PÁGINA DE ORIENTACIÓN EDUCATIVA DE MªPILAR ALCAIDE GUINDO, CATEDRÁTICA DE FILOSOFÍA Y ORIENTADORA
HISTORIAS DEL PROFESOR DON PRÁXEDES PÉREZ Y PÉREZ (Crítica ácida a los sistemas educativos españoles del siglo XX. Una defensa de la vida, la paz, la juventud y la infancia).
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OBSERVACIONES PRELIMINARES SOBRE LA ANSIEDAD POR M. GUINDO
La mayoría de los alumnos que se acercan a mi despacho con problemas de ansiedad, sobre todo si es ansiedad generalizada y si llevan ya un largo tiempo padeciendo los malestares y problemas que provoca la angustia, lo hacen con un autoconcepto desvirtuado y salido de sus propios cauces, para mal. Esa baja autoestima añadida a la culpabilidad que les atribuye la sociedad, el sistema sanitario, el sistema educativo, la familia, incluso la propia pareja, propia de todos aquellos que padecen alguna de las mal llamadas enfermedades mentales , no hacen más que empeorar la situación, presentándonos a un individuo no solo angustiado o enfermo de ansiedad a causa del mal funcionamiento en la producción de sustancias que actúan como neurotransmisores y que preservan el buen funcionamiento orgánico del cerebro, sino un enfermo que podríamos definir como social por su inadaptación, por su desconfianza, por su malestar, su irritabilidad, etc... Todo ello redunda en la mala solución que tiene el asunto, pues si el diagnóstico y la medicación son acertados, cosa que pasa pocas veces, por desgracia, el entorno se encarga de seguir machacando al paciente, quien puede recaer esta vez a causa exclusivamente del maltrato recibido. Si por su parte el entorno es favorable, pero tenemos un mal diagnóstico y como consecuencia, un tratamiento equivocado, entonces no hay nada de que hablar, pues para romper el círculo vicioso, más bien en forma de espiral, en el que el paciente cae la mayor parte de las veces, esto es: mal funcionamiento neuroquímico que provoca angustia y mucho malestar que provoca a su vez irritabilidad y deteriora las habilidades sociales, deterioro que trae consigo enfados, conflictos, despidos, acosos, burlas etc... situación que en suma empeora el estado de salud del paciente, cuyo organismo desestabilizado produce cada vez menos sustancias beneficiosas para el equilibrio personal y entra en un círculo superior donde el malestar es todavía mayor y el rechazo social, más patógeno. Es por tanto primordial un buen diagnóstico que nos permita la medicación adecuada sin la cual, poco se puede hacer. Son muy contados los casos en los que la simple mejora del apoyo social, médico, educativo y familiar, provocan una reacción natural en el organismo, produciendo las sustancias que hacen falta y la curación espontánea de la enfermedad ya instalada. Además, incluso en estos pocos casos es muy frecuente la reincidencia en los síntomas y la reaparición del síndrome. Así que un buen diagnóstico seguido de un tratamiento adecuado es el principio por el que todo tratamiento psiquiátrico debe empezar. Bien es verdad que la psicoterapia puede considerarse inocua (yo diría que no tanto) y por tanto exenta de posibles responsabilidades por mala praxis y desde luego, mucho más lucrativa para los profesionales que ejercen en el ámbito privado. Prescribir exclusivamente psicoterapia es algo que pertenece al pasado, por suerte, al menos en la mayoria de los tratamientos. Pero la frecuencia y prontitud con que se suele prescribir la terapia mixta, esto es: psicoterapia más tratamiento químico, creo que no responde a las verdaderas necesidades, sobre todo porque para que la psicoterapia haga sus efectos, necesitamos un individo suficientemente mejorado como para poder hacerle comprender la diferencia entre pensamientos racionales y pensamientos que no lo son, entre pensamientos constructivos, aunque sean negativos y pensamientos destructivos de la personalidad, aunque tengan la apariencia de pensamientos positivos. Necesitamos un enfermo suficientemente alejado del dolor que provoca la angustia permanente para poder darle un atisbo de esperanza y transmitirle mensajes de vida y no de caos y de muerte. La psicoterapia cognitiva puede ser un complemento excelente en una terapia para la ansiedad, siempre y cuando se hayan dado unos cuantos supuestos previos: - Diagnóstico correcto - Tratamiento farmacológico consecuente - Que haya transcurrido el tiempo mínimo necesario para la acomodación de los medicamentos al organismo y la percepción de sus efectos beneficiosos. Este tiempo puede ser de cuatro o seis semanas, según los casos. - A partir de este momento la terapia cognitiva, despejada de elementos conductistas que impliquen de alguna forma un castigo para el paciente, puede resultar de tanta ayuda como la ingesta diaria de la medicación pautada por el médico, dos elementos imprescindibles de la terapia para la curación efectiva y duradera de la enfermedad. No tomarse como una perogrullada la afirmación de que un diagnóstico correcto es absolutamente imprescindible (como si esa condición se cumpliera generalizadamente) y ser consciente del número excesivo de pacientes que llevan años recibiendo una terapia demasiado ambigua y poco eficaz y sin saber siquiera qué enfermedad padecen, redundará en una mejor praxis médica en torno a los trastornos de la conducta o las enfermedades psiquiátricas, lo cuales sin un apoyo fuerte y decidido del sistema sanitario, contribuyen como factor esencial al malestar social e individual de un porcentaje cada vez más alto de personas.
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Huida/Evitación: Evitas situaciones de la vida diaria o escapas de ellas si te las encuentras de forma imprevista. Respuestas psicofisiológicas: Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca; Sudoración; Temblores o sacudidas; Sensación de ahogo o falta de aliento; Sensación de atragantarte; Opresión o malestar torácico; Náuseas o molestias abdominales; Inestabilidad, mareo o desmayo; Sensación de irrealidad o de estar separado de ti mismo; Sensación de embotamiento, desapego o ausencia de reactividad emocional; Falta de concentración o sensación de mente en blanco; Aturdimiento respecto al entorno; Irritabilidad sin motivo; tensión muscular sin motivo; Dificultad para conciliar el sueño al acostarte; Sensación de no haber descansado al levantarte por la mañana; Inquietud o impaciencia frecuentes Fatiga fácil y sin motivo; Sensación de entumecimiento o de hormigueo; Escalofríos o sofocos Sensación de pérdida de control: Miedo a perder el control o a volverte loco; Miedo a hacerte daño a ti mismo o a los demás en un arrebato incontrolable; Miedo a hacer algo sin poderte controlar Miedos: Miedo a tener un infarto de miocardio; Miedo a morir tu o algún ser querido, o a que ocurra alguna desgracia; Miedo a estar solo o con demasiadas personas; Miedo a atragantarte, a tener vómitos, a producir demasiada o poca saliva, a cerrar demasiado o poco los párpados, a respirar demasiado o con poca frecuencia; Miedo a estar en sitios muy grandes o muy pequeños; Miedo a estar con gente; Miedo a viajar en automóvil, en tren, en avión, en bus o a subirte en ascensores; Miedo a objetos concretos, a personas determinadas o a situaciones específicas; Miedo a animales, a la administración de inyecciones o a la visión de sangre; Temor intenso a tener crisis de ansiedad; Miedo a volverte loco o a perder la cabeza; Preocupaciones irracionales por cosas de la vida cotidiana; Horror intenso ante el recuerdo permanente a lo largo de meses o años de un acontecimiento traumático (un accidente, muerte o amenazas reales) Pensamientos repetitivos: Pensamientos, impulsos o imágenes que aparecen en tu cabeza y no las puedes evitar; Comportamientos irracionales (lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones, etc.); Acciones repetitivas de acuerdo con determinadas reglas (rezar de determinada manera, contar o sumar matrículas de automóviles, pisar las baldosas al andar por la calle.
La característica principal de la ansiedad es que, poco a poco, se generaliza y cada vez hay más cosas que producen ansiedad. ¿Y en qué consiste el método para eliminar la ansiedad? ¿Se ha fijado alguna vez cómo hacemos para pensar? Nos ponemos en comunicación con el mundo a través de los sentidos. También pensamos a través de los sentidos: vemos, oímos o sentimos cosas en nuestro interior. No es posible sentir sin pensar. Primero pensamos y después sentimos. La ansiedad se produce porque el cerebro interpreta que hay un peligro para usted a través de sus pensamientos. Si usted piensa que el ascensor se va a caer y su cerebro interpreta que es verdad, inmediatamente le enviará síntomas de ansiedad. A mi también me pasaría. El problema está en que algunos de los pensamientos que usted tiene, los hace de tal manera, que su cerebro interpreta cosas que no son reales. Si mi cerebro se cree que algo grave va a ocurrir pone en marcha mecanismos de defensa (la ansiedad). Ese pensamiento desencadenante del proceso de ansiedad puede ser una imagen mental (de usted mismo o de otra persona o situación), un sonido (su propia voz, las palabras de alguien, un ruido o música...), o una sensación en el cuerpo (un cosquilleo, frío o calor...) El secreto está en saber cambiar la interpretación que el cerebro hace de esos pensamientos. 1. Piense en algo que le produce malestar y que sea una imagen mental. Ya sé que nunca se ha puesto a pensar cómo hace para pensar, pero no se preocupe: está en buenas manos. 2. En esa imagen, ¿se ve así mismo o ve lo que tiene enfrente? 3. Si se ve así mismo, cambie la imagen con su imaginación y piense en ella como si estuviera viendo la imagen a través de sus propios ojos (y, por lo tanto, deje de verse a sí mismo). Si está viendo la imagen que le produce malestar desde sus propios ojos (sin verse a si mismo), cámbiela y véase a sí mismo desde fuera. 4. ¿Qué ha pasado? ¿Ha cambiado la sensación? Yo le voy a enseñar: 1. Cómo funciona su cerebro Llevo más de veinte años trabajando como psicólogo y nunca me he encontrado a dos personas que pensaran con las mismas características. 2. Cómo hace su cerebro para estar bien, tranquilo, a gusto Necesitamos saber cómo hace su cerebro para estar tranquilo, porque así podremos compararlo con el modelo que utiliza cuando se produce la ansiedad. 3. Cómo hace su cerebro para interpretar, erróneamente, que algo es peligroso para usted. Esta es la clave del asunto, ya que su cerebro hace un determinado tipo de pensamientos de tal forma que los interpreta como peligrosos. Por eso envía la ansiedad, como una forma de defensa. 4. Cómo automatizar el cambio Una vez sepamos cómo hace su cerebro para estar bien y cómo lo hace para tener ansiedad, utilizaremos técnicas de cambio rápido y automatizaremos esas técnicas para que nunca más vuelva a pasar. 5. Cómo prevenir que nunca más vuelva a pasar Uno de los mayores miedos de las personas que tienen ansiedad es el miedo al miedo, es decir, miedo a que vuelva a pasar. También le explicaré cómo hacer para que usted aprenda a cortar automáticamente cualquier amago de malestar. Ricardo Ros Psicólogo clínico, Colegiado N-00736
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La fórmula terapeútica para eliminar la ansiedad desde el ámbito de la terapia cognitiva, según el método de eliminación de la ansiedad del psicólogo:
Ricardo Ros
Psicólogo clínico, Colegiado N-00736
El control de la ansiedad, miedo, depresion, pánico, fobia, angustia, síntomas de ansiedad, superar ansiedad, trastornos de ansiedad, vencer ansiedad.
Piensa en lo que te ocurre. No te preocupes,
estas en buenas manos, no te va a pasar nada.
Pensar en eso, ¿te produce un cierto malestar
ahora mismo? ¿Es algo que ves? ¿Es una imagen
tuya o de otras personas? ¿O es algo que
escuchas dentro de tu cabeza? Quizás sea tu
propia voz diciéndote algo, como cuando
reflexionas. O quizás sea la voz de otra u otras
personas. También puede haber algún ruido o
música. ¿O es algo que sientes en alguna parte
de tu cuerpo? Eso que te ocurre, ¿tiene sabor o
un olor determinado? ¿O es una mezcla de todos
esos componentes? Ves una imagen que tiene
sonido y también sientes algo, como, por
ejemplo, una bola en la boca del estómago?
Me has dicho que
cuando piensas en lo que te produce malestar
haces imágenes. Son imágenes mentales, en tu
cabeza. Si yo te digo "piensa en la Torre
Eiffel", en tu cabeza se forma una imagen de esa
torre. Cuando piensas en lo que te ocurre haces
una imagen también en tu cabeza, ¿no es eso? Fíjate ahora si tú
estas en esa imagen, si te ves a ti mismo, o si
no te ves a ti mismo, sino a los demás, sin
verte a ti mismo. Te lo explico mejor. Puedes
ver tu imagen, tu cara, tu cuerpo o puedes ver a
través de tus ojos, todo lo que hay en el
exterior. Cuando tú miras a través de tus ojos,
no te ves a ti mismo, sino sólo lo que hay fuera
de ti (puedes ver tus manos, pero no tus ojos).
Existen, por lo tanto, dos posibilidades. Que la
imagen que haces de lo que te ocurre sea una
imagen en la que aparece una imagen tuya, o bien
que sea tal como lo ves cuando miras a través de
tus ojos. Cuando piensas en una imagen en la que
ves a través de tus ojos, pero no te ves a ti
mismo, hablamos de imagen asociada. Una imagen
disociada es cuando te ves a ti mismo en esa
imagen como si fuera otra persona la que está
viendo esa imagen. Para poder ayudarte es muy
importante que distingas entre estos dos tipos
de imágenes. Fíjate bien en esta
imagen. Imaginemos que tú eres la persona rubia
que está a la izquierda. Estás hablando con la
otra persona morena que está a la derecha de la
imagen. En este caso, tú que eres la persona
rubia estás viendo la imagen desde fuera de tus
ojos, puesto que ves a la persona morena pero
también te ves a ti mismo desde fuera. Y observa la
diferencia con esta otra imagen que viene a
continuación. Tú sigues siendo la
persona rubia, pero como estás viendo a través
de tus ojos, no te ves a ti mismo, sino que ves
únicamente a la otra persona. Esta
es una imagen asociada Primero te voy a
dar instrucciones para el segundo caso, si lo
que estas haciendo es una imagen asociada en la
que fuera como si vieras a través de tus ojos,
sin verte a ti mismo. Presta atención.
Lo primero que
quiero pedirte es que imagines otra imagen en la
que estas bien, con tranquilidad. Puede ser una
imagen hace mucho o poco tiempo, cuando tú
quieras. Pero necesito que esa imagen sea
disociada. O sea, una imagen en la que te ves a
ti mismo y en la que te encuentras bien, a
gusto, con tranquilidad, paseando, un día de
excursión, una fiesta de cumpleaños, lo que
quieras, con tal de que te veas a ti mismo
disfrutando de ese acontecimiento. Te dejo
tiempo para que busques esa imagen. Si miras
hacia arriba te será mucho más fácil
encontrarla. ¿La tienes? Muy
bien. Se trata de una imagen en la que te
sientes bien. Y notas que te sientes bien al
recordarla. Voy a darte
instrucciones para descodificar el pensamiento
que te produce ansiedad. Piensa primero en la
imagen mala. Recuerda que todo lo estamos
haciendo con la imaginación. Y con la
imaginación podemos hacer cualquier cosa. No
existen fronteras para nuestra imaginación. Y tu
tienes mucha. Ponle brillo a la
imagen mala y trata de sentir en toda su
intensidad esa mala sensación. En la televisión,
a veces, acercan o alejan una imagen o dividen
la pantalla en pantallitas más pequeñas, ¿lo
recuerdas?. Bien, pues una vez tengas la imagen
mala con todo su malestar, abre una pantallita
más pequeña en la que quiero que proyectes la
otra imagen buena, esa en la que te sientes
especialmente bien. Esa imagen
posiblemente este más borrosa o desenfocada. Es
lógico, es pequeña. Pero quiero pedirte que
rápidamente, en menos de un segundo, amplíes esa
imagen buena hasta tapar a la otra, a la mala. Y
mantén así, la imagen buena, durante cinco o
seis segundos. Obsérvalo en las imágenes que
encontrarás en las siguientes páginas:
Te lo voy a
repetir. Imagina la imagen mala y trata de
sentir lo máximo posible ese malestar. Cuando lo
tengas, abre una pantallita en una esquina y
proyecta la imagen buena. Y entonces,
rápidamente, en menos de un segundo, amplía esa
imagen buena hasta ocupar toda la pantalla y
tapar, por lo tanto a la mala. Puedes ocupar
todo el tiempo que quieras en tratar de sentir
la sensación mala, pero lo más importante es que
en cuanto tengas la imagen buena en una esquina,
rápidamente la hagas grande. Hazlo, por favor
una sola vez. Te dejo tiempo. Recuerda hacerlo
una sola vez. Muy bien. Ya lo has
hecho una sola vez. ¿Ha sido difícil? Si ha sido
difícil también puedes hacerlo de otras maneras.
Por ejemplo, a veces, en la televisión, una
pantalla gira sobre sí misma, como sobre un eje
vertical, y cuando aparece el otro lado de la
pantalla, la imagen ha cambiado. Otras veces,
toda la imagen se concentra rápidamente en un
punto central y después, también rápidamente,
ese punto se convierte en otra imagen. Cualquier
fórmula nos sirve. De acuerdo, vuelve
a hacerlo. Pero hazlo, por favor, una sola vez. Te pido que lo
hagas una sola vez, porque quiero que el cambio
en las imágenes sea siempre en una sola
dirección. ¿Recuerdas la película "Regreso al
futuro", en la que las escenas se repetían una y
otra vez? Eso es lo que quiero pedirte, que
repitas lo mismo, en una sola dirección, una
tercera vez. Hazlo, te dejo tiempo. Estupendo. Supongo
que esta tercera vez ya ha sido más fácil. Esto
es como un viaje. ¿Dónde es el sitio al que has
viajado más alejado de tu domicilio? ¿Lo
recuerdas? Muy bien. Haz lo mismo por
cuarta vez. Pero recuerda, una sola vez, en una
sola dirección. Cada vez es más
fácil, ¿verdad?. Ese sitio alejado de tu
domicilio en el que estuviste una vez, ¿era
bonito? ¿Qué es lo que más te gustó?. Ahora quiero
pedirte que lo hagas por quinta y última vez. Muy bien. ¿Qué ha
pasado con la sensación que te producía malestar
a medida que lo has ido haciendo? ¿Ha cambiado?
¿Ha dejado de molestarte? ¿Quizás deberías
hacerlo alguna vez más? Pero recuerda que no
quiero que lo hagas más que en una sola
dirección. Hazlo una vez, piensa en otra cosa y
vuelve a hacerlo. Ahora vamos a hacer
un ejercicio en el caso de que la imagen que te
produce malestar sea una imagen disociada, en la
que te ves a ti mismo. ¿Estas preparado? De
acuerdo. Piensa en alguna otra situación en la
que te hayas encontrado a gusto, muy bien.
Necesito que pienses en alguna imagen que sea
también disociada, en la que te veas a ti mismo
en un momento agradable. ¿La tienes? Vamos a comparar
las dos imágenes, la mala que te produce
malestar y la imagen buena que te produce
bienestar. Lo que yo te digo no quiere decir que
pase, sólo te lo pregunto. ¿En cuál de las dos
imágenes hay más luz? [...]
TERAPIA RACIONAL EMOTIVA Por Ana Muñoz En el funcionamiento humano
existen tres aspectos psicológicos principales: pensamientos,
sentimientos y conductas. Estos tres aspectos están
interrelacionados, de modo que los cambios en uno producen cambios en
otro. Si las personas cambian el modo en que piensan acerca de las
cosas, el mundo o sí mismas, sentirán de modo diferente y se
comportarán de diferente manera. Por ejemplo, si después de
un fracaso en una tarea, piensas: "soy un inútil que no hace nada
bien; no vale la pena ni intentarlo", tus emociones y tu conducta
serán muy diferentes que si piensas: "bueno, he fracasado en esto,
pero eso no me convierte en un inútil, solo en un ser humano que
comete errores, como todos los demás; veré lo que puedo hacer para
arreglarlo". En el primer caso, no es de extrañar que aparezcan
sentimientos de depresión y que tu comportamiento sea de abandono,
mientras que en el segundo caso, puedes sentir preocupación o cierta
tristeza, pero estas emociones no serán lo bastante intensas e incapacitantes como para impedirte solucionar el problema, seguir
adelante y aprender cómo hacerlo mejor la próxima vez. La terapia racional emotiva
trata, por tanto, con las causas de las emociones humanas.
Los seis principios de la terapia racional emotiva 1. El pensamiento es el principal
determinante de las emociones humanas. Los acontecimientos o las demás
personas, aunque pueden contribuir, no nos hacen sentir mal o
bien, sino que lo hacemos nosotros mismos en función de cómo
interpretemos los acontecimientos y las cosas que pasen por nuestra
mente. 2. El pensamiento disfuncional es
la principal causa del malestar emocional. Es decir, si al ir una mañana al
trabajo, te encuentras con que tu coche tiene una rueda pinchada,
depende de ti sentirte furioso (pensando lo injusto que es, la mala suerte que
tienes, etc) o ansioso (pensando que vas a llegar tarde, tu jefe se
enfadará, pensará en despedirte...) o simplemente contrariado (pensando "qué se
le va a hacer, tendré que cambiar la rueda y afrontar la
consecuencias lo mejor que pueda"). De la misma manera, si, ante la
existencia de cualquier problema emocional, como ansiedad, agorafobia,
problemas de pareja, etc. analizamos lo que pasa por la mente de esa
persona en cada momento, veremos cómo lo que se dice a sí misma está
provocando que se sienta de un modo u otro y manteniendo su
psicopatología. 3. Debido a que sentimos en función
de lo que pensamos, para acabar con un problema emocional, tenemos que
empezar haciendo un análisis de nuestros pensamientos. Si la
psicopatología es producto del pensamiento irracional, lo mejor que
podemos hacer es cambiar ese pensamiento. De hecho, es lo único que
podemos cambiar, ya que no podemos cambiar directamente las emociones
ni dejar de sentirnos mal sólo porque lo deseemos. 4. Múltiples factores, tanto genéticos
como las influencias ambientales (educación, etc.) se encuentran en el
origen del pensamiento irracional y la psicopatología. De hecho, los
seres humanos, parecemos tener una tendencia natural hacia el
pensamiento irracional (no constructivo) y la cultura en que vivimos moldea el contenido
específico de esas creencias. 5. A pesar de la existencia de
influencias del pasado en la psicopatología, la terapia racional emotiva
enfatiza las influencias presentes, ya que son las responsables de que
el malestar haya continuado a través del tiempo, a pesar de que las
influencias pasadas hayan dejado de existir. La causa principal del
malestar emocional no tiene que ver con el modo en que fueron
adquiridas esas creencias o modos de interpretar la realidad
sino con el hecho de seguir manteniéndolos en el presente. Así, si una persona
evalúa su modo de pensar y lo cambia en el presente, su
funcionamiento y sentimientos serán muy diferentes. Es decir, no es
imprescindible (auque puede ayudar) ir al origen ni descubrir qué sucedió en el pasado, pues
podemos trabajar directamente en el momento presente. 6. Aunque las creencias se puedan
cambiar, ese cambio no va a suceder necesariamente con facilidad. Las
creencias irracionales se cambian mediante un esfuerzo activo y
persistente para reconocerlas, retarlas y modificarlas, lo cual
constituye la tarea de la terapia racional emotiva.
Un ejemplo Sin embargo, las verdaderas
creencias irracionales consisten en la evaluación que hacemos de
estas inferencias. Por ejemplo, si piensas: "no me ha saludado
porque le caigo mal y eso me trae sin cuidado", sentirás de un
modo diferente que si piensas "no me ha saludado porque le caigo
mal, lo que demuestra que no gusto nadie".
El trabajo principal de la terapia racional emotiva es llegar hasta
estas creencias evaluativas, que constituyen el corazón de las
creencias irracionales.
Emociones negativas adecuadas e inadecuadas
Las emociones negativas
adecuadas son aquellas que tienden a darse cuando los deseos y
preferencias humanas se ven bloqueados y frustrados, y ayudan a las
personas a minimizar o eliminar el problema. Es decir, nos ponen en
marcha para solucionarlo. Entre ellas se encuentran la preocupación,
la tristeza, el enfado, el remordimiento, el pudor y la decepción. La terapia racional emotiva
ayuda a las personas a sustituir sus emociones negativas inadecuadas
por emociones negativas adecuadas, de modo que, ante una situación
conflictiva, en vez de sentir una ansiedad paralizante, por ejemplo,
pueda sentir solamente una preocupación que le lleve a resolver el
problema.
Emociones positivas adecuadas e inadecuadas
Las emociones positivas
adecuadas son el resultado de la la satisfacción de los deseos, metas
e ideales humanos. Incluyen el amor, el placer, la curiosidad, la
felicidad...
Los síntomas secundarios
La terapia 1. Descubrir las creencias que están
en la base de los problemas y ver claramente que son ilógicas, no
realistas y que causan malestar. 2.Aprender a debatir esas
creencias y demostrarse a sí mismo cómo y por qué no están claras. 3. Discriminar las creencias
irracionales y no constructivas de las racionales y constructivas, mostrando cómo estas últimas
conducen a mejores resultados. Cambiar las creencias irracionales por
creencias racionales.
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En el apartado sobre el
tratamiento de la
depresión
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PÁGINA DE ORIENTACIÓN EDUCATIVA DE MªPILAR ALCAIDE GUINDO, CATEDRATICA DE FILOSOFÍA Y ORIENTADORA
Esta
es una imagen disociada
La imagen buena tapa finalmente a la mala
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