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Celebración del primer aniversario de la aparición.

 

Llegó de esta manera el primer aniversario, el día 6 de febrero de 1994. Fue un día de gran regocijo. El mismo Sr. Obispo de Los Teques, Monseñor Pío Bello. SJ , pastor a quien pertenecían las ovejas de este rebaño de Carrizal, quiso hacerse presente y celebrar la misa de las 3:00 pm. en el lugar de las apariciones.

 

Llegó una cantidad regular de sacerdotes y estuvieron presentes religiosas de vanas congregaciones y por supuesto había una notable representación de las Siervas de Jesús. Igualmente hubo una representación nutrida de seglares fervorosos y devotos de la Virgen.

 

En algunas casas de las Siervas de Jesús había estado apareciendo escarcha en la iglesia e incluso en los cuartos de las hermanas, muy especialmente en el Colegio Belén de Los Palos Grandes. Aquí era el raro el día en que el altar de la iglesia no aparecía repleto de escarchas, a veces incluso el piso y los bancos y en los cuartos de las hermanas de esta comunidad.

 

La Virgen estaba manifestando que su palabra era cierta y verda­dera, porque lo había prometido desde el día 9 de febrero de 1993. Es por esta razón por la que el Colegio Belén se hizo presente incluso con su banda de guerra para rendir un homenaje y tributo solemnísimo a la Santísima Virgen. así que no es de extrañar la fuerte repre­sentación de Siervas de Jesús que había acudido ese día a la misa de Monseñor Pío Bello.

 

El Sr. Obispo celebró con mucho fervor la santa misa, ya que es un reconocido pastor devoto de la Virgen. No hizo ninguna mención durante su homilía sobre las apariciones, pero supo impartir una catequesis formidable sobre la acción de la gracia en las almas, poniendo a la Santísima Virgen como modelo de persona que aprovecha la lluvia de gracias que Dios Padre derramó en Ella.

 

Todos los presentes sentían la presencia de la Virgen.

 

Precisamente durante este día la Santísima Virgen envió su 12° mensaje, a la misma hora tanto a la hermana Mary Carmen como al Ing. Guillermo Padrón, separados una vez más por la distancia de vanos kilómetros. Y la Virgen se dignó enviarlo en la madrugada a las 2:30 de la mañana. El texto es como sigue:

 

Mis almas consagradas:

 

Hoy acojo con alegría el homenaje que me ofrecéis. Miro a todos con ternura maternal. Os bendigo uno por uno os abrazo y os llevo en mi corazón. Hoy es un día muy hermoso para cada una de mis almas consagradas.

 

Hijitos míos: ¡Qué alegría al veros a todos unidos en el amor de Cristo Jesús en este lugar sagrado de oración y de recogimiento, que Dios ha dispuesto para vosotros! La Divina Providencia derramará abundancia de gracias en cada uno de vosotros y cuidará de que se cumplan todas vuestras peticiones.

La alegría que compartís es también compartida en el cielo.

 

Hijitos, hijitas: He acogido entre mis brazos a todas mis almas consagradas y al Santo Padre, el Papa, lo he tomado de la mano. No faltaré ni de día ni noche, aliviando y compartiendo a vuestro lado el peso de vuestra cruz.

 

A todos he visitado y he dejado pruebas de mi presencia.

 

Escuchad: he visto en vuestros corazones el amor y la alegría de permanecer en este mi bosquecito en oración, al recordar este día lleno de luz y de gracias para vosotros.

 

Hijitos, hijitas: tomad a mis pequeños y en unión con vosotros, venid a mi puerto de salvación todos los viernes y entrad en recogimiento y en oración y celebrad el sacrificio de mi Hijo amado y orad por mis intenciones.

 

Hijitos: he derramado innumerables gracias sobre vosotros aquí reunidos. Estas gracias se traducirán en numerosos frutos de amor y santidad por todas partes. Las almas tienen hambre y sed de justicia y más todavía, de amor. Id a la fuente, sacad de la Fuente de toda gracia y dad a manos llenas lo que mi Hijo Jesús os concede.

 

Os pido que este sitio sea sólo de oración y recogimiento

 

A mis almas escogidas: en unión con Dios y con vuestra Madre, enrumbad vuestras vidas hacia un ideal de sacrificio, mayor que el que habéis pasado. Apegaos a la oración del santo rosario. Sólo así podréis llevar a cabo la misión que les he encomendado. No esperéis ninguna recompensa aquí en la tierra.

 

Llevad esto en vuestro corazón. El día de vuestro llamado os conduciré bajo mi manto al reino de los cielos.

Os tengo en mi corazón.

 

 

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