venida de los
españoles", escrita por Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, que
confirma en resumen las palabras de los informantes indígenas de
Sahagún.
Motecuhzoma sale al encuentro de Cortés
Así las cosas, llegaron (los españoles) hasta
Xoloco. 1
Allí llegan a su término, allí está la meta.
En este tiempo se adereza, se engalana Motecuhzoma para
ir a darles
el encuentro. También los demás grandes príncipes, los nobles, sus
magnates, sus caballeros. Ya van todos a dar el encuentro a los que
llegan.
En grandes bateas han colocado flores de las finas: la
flor del
escudo, la del corazón; en medio se yergue la flor de buen aroma, y la
amarilla fragante, la valiosa. Son guirnaldas, con travesaños
para el pecho.
También van portando collares de oro, collares de
cuentas
colgantes gruesas, collares de tejido de petatillo.
Pues allí en Huitzillan les sale al encuentro
Motecuhzoma.
Luego hace
dones al capitán, al que rige la gente, y a los que vienen a guerrear.
Los regala con dones, les pone flores en el cuello, les da collares de
flores y sartales de flores para
cruzarse el pecho, les pone en la cabeza guirnaldas de flores.
Pone en seguida delante los collares de oro, todo género
de
dones, de obsequios de bienvenida.
Diálogo de Motecuhzoma y Cortés
Cuando él hubo terminado de dar collares a cada uno, dijo Cortés a
Motecuhzoma:
¿Acaso eres tú? ¿Es que ya tú eres? ¿Es verdad
que eres tú Motecuhzoma?
Le dijo Motecuhzoma.
-Si, yo soy.
Inmediatamente se pone en pie, se para para recibirlo,
se acerca a
él y se inclina, cuanto puede dobla la cabeza; así lo arenga, le dijo:
-"Señor nuestro: te has fatigado, te has dado cansancio:
ya
a la tierra tú has llegado. Has arribado a tu ciudad: México. Aquí has
venido a sentarte en tu solio, en tu trono. Oh, por tiempo breve te lo
reservaron, te lo conservaron, los que ya se fueron, tus sustitutos.
Los señores reyes, Itzcoatzin, Motecuhzomatzin el
Viejo, Axayácatl, Tizoc, Ahuítzotl. Oh, que breve
tiempo tan sólo guardaron para ti, dominaron la
ciudad de México. Bajo su espalda, bajo su abrigo
estaba metido el pueblo bajo.
¿Han de ver ellos y sabrán acaso de los que dejaron, de
sus pósteros?
Ojalá uno de ellos estuviera viendo, viera con asombro
lo
que yo ahora veo venir en mi!
Lo que yo veo ahora: yo el residuo, el superviviente de
nuestros
señores.
No, no es que yo sueño, no me levanto del sueño
adormilado: no lo veo en sueños, no estoy soñando . . .
¡Es que ya te he visto, es que ya he puesto mis ojos en
tu
rostro!...
Ha cinco, ha diez días yo estaba angustiado: tenía fija
la mirada en la Región del Misterio.
Y tú has venido entre nubes, entre nieblas.
Como que esto era lo que nos habían dejado dicho los
reyes,
los que rigieron, los que gobernaron tu ciudad:
Que habras de instalarte en tu asiento, en tu sitial,
que
habrías de venir acá...
Pues ahora, se ha realizado: ya tú llegaste, con gran
fatiga,
con afán viniste.
Llega a la tierra: ven y descansa; toma posesión de tus
casas
reales; da refrigerio a tu cuerpo.
Llegad a vuestra tierra, señores nuestros!
Cuando hubo terminado la arenga de Motecuhzoma: la oyó el Marqués, se la
tradujo Malintzin, se la dio a entender.
Y cuando hubo percibido el sentido del discurso de
Motecuhzoma, luego
le dio respuesta por boca de Malintzin. Le dijo en lengua extraña; le
dijo en lengua salvaje:
Tenga confianza Motecuhzoma, que nada tema. Nosotros
mucho lo amamos.
Bien satisfecho está hoy nuestro corazón. Le vemos la cara, lo oímos.
Hace ya mucho tiempo que deseábamos verlo.
Y dijo esto más:
Ya vimos, ya llegamos a su casa en México; de este modo,
pues, ya podrá oír nuestras palabras, con toda calma.
Actitud de los españoles y de los otros
señores indígenas
En cuanto a los españoles, lo ven, ven cosa por cosa. Apean del caballo,
suben de nuevo, bajan otra vez, al ir viendo aquello.
Y éstos son todos los magnates que se hallaron a su
lado:
El primero, Cacamatzin, rey de Tetzcuco.
El segundo, Tetlepanquetzaltzin, rey de Tlacopan.
El tercero, Itzcuauhtzin, el Tlacochcálcatl, rey de
Tlatilulco.
El cuarto, Topantemoctzin, tesorero que era de
Motecuhzoma en
Tlatilulco. Estos estuvieron allá en hilera.
Y éstos son los demás príncipes de Tenochtitlan:
Atlixcatzin,
Tlacatécatl . 2
Tepeoatzin,
Tlacochcálcatl. 3
Quetzalaztatzin
,tizacahuácatl,4
Totomotzin.
Hecatempatitzin.,
Cuappiatzin.
¡Cuando fue preso Motecuhzoma, no más se escondieron, se
ocultaron, lo dejaron en abandono con toda perfidia! ...
Entrada de los españoles a
México-Tenochtitlan
Y cuando hubieron llegado y entrado a la Casa Real, luego lo tuvieron en
guardia, lo mantuvieron en vigilancia. No fue exclusivo de él, también a
Itzcuauhtzin juntamente. En cuanto a los demás salieron fuera.
Y así las cosas, luego se disparó un
cañón: como que se confundió todo. Se corría sin rumbo, se dispersaba la
gente sin ton ni son, se desbandaban, como si los persiguieran de
prisa.
Todo esto era así como si todos hubieran comido hongos
estupefacientes, como si hubieran visto algo espantoso. Dominaba en
todos el terror, como si todo el mundo estuviera descorazonado. Y cuando
anochecia, era grande el espanto, el pavor se tendia sobre todos, el
miedo dominaba a todos, se les iba el sue&nti
lde;o, por el temor.
Cuando hubo amanecido, luego se dio pregón de todo lo
que se
necesitaba para ellos: tortillas blancas, gallinas de la tierra fritas,
huevos de gallina, agua limpia, leña, leña rajada, carbón. Cazoletas
anchas, tersas y pulidas, jarritos, cántaros, tacitas, y en suma, todo
artefacto de ce
rámica. Esto era lo que había mandado Motecuhzoma.
Pero los principales a quienes mandaba esto, ya no le
hacían
caso, sino que estaban airados, ya no le tenían acatamiento, ya no
estaban de su parte. Ya no era obedecido.
Y, sin embargo, llevaban en bateas, daban todo aquello
que se
requería. Cosas de comer, cosas de beber y agua y pastura para los
caballos.
Los conquistadores muestran su interés
por el
oro
Cuando los españoles se hubieron instalado, luego interrogaron a
Motecuhzoma tocante a los recursos y reservas de la ciudad: las msignias
guerreras, las escudos; mucho le rebocaban y mucho le requerían el oro.
Y Moctecuhzoma luego los va guiando. Lo rodeaban, se
apretaban a
él. El iba en medio, iba delante de ellos. Lo van apretando, lo van
llevando en cerco.
Y cuando hubieron llegado a la casa del tesoro, llamada
Teucalco,
luego se sacan afuera todos los artehctos tejidos de pluma, tales como
travesaños de pluma de quetzal, escudos finos, discos de oro, collares
de los dioses, las lunetas de la nariz, hechas de oro, las grebas de
oro, las ajorcas de oro, las diademas de oro.
Inmediatamente fue desprendido de todos los escudos el
oro lo mismo
que de todas las insignias. Y luego hicieron una gran bola de oro, y
dieron fuego, encendieron, prendieron llama a todo lo que restaba, por
valioso que fuera: con lo cual todo ardió.
Y en cuanto al oro, los españoles lo redujeron a barras,
y de
los chalchihuites, todos los que vieron hermosos los tomaron; pero las
demás de estas piedras se las apropiaron los tlaxcaltecas.
Y anduvieron por todas partes, anduvieron hurgando,
rebuscaron la
casa
del tesoro, los almacenes, y se adueñaron de todo lo que vieron, de todo
lo que les pareció hermoso.
Los españoles se apoderan de las riquezas
de
Motecuhzoma
Van ya en seguida a la casa de almacenamiento de
Motecuhzoma.
Allí
se guardaba lo que era propio de Motecuhzoma, en el sitio de nombre
Totocalco.5 Tal como si unidos perseveraran
allí,como si fueran bestezuelas, unos a otros se daban palmadas:
tan alegre estaba su corazón
![](acoyauh/ven7.htm)
Los españoles funden
los
presentes de oro
(Códice Florentino)
Y cuando llegaron, cuando entraron a la estancia de
los tesoros, era
como si hubieran llegado al extremo. Por todas partes se metían. todo
codiciaban para sí, estaban dominados por la avidez.
En seguida fueron sacadas todas las cosas que eran de su
propiedad
exclusiva; lo que a él le pertenecía, su lote propio; toda cosa de valor
y estima: collares de piedras gruesas, ajorcas de galana contextura,
pulseras de oro, y bandas para la muñeca, anillos con cascabeles de oro
para atar al tobillo
, y coronas reales, cosa propia del rey, y solamente a él reservada. Y
todo lo demás que eran sus alhajas, sin número.
Todo lo cogieron, de todo se adueñaron, todo lo
arrebataron
como suyo, todo se apropiaron como si fuera su suerte. Y después que le
fueron quitando a todo el oro, cuando se lo hubieron quitado, todo lo
demás lo juntaron, lo acumularon en la medianía del patio, a medio
patio: todo era pluma fin
a.
Pues cuando de este modo se hubo recolectado todo el
oro, luego vino
a llamar, vino a estar convocando a todos los nobles Malintzin. Se subió
a la azotea, a la orilla de la pared se puso y dijo:
Mexicanos, venid acá: ya los españoles están atribulados. Tomad el
alimento, el agua limpia: todo cuanto es menester. Que ya están
abatidos, ya están agotados, ya están por desmayar. ¨Por qué no queré
;is venir? Parece como que estáis enojados.
Pero los mexicanos absolutamente ya no se atrevieron a
ir
allí. Estaban muy temerosos, el miedo los avasallaba, estaban miedosos,
una gran admiración estaba sobre ellos, se había difundido sobre ellos.
Ya nadie se atrevía a
venir por allí: como si estuviera allí una fiera, como si fuera el peso
de la noche.
Pero no obstante
esto, no los dejaban, no eran
abandonados. Les
entregaban cuanto había menester, aunque con miedo lo entregaban. No más
ven_an temerosos, se llegaban llenos de miedo y entregaban las cosas. Y
cuando se habían acercdo,
no más se volvían atrás, se escabullían de
prisa, se iban temblando. 6
El testimonio dc Alva lxtlilxóchitl
Y asi otro dia (
de noviembrc de ) salió
Motecuhzoma con su
sobrino Cacama y su hermano Cuitlahua, y toda su corte a recibir a
Cortés, que ya a esta ocasión estaba en donde es ahora San Antón, que
después de haberlo recibido lo llevó a su casa, y lo hospedó en las
casas de
su padre el rey Axayaca, y le hizo muchas mercedes, y se ofreció de ser
amigo del emperador, y recibir la ley evangélica, y para el servicio de
los españoles pusieron
mucha gente de Tetzcoco, México y Tlacopan. Y después de
cuatro días los españoles estaban en México muy
contentos, servidos y regalados..7
![](acoyauh/8a.htm)
1 Xoloco: "en la
bifurcación". Sitio donde se bifurcaba la calzada que
conducía a México.
2 Tlacatécatl:"el
que
acomoda a los hombres". Título militar, propio de quien
había hecho cautivos.
3 Véase nota 3 del
capitulo II
4 Tizacahuácatl:
"el que
tiene la tiza o greda": funcionario de Tenochtitlan.
5 Totocalco:"En el
lugar de la casa
de las aves." Nombre del jardín zoológico de Tenochtitlan.
6 Informantes de Sahagún:
Códice Florentino, lib. XII. caps. XVI y XVII. (Versión
de Angel Ma. Garibay K.)
7 Alva Ixtlilxóchitl,
Fernando,
XIII relación "De la venida de los españoles y
principio de la ley evangélica."