Vampiros
La música era mi gran pasion, cuando hubiera terminado el instituto quería
dedicarme en cuerpo y alma a esta. Desde muy pequeña mi padre me enseño a tocar
el piano y la guitarra, él era un corredor de careras profesional, siempre
viajábamos juntos de un lado a otro porque el tenia una carrera o una
competición que hacer. Siempre le he admirado mucho, recuerdo como se ponía los
guantes de medio dedo negros, muy apretados, la cazadora de color oscuro, los
pantalones y la moto roja. Él me enseño todo sobre motores y así siempre podía
reparar cosas. Recuerdo el día en el que murió, estaba en una carrera y venia
una curva muy cerrada él la cogió demasiado abierta, salió disparado de la
carretera y choco contra un muro; yo no llore porque sabia que el habia muerto
haciendo lo que le gustaba. Después de ese incidente solo tenia diez años, no
quería que me adoptara otra familia así que tuve que quedarme en la calle. Viví
cuatro años allí en namura y aprendí a pelear. Me metí en una pelea de bandas y
la policía me cogió y me ficho, como no tenia padres me querían dar en adopción,
me escape de un montón de orfelinatos pero siempre me cogían, me metieron en uno
demasiado severo, intente varias veces salir del pero me era imposible había
demasiada seguridad. Un día vino a verme un señor, un tal Michel Yongs, al
parecer era amigo de mi padre y este le hizo prometer que sí le ocurría algo se
ocupara de mí; de forma que me adopto. No quería ir con el pero seria mejor eso
que vivir en un orfelinato o en la calle además me permitiría conservar mi
apellido. Tardo medio año en tener lo peles y para cuando me fui con él ya había
cumplido los 15 años. Al parecer iba a vivir en un pueblo apartado del mundo
llamado Ragan. Era un pueblo chiquito como esos que salen en las peliculas, la
casa estaba apartada de el pueblo a unos 20 km. La sombra del impetuoso bosque
que rodeaba ya antigua mansión era tan imponente, las enredaderas que brotaban
por encima de los muros blanquinosos llenos de verdejilla y tan viejos como las
historias que envolvían al misterio insaciable de todos los que por allí
pasaron. La mansión tan imponente y bellamente oscura. El bosque rodeaba la
casa, era tan lúgubre que recordaba inmensamente a las niebla de antiguas
películas basadas en historias de Stephen King. El lugar no me inspiraba
demasiada confianza. En la mansión Vivian el señor Yongs y su esposa llamada
Eleanor, entre la servidumbre estaban Jack Gonzales, el cocinero, Miranda Bots
la asistenta y Antonio Canas el mayordomo. Eleanor era una mujer un tanto
extraña...por así decirlo de forma sutil, no solo su aspecto era el de un
estereotipo asqueroso, la mujer tenia algo mas, llevaba el pelo largo, muy
largo, llevaba una trenza para que no le molestara pero en realidad lo único que
conseguía era que se pudiera apreciar aun más la grasa que llevaba en el pelo,
era una mujer flacucha que siempre llevaba vestidos y en ellos podía verse como
su cuerpo apenas estaba desarrollado, tenia los pechos de una niña de diez años
, los brazos delgados y las piernas sin depilar, se podían ver los pelos de su
minúscula entrepierna. En referencia a su carácter no se podía destacar nada,
estaba como si fuera absorta como si su cuerpo estuviera allí pero su mente no.
Jack era un hombre agudo y simpático, el pobre no tenia nada apreciable en su
cuerpo pero debo reconocer que con su encanto hubiera podido tener a cualquier
mujer que deseara. La verdad es que era un hombre de lo más común. Miranda Bots
era una mujer mayor, estaba gorda y apenas le quedaba pelo en la cabeza, tenia
mucho carácter, era activa y siempre estaba atareada. No servia a nadie que no
fuera a MIchel, le miraba con ojos de cordera, con él era dócil y dulce todo lo
contrario que era con los demás, me preguntaba porque debía ser pues el señor
Yongs le hacia apenas caso. Pero de todas las personas que habitaban en la casa
debo decir que la que más me impacto desde el primer momento fue Antonio,
distante a todo parecía ser, era un hombre joven, de unos veinte y tantos era
apuesto y fuerte, como si nada en el mundo le importara, reaccionaba fríamente
ante todo pero sin embargo tenia los ojos mas dulces que he visto en mi vida, de
color marrón eran pero cuando me miraba sentía que me daba protección, siempre
que estaba con mi supuesto padre adoptivo el nos vigilaba, no sé porque lo hacia
y la verdad es que tampoco me acerce a preguntárselo, siempre observada por le
me sentia. Por las noches iba a correr la cortina y el siempre estaba debajo de
la ventana, observando entre la oscuridad. Se que lo más sensato hubiera sido
tenerle miedo pero su extraño comportamiento me producía muchísimas sensaciones
nuevas para mí que no eran precisamente de temor. Mis días eran de lo mas
aburridos, no había nada en absoluto que hacer pero lo que más aun era peor era
que no tenia ni un piano ni una guitarra. En el segundo caso no me pareció
extraño, pues guitarra no esperaba encontrar en ese tipo de casa pero sin
embargo que no hubiera un piano me resulta extraño pues la casa era de un tono
burgués y en la burguesía siempre había pianos. Empece a merodear por la casa
con la esperanza de encontrar uno. En ninguno de los tres pisos encontré nada,
me disponía a buscar en las golfas pero estaban cerradas con llave, empecé a
forcejearlas cuando apareció, de repente, Antonio y me empotro en la pared.
- No deberías merodear por aquí podría ocurrirte algo.
- Lo....lo siento.
Se giro y se marcho, así sin más. Viendole marchar quise acercarme a el y
preguntarle porque no podía entrar en las golfas pero no me atreví, tal vez fue
por el extraño tono en el que me hablo, su voz era dulce pero severa. Al volver
a mi habitación por la noche encima de mi cama había una guitarra, algo en mi
interior me dijo que me asomara a la ventana y así lo hice, allí estaba el cómo
cada noche pero en ese ocaso fue diferente porque al marcharse pude ver en su
rostro una sonrisa. No comprendí como pudo saberlo pero lo supo. En cierto modo
me sentí aliviada, podía hacer algo que me gustaba pero en realidad sentía
prisionera de aquella mansión, desde que había llegado, hacia ya unos meses, ni
tan solo tuve la oportunidad de ver el pueblo, ni tan siquiera puede dar una
pequeña vueltecita por el bosque. Pedi a Eleonor si podía salir pero salir pero
esta me lo impidió dijo que debería quedarme en la casa, que una muchacha como
yo no seria bien recibido en el pueblo. Su contestación me turbo, que quería
decir exactamente con "una muchacha como tú" era una chica normal y corriente.
Me harte del comportamiento que demostraron ante el hecho que quería salir de la
mansión así que salí por mi cuenta baje por la ventana y penetre en el frondoso
bosque. A pesar de que eran las cinco o seis de la tarde en el bosque parecían
las doce de la noche, hacia un frió helador y la niebla que lo envolvía era
lúgubre y espesa. l o que más extraño fue que no había ningún animal, ni un solo
pajarillo. al seguir avanzando me pareció ver una niña.
- Hola...escucha pequeña sabes si este bosque lleva a algún sitio?
La niña ni se inmuto, se giro y se desvaneció delante de mí, me asuste, y quise
volver a la casa pero en mi marcha no encontré por ninguna parte el sendero por
el cual me había guiado al salir de la mansión, empecé a correr y el pánico se
metió en mi. De pronto choque con algo, estaba entre los brazos de Antonio.
- Estas en peligro, debemos salir de aquí cuanto antes.
- De que estas hablando? no entiendo nada...la niña y el camino han desaparecido
ante mí, que significa esto ?, Quién eres tú en realidad? Responde.
Me pego en la cabeza y perdi el conocimiento. Al despertar estábamos en una
especie de parroquia, por el aspecto que tenia muy antigua.
- Me golpeaste...
- Tuve que hacerlo estabas histérica.
- Bueno considerando lo que me había ocurrido creo que no me lo tome tan mal,
por cierto, donde estamos?
- En una catacumba- dijo con un tono de severidad y tranquilidad que no podía
comprender- no hay ningún cadáver no temas.
- Porque estamos aquí y no hemos vuelto a la mansión?
- No podemos regresar hasta que se haya ocultado el sol, regresaremos al
anochecer.
-Que...que era esa niña y porque desapareció? Acaso solo fue una ilusión? Porque
no había camino?...Cómo me encontraste?
- Te seguí.
- Que?! Pero tu quien te crees que eres, quizás deberías contarme la verdad, me
observas por la noche antes de acostarme, entraste en mi habitación y me dejaste
una guitarra, me impediste entrar en las golfas por un motivo que me ocultes y
ahora me sigues. Quien eres?
No respondí a ninguna de mis preguntas se quedo allí sentado observando cada uno
de mis movimientos. Estuvimos allí encerrados durante tres horas, hasta que el
sol sucumbió y la luna salió. Al volver a ver el bosque de nuevo había resurgido
el camino y volvíamos a la casa. Me dejo en el pie de la ventana y empezó a
andar para marcharse.
-Antonio! -le grite con un tono de dureza, el no se giro- gracias.
Se marcho y yo trepe de nuevo hasta mi habitación, por suerte nadie se percato
de mi escapada pero en realidad lo que menos me preocupaba en ese momento era
que supieran que había salido. Preguntas para las cuales no tenia respuesta
estaban merodeando por mi cabeza, Antonio, esa niña, el bosque y yo misma, que
erramos en realidad. Lo único que tenia claro era que por el momento no volvería
al bosque.Durante la cena no pude evitar preguntar.
-Señor Yongs... La señora Yongs me dijo que no podía abandonar la mansión que
una chica como yo no seria bien recibida en el pueblo, porque?
- Veras- cogió la servilleta y se limpio con delicadeza la boca - nuestra
familia no tiene muy buena reputación entre los aldeanos y por eso reirá
prudente que no fuera. Comprendes?
-Entiendo pero Antonio podría llevarme en el coche al menos a pasear, no bajaría
del automóvil solo quiero ver un poco el paisaje.
- Esta bien pero no bajes del coche.
Ver el paisaje... Soy una mentirosa incorregible lo que en realida quería era
poder hablar con Antonio a solas. Al amanecer baje y me dirigí al vehículo,
Antonio me abrió la puerta trasera pero me negué a entrar, quería estar delante.
Durante los primeros minutos, cuando nos alejamos de la casa no pronuncie
palabra, quería que fuese él quien me dijera algo. Se desvió de la carretera
principal y se metió por un sendero, volvíamos a estar en el bosque, avanzo unos
treinta metros y paro el motor.Se quedo unos segundos inmóvil ante el volante,
en silencio, pensando para si mismo al igual que yo , En esos momentos, después
de que parara el vehículo supe que el sabia que no quería ver el paisaje sino
que me contara una parte de la verdad, aunque en mi interior no solo quería
descubrir aquello que me oculto la noche pasada también quería estar con el,
quería estar a su lado, se convirtió en una necesidad para mi sentir su
presencia, ver que sus ojos me observaban y me protegían.
-Estas lista?
- Lista para que?
- Para saber la verdad, realmente crees que serás lo suficientemente fuerte como
para poder asimilar todo aquello que te ha sudo ocultado desde el día de tu
nacimiento.
- Quiero saber quien soy, quiero saber que esta ocurriendo, quiero saber quien
eres y porque me siento unida a ti.
- Aun no estas preparada, debes hacerte un poco mas fuerte y luego te lo diré
todo.
-Esta bien esperare pero siento que algo me asecha y no me veo con fuerza para
protegerme.
-Por eso estoy yo para cumplir mi deber y estar a tu lado hasta que recuerdes
quien eres.
En ese momento supe que no era como las demás chicas de mi edad y también supe
que Antonio estaba ligado a mi y yo a el de alguna formas mas poderosa que el
simple amor que parecía acercarnos. Volvimos a las casa y el me escolto hasta mi
habitación.
-Lo único que sabes es que puedes confiar en mi verdad?
- Si y no llego a comprender porque, apenas se quien eres.
-Nos conocemos desde hace mucho tiempo.
Me miro con sutileza, sonrió y se marcho. Así que lo que presentí era cierto,
estábamos unidos y el amor formaba parte de nuestra unión. Intentaba comprender
que era lo que ocurría, pensaba y reflexionaba sobre quien era, pero no hallaba
ninguna respuesta diferente de la que había tenido en mente durante años. Era la
hija de un corredor profesional de carreras llamado Henry que murió hace cinco
años y mi madre llamada Caty murió al darme a luz. Eso era yo , ese era mi
pasado, no comprendía que era aquello que se podía ocultar en tan pocos hechos.
Cada vez que intentaba recordad algo fuera de mi vida era doloroso, tenia la
cabeza dolida así que deje de pensar en ello , al menos durante un tiempo.
Era una noche muy hermosa, abrí la ventana y me incline para ver las estrellas.
- Siempre mirando el cielo!
-Antonio! no te habia oído llegar. -Se quedo allí mirando las estrellas y la
luna-
-Es hermosa verdad? - el me miro con expresión de duda- la luna.
-Si pero en su pálido color de opalina se puede apreciar como millones de
secretos aguarda.
-Si también debe guardar el mío solo que no logro encontrarlo y me temo que
jamás lo encuentre.
Antonio me estrecho entre sus brazos y sus dulces manos me acariciaban mis
mejillas sonrojadas, su mano se deslizo con lentitud hasta mi cuello y me lo
acaricio, sus labios los cuales me besaron aquella noche por primera vez, me
recordaban a algo lejano, algo que ya había ocurrido, antes hacia mucho tiempo,
besando mi cuello sentí algo diferente y no fue el candor de unos de sus besos
sino algo discrepante sentí una dulzura extraña y de pronto mi camisa se matizo
de sangre que caía lentamente por mi cuello.Al despertar la mañana siguiente
estaba en mi cama y apenas recordaba algo de lo que habia sucedido. Aun así me
sentía alienada, senita como la sangre iba bombeando mi corazón y no podía
seguir su curso, senita su paso por mi venas. Oía a Jack cantando en la planta
baja mientras cocinaba el pan o como Miranda desplegaba las sabanas blancas para
hacer la cama, incluso me percate del rumor de los pasos de los ratones en las
golfas. Podía oler la sangre de Eleanor y ver como sus arterias se hinchaban
para que pasara la sangre a través de su canal circulatorio. Podía oler el olor
del cigarrillo que Michel se había tomado antes de bajar al salón. Me dolía la
cabeza y estaba aturdida, no tenia hambre ni tampoco sed lo único que quise fue
volver a mi habitación y recostarme de nuevo. Dormí tres días seguidos en los
cuales tuve sueños y sentí emociones extrañas. Mi compañero, una niña entre
llamas, el rumor del viento y la soledad que deja la niebla al pasar. Al
despertar, vi mi rostro, mi pelo era azul cuando había sido castaño y mis ojos
rojos cuando habían sido negros. Había vuelto a ser lo que era en el pasado
aunque no recordaba exactamente que es lo que fui, mis pensamientos, mis
recuerdos eran tan solo imágenes fugaces que aparecían y desaparecían. Baje al
salón, era tarde, todo estaba a oscuras y todos dormían excepto Jack que estaba
en la cocina terminando de limpiar. Me acerque a el sin hacer ruido, muy
sigilosamente, mi corazón empezó a latir y el deseo invadió mi cuerpo y entonces
lo hice le mordí el cuello y chupe su sangre. Mientras le arrebataba la vida el
me miraba y de sus ojos brotaron lagrimas, al liberarle cayo desplomado al suelo
y lo ultimo que pudo hacer fue dar las gracias. Le había matado. No sabia porque
lo había hecho, porque bebí su sangre? Antonio estaba allí y me refugie en sus
brazo.
-Le he matado...le he matado!!!
-No lo has matado le has liberado.
-Esto es lo que soy? un vampiro?
-No, era mucho mas que eso a lo que los humanos llaman un vampiro, tus poderes y
tu fuerza, tanto física como mental van mas allá de todo esto. Eres la
liberación.
-No logro recordar mas que imágenes y sentimientos del pasado, dime la verdad.
- Esta bien. En primer lugar debes saber que tu y yo somos los últimos
descendientes de nuestra raza. Los vampiros tal y como los denominaron los seres
humanos fueron nuestra raza exterminadora. Somos los últimos descendientes de
nuestra especie.
-Que especie?
-No tenemos un nombre pues los humanos nunca han sabido de nosotros. Los
vampiros nos creían una amenaza de modo que no liquidaron lentamente, pero ellos
también sufrieron las perdidas de muchos de los suyos. Pero al pasar los años se
dijo que nacería uno de los nuestros con una gran fuerza y sabiduría y este
seria el ultimo de nuestra especie y junto con su compañero mitad vampiro mitad
de nuestro clan pondría fin a la descendencia tanto nuestra como vampirica. Tu y
yo somos lo elegido para acabar con los vampiros.
-Entonces Michel, Miranda y Eleanor son vampiros.
-Todos excepto Eleanor que es humana. Cada noche le arrebatan algo de vida.
-Y la niña que vi en el bosque que tiene que ver con todo esto ?
-No estoy seguro. Pero debemos salir de aquí antes de que nos encuentren y tu
debes despertar por completo o sino serás una presa fácil.
Antonio me cargo entre sus brazos pues estaba demasiado débil para andar, la
sangre de Jack se estaba filtrando en mi interior y eso me debilitaba. Nos
adentramos en el bosque y volvimos a las catacumbas donde ya habíamos estado
anteriormente, la primera vez que estuve en el bosque. Por mi cabeza seguían
pasando todas aquellas imágenes y ahora parecían tener cierto sentido en mi
mente. Como conocí a Antonio y se convirtió en mi compañero y también recordé
como perecí una noche, una niña rodeada de llamantes llamas doradas estaba
frente a mi y me abatió con solo mover su mano hacia mi. Entonces perecí y
resurgí, mi nombre no era Lisa sino Sashar.
-Michel me adopto para vigilarme, no porque fuera amigo de mi padre sino porque
quería evitar mi resurrección, pero no contó en que tu eras mi compañero pues
mitad de ti es vampirica y no pudo sentir tu amenaza como exterminador.
-Exacto. Vas recordando -Me tomo en sus brazos- Me alegro de que hayas vuelto a
mi lado, después de quince años. Te he echado de menos.
-Yo también te he extrañado, siempre supe que algo y cuando te vi por primera
vez supe que eras tu lo que anhelaba mi corazón.
Ahora que había despertado y estaba con mi compañero, mi amor, debíamos cumplir
con nuestro deber. Volvíamos a la mansión con la intención de acabar con
nuestros enemigos. Al llegar nos estaban esperando de algún modo Michel supo que
yo había despertado. acabo de tomar la ultima gota de sangre que quedaba en el
cuerpo de Eleanor, la pobre mujer cometió el delito de amar a un vampiro por su
belleza y así acabo pereciendo. La primera en atacar fue Miranda pero esta se
paro antes de llegar ante nosotras. Unas llamas doradas inundaron la casa de
fuego y la niña de mis recuerdos, la niña se desvaneció en el bosque estaba
allí, había resurgido de las llamas. Las llamas rodeaban a Michel Y MIranda
estos desaparecieron.
-Han fallado, no han podido detenerte -dijo la niña- En realidad me alegro de
que estés en condiciones de nuevo.
-Quien eres?
-Vaya asi que aun no me recuerdas del todo. Es una lastima que no hayas
despertado completamente, cuando lo hagas tu y yo volveremos a vernos.
Las llamas y la chiquilla sucumbieron, dejando la casa vacía de maldad, solo los
cuerpos de Eleanor y Jack permanecían allí.
-Ella es la líder, Sashar debemos encontrarla y destruirla.
-Si pero si lo hacemos y ella no sigue creando vampiros nosotros también
moriremos.
-Lo se pero es nuestro deber. Lo único que podemos hacer es vagar mientras la
buscamos, exterminando aquellos que se crucen en nuestro camino y así prolongar
su muerte y la nuestra.
-Esta bien.
Antonio y yo partimos entre las tinieblas para seguir con nuestro deber y aunque
se que los humanos sufren a causa de los vampiros y que yo soy de una raza
ejecutora de ellos solo puedo tener fe en que algún DIA Antonio pueda ver que si
los eliminamos nosotros moriremos y eso es algo que quiero evitar a toda costa.
De momento seguimos vagando juntos y puede que algun día llegue la paz a los
humanos a pesar que esta sea a causa de nuestras vidas.
Fin
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(c) _Alexiel_ 2002