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10° Mensaje de la Santísima Virgen.

 

Justamente el día 23 de diciembre de 1993, después de haber transcurrido más de un mes de no haberse manifestado por medio de otros mensajes, la Santísima Virgen hizo llegar por vía de locución su décimo mensaje a través de la hermana Mary Carmen y a las 7:30 p.m. En él la Virgen decía:

 

Hijitos, hijitas: Os pido, abrid las puertas de vuestro corazón y dejad que vuestra Madre os llene de su luz y de su amor.

 

Hijitos míos: Cuántas veces habéis escuchado "la copa se está derramando" y vosotros , hijos e hijas mías, permanecéis ciegos y sordos a mi voz. Vuestra Madre no os obliga, sois libres...

 

Pedid a mi Hijo Jesús que transforme vuestro corazón de piedra en corazón de carne. De vosotros depende la salvación del mundo, en unión con Cristo.

 

Hijitos, hijitas: no provoquéis la ira de Dios. ¡Parad! ¡Parad!.

 

Hijitos, hijitas: En todos los lugares de apari­ciones llegáis buscándome con los ojos del cuerpo, no con los del alma y con los del corazón. Esto hace que se disipe vuestro corazón y no permite el recogimiento interior. Si no me veis con los ojos del alma y del corazón, con tan poca fe ¿Cómo me vais a ver realmente? Si disipáis vuestros espíritus impedís sentirme a vuestro lado y en vuestro cora­zón.

Hijitos míos: escuchad. Me da tristeza ver tan poca fe en vosotras, mis almas consagradas. ¡Dichosos los que creen sin haber visto!. Todos no me podéis ver, pero sí sentirme.

 

A todos os amo por igual. Muy pronto manifestaré a todos la grandeza del Señor, porque así El lo ha querido. Sed obedientes y unios en oración. Debéis preparar vuestros corazones, acrecentad vuestra fe.

 

Aprended a ser pequeños, rechazad la soberbia, ya que ofendéis a vuestro Dios. Aprended la verdadera caridad para con el prójimo. Sostened con las dos manos las enseñanzas que mi Hijo os ha dado y no ocupéis una de ellas con el peso del dinero.

 

Dios os necesita enteramente; vosotros os habéis consagrado a Dios. Buscad el camino de la perfección y la santidad, no las cosas del mundo que os atan a él. Atad vuestra vida a Dios

 

Guardad para siempre este mandamiento en vuestro corazón: amarás al Señor tu Dios con todas

las fuerzas de tu alma, con todo tu corazón, con todo tu espíritu.

 

Hijitos, hijitas: va es hora de que mi advocación como Virgen María. Madre de Mis Almas Consagradas. sea conocida en todo el mundo. Para esto os invito a orar. Sólo así podré entrar en todos los corazones y participar con vosotros en la salvación del mundo.

 

Os cubro con mi manto.

 

Esto lo está diciendo a final de 1993. Es doloroso constatar que 7 años después todavía se está muy lejos del deseo expresado reiteradamente por la Santísima Virgen.

 

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