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MANIPULADORES COTIDIANOS

¿CÓMO LO HACEN?

POR: Juan Carlos Vicente Casado



Como no saben ser asertivos y tienen un intenso miedo a fracasar, recurren a las estrategias agresivas y culpabilizadoras (no olvides, muchas van "con una sonrisa en los labios") para salirse con la suya.

Aquí vale casi todo, pero tampoco necesitan un repertorio amplio. Primero buscarán que te ofrezcas a resolver sus problemas y, si no lo consiguen, te irán apretando cada vez más hasta que cedas.

 

 Dicen los psicólogos conductistas que la conducta se rige por sus consecuencias, reales o anticipadas. Vamos, como me gustaba decir a mí en el bachillerato (aquello del BUP sí que era bueno, no nos hacía falta reválida, no) "nadie hace nada sin motivo".

El motivo de quienes plantean una estrategia manipuladora en su relación para conseguir sus objetivos no es otro que el de tener el nivel más alto de probabilidad de éxito. Intentan garantizarse por todos los medios a su alcance la ausencia de fracaso, y el que en el caso de que sucediese los daños no les salpicasen.

Lo fundamental es la asunción de una estrategia no asertiva. Al no respetar las reglas del juego, e incluso permitirse el lujo de poder definirlas ellos, se sitúan en una situación especialmente cómoda a la hora de plantearse el éxito o el fracaso del intento en función del resultado. Al mismo tiempo, el hecho de que la resolución del problema la lleve a cabo la otra persona les provee de unas espaldas lo suficientemente lejanas como para soportar los golpes sin sentirse dañados. Y si por el contrario la cosa sale bien siempre estarán ellos allí para atribuirse el mérito.

Analiza lo que sientes cuando te relacionas con ellos. Cuando estás acostumbrado a tratarles, te das cuenta que la mayoría te producen alguno de estos sentimientos: Intenso deseo de ayudarles, miedo, culpa, vergüenza o sensación de vacío. Es fácil que... Hacen ver a la persona de quien se quieren aprovechar que es culpable de todo lo que sucede. Si no hace lo que ellos quieren, sufrirá las consecuencias. Pueden hacerlo tanto por delante como por detrás, en cada una de las situaciones buscará objetivos diferentes.Crean que los demás (o ellos mismos) son adivinos.

Cuando uno no sabe, proyecta esa ignorancia en los demás y presupone que "deberían" saberlo.

  • Sean los únicos poseedor de la verdad.
  • Caigan muy bien (o muy mal) al primer contacto. Es muy extraño generar emociones muy intensas. Puede ser que el inconsciente se ponga en guardia.
  • Crean que los demás tienen que resolver todos sus problemas (los de ellos). Claro, así vive de maravilla. Que los demás se esfuercen, que ellos recogen los frutos.
  • No conversen: Impongan o se callen. Al no permitir hablar sobre la relación siente seguridad porque no se pone en duda la verdad, su verdad.
  • Se hagan la víctima. De esta forma inducen culpa en los que les rodean, y los motiva a cooperar.

    Recursos de los manipuladores y estrategias para llevar a la práctica la manipulación son prácticamente lo mismo.

    Proyectar sus aspectos negativos, criticar, difamar, enfadarse o ignorar, y eludir todo tipo de responsabilidades.

    Como veis, nada nuevo.

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    No hace falta ser muy inteligente para convertirse en manipulador. Niños de año y medio ya son capaces de emplear las técnicas básicas, y hacia los siete años la inmensa mayoría posee el repertorio completo.

    Cuando comenzábamos a hablar de la manipulación, planteamos que sólo necesitaban tres formas para hacerlo: Amenazar, criticar o pasar. Estas tres formas se relacionaban con las tácticas de comportamiento no asertiva: La agresividad, activa y pasiva, y la pasividad.

    En las páginas anteriores nos hemos centrado en lo más visible de la manipulación: Cómo emplean las estrategias de comunicación para aplicar esas tres formas de manipular. Ahora, vamos a ver una serie de estrategias intermedias entre las tácticas no asertivas de comportamiento y la comunicación.

    Las estrategias son de pocas clases, con distintos nombres y similares mecanismos de acción: Proyectar sus aspectos negativos, criticar, enfadarse o ignorar, y eludir todo tipo de responsabilidades.

    Los medios que emplean para esto son:

     El lenguaje implicacional: Traspasar la responsabilidad. Ya hemos visto algunos ejemplos de cómo se expresan haciendo que sean los demás quienes asumen la responsabilidad por ellos. A esto lo he llamado "lenguaje implicacional".

    • "Tú mismo". También se puede traspasar la responsabilidad inhibiéndose, dejando claro que es la otra parte quien tiene que actuar.
    • "Nunca" tienen nada que perder. Al no arriesgar en la relación, el que pierde siempre es el otro. Sí que tienen algo que perder: El esclavo.
    • La proyección: Atribuir a los otros sus características, intenciones, deseos... negativos.
    • Ignorarte. Una forma cruel de maltrato psíquico, en el que te minimizan hasta el máximo.
    • Enfadarse. Una de las técnicas más efectivas para hacer sentir culpa. Y de sentirse culpable a actuar de la forma deseada por el culpabilizador...
    • Son los amos de la realidad. Sólo su punto de vista es el correcto. Ya vimos qué hábiles son para definir las reglas.
    • La difamación: Contar historias negativas sobre la persona-objetivo.

      Aunque parecen fuertes y poderosos, son como un decorado de cartón piedra.


      Sus puntos débiles son:

      • Su historia de aprendizaje deficitaria con malos tratos o abandono.
      • Muy inseguros y con baja autoestima, aunque lo ocultan.
      • Temor a la evaluación social.

     

    •  Tienen una historia de aprendizaje deficitaria: Ellos o sus padres pueden haber sufrido malos tratos físicos, psíquicos o abandono precoz, sea físico o emocional. Tal vez perdieron a la madre demasiado pronto (o esto sucedió en dos generaciones anteriores), o quizás uno de sus padres tenía un trastorno grave de personalidad, o sufrieron otras experiencias traumáticas. Puede que simplemente fuesen ese hijo o hija al que sus padres nunca hicieron demasiado caso, o a quien cargaron con responsabilidades antes de tiempo.

    Cuando intentas hablar de emociones con ellos tienes una sensación como "de vacío". Aunque socialmente parezcan encantadores, o por lo menos educados, si los sacas de los tópicos no saben hablar de sentimientos positivos, porque en su infancia, o bien no hubo nadie que pudiera enseñarles, o lo único que pudieron adquirir fue miedo, un miedo visceral y atroz que les consume por dentro. Por supuesto, lo negarán y proyectarán. 

    No es que no hayan tenido historia de aprendizaje: La vida pasa por igual para todos. Lo que sucede es que nadie les ha enseñado valores como la tolerancia, el respeto al otro o el amor no comercial. 

    • Les falta confianza en ellos mismos. Aparentan una autoestima de la que carecen. Son personas muy inseguras. Se sienten incómodos en todo tipo de relaciones, así que proyectan en los otros esa inseguridad y la compensan intentando hacer ver que sólo ellos son los que tienen la verdad.

    Muestran intolerancia, dogmatismo, crítica destructiva e incluso agresividad física y verbal cuando su posición parece verse amenazada. Y también un deseo casi compulsivo de enterarse de todo para que la situación no se les escape de su control.

     Sienten miedo ante la evaluación social. Necesitan dar una buena imagen. La inseguridad les lleva a ser muy temerosos en sus relaciones sociales. Aunque aparenten todo lo contrario, tienen un miedo atroz a la evaluación y se ponen nerviosísimos cuando se encuentran en un medio social amplio.

    Temen al ridículo como a la peste, y cambian por completo cuando están rodeados de otras personas, al menos al principio. Después evitan activamente estas situaciones, y para justificarse se cabrean por cualquier cosa cuando se encuentran en una de ellas y juran no volver más, o bien vuelven a utilizar su proyección favorita y están constantemente criticando los errores que cometen sus personas significativas.


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