SZMOLKA CLARES, JOSÉ; Aproximación al Andalucismo Giennense. El proyecto de Estatuto Regional de Andalucia y Jaén (1931-1936).. en: A.A.V.V. ACTAS DEL PRIMER CONGRESO SOBRE EL ANDALUCISMO ANDALUZ, Sevilla, Blas Infante, 1983. Pg. 279-298

El arraigo y desarrollo del sentimiento andalucista en Jaén es tan débil y escaso como -salvo alguna excepción- en el resto de Andalucía. Ello no obsta, sin embargo, para que desde los primeros momentos pueden hallarse actitudes claramente andalucistas como evidentes testimonios de que el andalucismo no fue desconocido por las gentes del Santo Reino.

Dejando al margen hitos seudoandalucistas como la Junta Suprema de Andújar de 1835, la primera referencia cierta a este proceso es la creación del Centro Andaluz el 29 de Noviembre de 1917. Fue su presidente Pedro de las Parras y entre sus miembros hemos de recordar a Lázaro Lázaro, Inocente Fe, que mantuvo relaciones muy estrechas con Blas Infante, Emílío Alvarez, Juan García Jiménez, Manuel Rosi y Rafael Montero (1).

El 22 de Enero de 1918, pocos días después de la Asamblea de Ronda, los andalucistas giennenses se presentaron públicamente en un mitin celebrado en el Teatro Cervantes, bajo los auspicios de Blas Infante y con la presencia de los regionalistas catalanes Francesc Cambó y Pere Muntanyola, ex-teniente de alcalde de Barcelona.

Algo más tarde, el incipiente movimiento recibiría un considerable impulso con la forzada venida a estas tierras de Eugenio García Nielfa. El director de la revista «Andalucía» tuvo ocasión, en su destierro de Valdepeñas de Jaén, de entrar en contacto no sólo con sus correligionarios, sino también con la realidad giennense tanto socioeconómica como política. Precisamente en uno de esos contactos -la entrevista que concedió al destacado dirigente socialista Ramón de la Moneda para «La Internacional»- se puso de maniflesto la crónica ambigüedad del PSOE ante el andalucismo así como la especificidad del regionalismo andaluz, no siempre bien calibrada, aunque sí presentida, por sus seguidores. En este sentido el socialista giennense no ocultaba sus simpatías por García Nielfa y sus ideales pero consideraba que sería «muy dificil romper la indiferencia de los pueblos andaluces hacia este movimiento; es muy fuerte, muy acusada, la lucha de clases y ella absorbe el interés de las gentes, tanto defensiva como ofensivamente» (2).

Fuera por la presencia de García Nielfa, fuera por la madurez que había adquirido el grupo liderado por Pedro de las Parras, en 1919 el Santo Reino registró una importante actividad andalucista. De esta manera, los directivos del Centro Andaluz de Jaén serán los únicos que, junto a Blas Infante y los dirigentes cordobeses, firmen el importante «Manifiesto» de Córdoba en Enero de 1919 (3), base de la Asamblea que tres meses después se celebró en la misma ciudad y en la que Pedro de las Parras tuvo una destacada intervención.

La asunción del poder por el general Primo de Rivera, a pesar de las iniciales esperanzas que despertó su acción, puso fin a este proceso y abrió un paréntesis que no se cerraría hasta la proclamación de la Segunda República. De esta manera concluia un período en que tras unos iniciales momentos de búsqueda de simples objetivos regionalistas y modemizadores, de clara raigambre burguesa, se pasa a una etapa más radical, claramente nacionalista, aunque -como ha señalado J. A. Lacomba (4)- prime aún lo cultural, en su más amplio sentido, sobre lo puramente político.

1. La coyuntura favorable de 1931

El cambio de régimen abrió nuevas perspectivas para el andalucismo. Los acuerdos del Pacto de San Sebastián, de Agosto de 1930, se plasmarían, llegado su momento, en el título 1, artículo 11, de la nueva Constitución al permitir la creación de regiones autónomas.

Los andalucistas, conscientes de su escasa implantación a nivel popular, canalizarán su esfuerzo a través de las instituciones oficiales, especialmente de las Comisiones Gestoras de las Diputaciones Provinciales, organismos formados, salvo excepciones, por personas ajenas e incluso contrarias al espíritu andalucista. Esta circunstancia será fundamental para explicar las peculiaridades negativas del andalucismo republicano y la clave principal de su fracaso.

Los preparativos de la Asamblea de Córdoba

Jaén, como el resto de las provincias andaluzas, participará de este nuevo andalucismo coyuntural y oficialista, la única vía posible por el momento. El proceso se va a poner en marcha pausadamente y sin gran entusiasmo. La Comisión Gestora de la Diputación Provincial, en la sesión del 26 de Junio, acordó aceptar la invitación hecha por su homóloga hispalense para la reunión que tendría lugar el 6 de Julio en Sevilla. Se designaron como representantes de la provincia al diputado Manuel García Pérez y, sorprendentemente, «al notario de Sevilla, D. Bias Infante» (5). La inclusión del padre de la patria andaluza más que sorprendente resulta harto significativo, pues pone de manifiesto la desconexión entre los nuevos andalucistas y la vieja guardia giennense que, aunque escasa en número, contaba con hombres de entidad suficiente para representar a la provincia.

El 6 de Julio se celebró la primera reunión preparatoria. En ella se acordó la necesidad de iniciar los trabajos que condujeran a la elaboración de un Estatuto Regional, se nombró una ponencia encargada de redactar las bases de ese Estatuto, ponencia integrada por los representantes de Jaén, Málaga y Cádiz, y se elaboró un cuestionario para que los ayuntamientos y demás organismos andaluces expusieran sus ideas en tomo al proyecto. La Corporación Provincial giennense, en virtud de estos acuerdos, imprimió doscientos ejemplares del Dictamen de la ponencia que fueron remitidos a todas las corporaciones locales, Cámara de Comercio, Colegios de Abogados, Médicos y Farmacéuticos, asociaciones políticas y profesionales y otras entidades análogas (6). El sentido de la mayoría de las respuestas, que por otro lado no fueron muchas, resultó descorazonador al demostrar que Jaén -al menos a nivel de instituciones y fuerzas vivas era indiferente, cuando no hostil, a la cuestión autonómica.

Paralelamente a los trabajos de la Comisión Organizadora se realiza una campaña de propaganda y concienciación, también con carácter oficial, que abarca las más variadas facetas y en la que se intenta involucrar a todas las provincias. También aquí se puso de manifiesto el escaso entusiasmo de Jaén. Valga como ejemplo la verbena que, en Agosto de este mismo año, organiza la Casa Central de Andalucía en honor de los diputados andaluces elegidos en las últimas elecciones. Mientras la Diputación decidió comisionar a su presidente, Francisco Jiménez Padilla, y librar doscientas pesetas con que sufragar un regalo para la tómbola benéfica y unas flores «con que obsequiar a las señoras y señoritas que honren la flesta», el Ayuntamient no aceptó la invitación por no estar «en circunstancias de invertir dinero e cosas supérfluas (7).

El año 1932 resultará decisivo. En los últimos días de Febrero volvié ronse a reunir en Sevilla los delegados de las Comisiones Gestoras provín ciales. Fruto del trabajo de la ponencia y de las sugerencias hechas po ayuntamientos y demás entidades consultadas fue la elaboración de una Bases para el anteproyecto de Estatuto, documento que sería discutido er una próxima reunión a celebrar en Córdoba en el mes de Abril. Asimism( se encargó a las Diputaciones de Sevilla y Córdoba de los trabajos prepara torios de esa asamblea y se nombraron miembros natos de la misma a todo los alcaldes, diputados a Cortes y presidentes de Gestoras provinciales.

El desacuerdo entre andalucistas y las minorías gobernantes, entre pro vincias occidentales y orientales y las propias diferencias de las Bases que no eran más que «un difuso documento de trabajo, poco elaborado, falto de precisión y claridad y más próximo a un proyecto de Mancomunidad que a un Estatuto» (8) obligaron a retraer el encuentro de Córdoba hasta el mes siguiente (9). Pero mientras tanto las Diputaciones prosiguieron los preparativos y, así, en Jaén, según acuerdo de 30 de Marzo, se convocó una Asamblea Provincial para el día 20 de Abril «con el fin de discutir el proyecto de Estatuto para la unión de las Diputaciones Andaluzas en régimen de Autonomía económico-administrativa, dentro de la Constitución, aprobado en sesión celebrada por la Asamblea Regional de Diputaciones provinciales en 26 de Febrero último, y para adoptar todos aquellos acuerdos que respondan a realidades y resolución de problemas de nuestra provincia, recogiendo así la aspiración de la misma y procurando que se traduzca con toda fidelidad y firmeza en dicho proyecto de Estatuto» (10).

Como ocurrió con la consulta del año anterior, la convocatoria no despertó el interés que esperaban sus organizadores. La asistencia fue muy escasa, observándose la falta de la totalidad de los alcaldes de la provincia y, lo que fue peor, el desacuerdo entre los escasos asistentes. Por ello, el único acuerdo que se pudo adoptar fue el de convocar una nueva Asamblea para un mes más tarde (1 l).

No obstante, algunas entidades realizaron debates antes y después de la frustrada reunión. El ayuntamiento de la capital abordó la cuestión, aunque de forma muy superficial, en la permanente del día 18. Mientras el alcalde -Angel García Fonseca- anunciaba que no pensaba asistir dada sus mu chas ocupaciones, el concejal Ramón Hortelano señalaba la transcendencia que el tema revestía para Jaén. «si se resuelve con una com~leta descentralización de los servicios, se resolverá indudablemente el paro obrero, puesto que se llevarían a cabo las obras de necesidad, sin sujeción a esa clase de trámites burocráticos a que ahora han de ajustarse». Pidió, asimismo, una reunión extraordinaria para fijar con claridad la postura municipal, que, aunque aprobada, nunca llegó a realizarse y simplemente, una vez celebrada la Asamblea Provincial, en una nueva sesión de la Permanente, el cabildo municipal acordó enviar un oficio a la Comisión Organizadora manifestando, lacónica, pero tanjantemente, que «esta Corporación estima que hasta tanto el Gobierno no haya promulgado las leyes Provinciales y Municipal, no debe discutirse dicho Estatuto» (12).

Similar fue la actitud de la Sociedad Económica de Amigos del País. En una reunión previa elaboró un documento para ser presentado en la Asamblea en el que se declaraba que mientras las Cortes no aprobasen las leyes por las que se han de regir Diputaciones y Ayuntamientos nada debía ni podía concertarse mancomunadamente, pues se ignoraban las competencias que podían recibir esas corporaciones para su funcionamiento y desenvolvimiento (13).

De las entidades que hemos estudiado fue la Cámara Oficial de Comercio e Industria quien mayor atención prestó al tema. El 15 de Abril celebró sesión extraordinaria y tras ser leído el proyecto de Estatuto, se abrió un denso y largo debate que puso de manifiesto una gran variedad de posiciones, alguna de ellas no exenta de pintoresquismo. Así, hubo posturas maximalistas como la que señalaba la necesidad imperiosa de recabar la autonomía cuanto antes, pues por no reconocerla «a Cuba y Filipinas, fueron perdidas estas islas». 0 afloró el clásico sentimiento cantonalista y reticente hacia el resto de la región pidiendo, consecuentemente, la autonomía sólo para la provincia de Jaén «pues ya tenemos algunas muestras de la actitud de las provincias andaluzas con respecto a ésta». El presidente, Pancracio Troyano, que conocía mejor la situación por sus contactos con otras Cámaras y que no era ajeno a las gestiones que se realizaban en Granada, recondujo el debate poniendo de manifiesto el peligro que suponía un nuevo centralismo peor que el de Madrid pues «aun cuando en el (Estatuto) Andaluz se impone que la capitalidad de la Región estará en aquella provincia cuya presidencia ostente el Presidente regional, en la práctica no puede hacerse, pues, no fácilmente pueden trasladarse las oficinas, empleados, etc., de un centro tan importante a cada período, y seguramente Jaén saldría pedudicado en estas evoluciones, no faltando tampoco en dicho proyecto medios para justificar la vinculación en una provincia de la presidencia de la Regi.~n por tiempo indefinido». De aquí que recomendase la adopción de una postura prudente en la que la Cámara se limitaría a «oir, ver y callar» (14).

Seis días después hubo otra reunión extraordinaria en la que los miembros que asistieron a la Asamblea «como meros expectadores» informaron de la misma. Se reprodujo el variopinto debate de la semana anterior y, por último, se acordó adherirse al documento ya conocido de la Sociedad Económica y, ante la falta de ambiente en la provincia favorable a la Mancomunidad y la inminente reunión de todas las Cámaras andaluzas, «no perder de vista este asunto y esperar el resultado de la reunión proyectada por la Cámara de Málaga para, después de conocidas las aspiraciones de todas, resolver en consecuencia» (15).

Los problemas señalados anteriormente darían al traste no sólo con la segunda asamblea provincial sino también con la regional, quedando por tanto, ésta aplazada «sine die». Todo ello enfrió aún más el ya de por sí gélido andalucismo giennense y máxime cuando arreció, por un lado, la campaña contra el Estatuto catalán (16), y por otro, las maniobras granadinas tendentes a la formación de una Mancomunidad de las Provincias Orientales (17).

Después de, verano, sin embargo, el proceso saldrá de su letargo. Se organizará una campaña de concienciación y de propaganda que se hace patente en espacios divulgativos en la prensa (18) o en la inclusión de temas autonómicos en concursos literarios como, valga el ejemplo, el organizado por la giennense Sociedad Amigos de¡ Arte (19). Y simultáneamente seguirán los contactos entre fuerzas y entidades de la región para reforzar las respectivas posturas.

Así, la Cámara Oficial de Comercio e Industria cada vez se aproxima más a la posición de la homóloga malagueña, lo que se traduce en su respuesta a otras Cámaras, como la de Andújar, más proclives al hecho autonómico. En este sentido, la institución giennense acordaba en el mes de Octubre que no se debía de perder de vista tan importante cuestión pero «no se debe asistir a ninguna reunión que no sea convocada por las Cámaras Andaluzas». Y semanas más tarde, ante el interés demostrado por sus colegas de Andújar, afirmaba tajantemente que «a Jaén provincia y, especialmente a la capital, no conviene este régimen» pues cuanto se pretende con seguir en beneficio de Jaén y su provincia «nos los restaría la capital de la Región» (20).

El día 10 de Octubre publicaba el «Boletín Oficial de la Provincia de Jaén» una circular de¡ presidente de la Comisión Organizadora, Hermenegildo Casas, dando cuenta de que tras la reunión habida en Sevilla en Febrero pasado se acordó celebrar en Mayo una Asamblea General en Córdoba, Asamblea que hubo de ser suspendida «por motivos circunstanciales». Convocada de nuevo para el próximo mes, encarecía la asistencia o al menos la adhesión a los propósitos de la Asamblea «que no son otros que los contenidos en la aspiración de crear un organismo regional que recoja, organice y desenvuelva un régimen de autonomía económico-administrativa que refuerce la personalidad de Municipios y Diputaciones y permita un desarrollo más amplio y rápido del fomento general de la Región, mediante una descentralización de funciones exenta en absoluto de toda atribución de carácter político». Y previendo la falta de entusiasmo e interés de muchos ayuntamientos y demás instituciones, Hermenegildo Casas terminaba advirtiendo que «organizadas otras regiones en régimen autonómico, los perjuicios de todo orden que se derivarán para la nuestra, si no hace lo mismo, serán irreparables por desequilibrio orgánico y por desdeñar las ventajas que ofrece la Constitución» (21).

Convocada definitivamente la Asamblea para los últimos días de Enero, las fuerzas vivas de Jaén se aprestaron a fijar sus posiciones. Por lo que atañe a la capital, la Sociedad de Amigos del País se reafirmó en su conocida postura, aunque decidió enviar un representante. La Cámara de Comercio, que en el mes de Noviembre había decidido no perder de vista el tema y «en su día obrar como las circunstancias aconsejen», acordó finalmente, sin pasar al pleno, no asistir y simplemente enviar un escrito exponiendo su parecer (22). Por otro lado, la actitud del mundo del trabajo era radicalmente distinta y, por ejemplo, la Federación de Sociedades Obreras comunicó su adhesión a la Asamblea y su interés por el Estatuto ya que redundaría en beneficio de la clase trabajadora (23).

El Ayuntamiento, consecuente con sus compromisos adquiridos con otros municipios contrarios al Estatuto, en una reunión ordinaria celebrada el 30 de Enero y, una vez telegrafiado a la Diputación de Almería, que no acudirían a Córdoba por considerar prematuro el Estatuto, aprobó el envío de una carta a Hermenegildo Casas cuyo contenido se correspondía casi literalmente a la proposición que el día antes había presentado en la Asamblea la delegación onubense con el apoyo de los representantes de Almería, Jaén y Granada (24).

Finalmente la Diputación, en sesión celebrada el día 28, acordó aceptar el texto de una moción para ser presentada como proposición en la Asamblea en la que, además de manifestar la inoportunidad del Estatuto en las circunstancias actuales, se pedía el establecimiento de una Mancomunidad de Diputaciones para obras y servicios, sefialando que una de estas obras podría ser la extensión de la canalización y regularización del Guadalquivir para hacerlo navegable hasta Andújar, con lo que se recogía una de las más antiguas reivindicaciones de los andalucistas giennenses (25)

Intervenciones de la delegación giennense en Córdoba

Las sesiones de la Asamblea (26) iban a transcurrir, si no sin incidentes, sí sin sorpresas pues se conocían de antemano todas las posturas y pactos acordados por las distintas delegaciones. El mismo día de la apertura, la prensa daba cuenta de los contactos habidos entre los representativos de Granada y Jaén y la entrevista que tendría lugar momentos antes de la apertura entre estas delegaciones y la almeriense, noticias que despertaron la natural alarma y recelo entre los partidarios del Estatuto, especialmente en los enviados hispalenses (27).

En efecto, a las 10,30 de la mañana se reunieron en uno de los salones del Círculo de la Amistad representantes de las provincias orientales, Huelva y alguno de Córdoba. Todos se mostraron decididos a ratificar los acuerdos que -como confesaría más tarde un delegado granadino, Carlos Morenilla- habían sido «competentemente preparados»; esto es, el aplazamiento del Estatuto hasta que «pueda hacerse la conveniente propaganda» y la elaboración de un documento en el que contemplaba la división de Andalucía en dos Mancomunidades -en ninguna entraría Huelva- y se evaluaban las necesidades comunes de las tres provincias orientales. Asimismo, se prepararía una estrategia común tendente a imponer sus ideas, como de inmediato se haría evidente.

Tras el discurso de bienvenida por parte del presidente Casas y la constitución de la Mesa, comenzó la ofensiva de los disidentes. A Jaén le cupo el honor de abrir el fuego en la persona del enviado de la Sociedad Económica, personaje que a lo largo de toda la jornada la correspondió --como el mismo reconocería- el papel de aguafiestas. Este, en tono airado, increpó a la delegación de Sevilla acusándola de no haber venido libre de prejuicios. De inmediato, el granadino Morenilla, aprovechando el revuelo provocado por la anterior intervención, tomó la palabra para demostrar la ilegalidad de la convocatoria pues las Comisiones Gestoras «no tienen autoridad para ello en cuanto no son de elección»; por tanto, prosiguió, no se podía esperar nada práctico de la Asamblea. Tomó el relevo un almeriense y, además de exponer el punto de vista de su provincia, leyó la carta, que ya conocemos, del Ayuntamiento de Jaén. Saltó airado el alcalde comunista de Andújar diciendo que mentía quien dijera que el pueblo de Jaén no sentía el espíritu andalucista. Nuevos ataques de Morenilla dieron paso a Huelva, quien, con el apoyo de Granada, Jaén y Almería, propuso el aplazamiento del Estatuto por dos años hasta que tras una campaña de concienciación, pudiera elevarse el espíritu popular (28). La lectura de esta ponencia terminaría agotando la sesión matinal.

El turno de tarde también fue abierto por un giennense, Miguel Jiménez Pérez, interventor de la Diputación, que trató inútilmente de que la proposición de Huelva pasara a votación sin más debate. Rechazada la propuesta por el presidente, volvió a pedir la palabra el representante de la Económica. En un tono más sosegado, repitió los argumentos ya expuestos por otros delegados respecto a la inoportunidad del Estatuto y concluyó con las siguientes palabras: «Ahora no existe esa conciencia que es necesaria para determinar cómo ha de ser la estructura de la Andalucía autónoma. Ahora no podemos fijar si Andalucía ha de ser una región, o dos, o doce. Este no es el momento de decidirlo». El interventor de la Diputación de Jaén, por su parte, hizo unas matizaciones y se adhirió a la propuesta de Huelva. Le replicó Rafael Castejón, pues, «Andalucía, que ha dado en todas las épocas hombres para regir la gobernación del Estado, no puede declararse incapacitada para constituirse en región autónoma. Entró a continuación la Asamblea en un cierto letargo con intervenciones de uno y otro signo, las más de las veces reiterativas, cuando volvió a tomar la palabra el delegado de la Sociedad Económica. Sus primeras palabras - «parece que Jaén trae el papel de aguafiestas, por lo que se capta de animosidad de la Asamblea»- caldearon el ambiente; las siguientes -«Jaén no se siente andaluza»- promovieron un gran escándalo y las protestas de los restantes miembros del Santo Reino. Finalmente, ante el cariz que tomaba la situación, optó por permanecer callado en lo sucesivo, rasgo que provocó una gran ovación de agradecimiento y alivio.

Reconducida la Asamblea a su justo cauce tras la intervención del delegado de Almería, se produce un choque dialéctico entre socialistas y comunistas en el que Jaén tampoco estará ausente. El diputado socialista por Córdoba, Gabriel Morón, muestra su conformidad con la propuesta de Huelva pues ellos traían otra semejante. Le replica de inmediato el alcalde de AndúJar afirmando que, como secretario local de la Federación de Tra-. bajadores de la Tierra, asiste en representación de muchos obreros y campesinos de la provincia de Jaén, por lo que entendía que la autonomía de Andalucía debía significar la liberación de todos los obreros, aunque previamente había que luchar por la emancipación económica del individuo. Protesta, asimismo, por que se le haya invitado en su calidad de alcalde y no de dirigente sindical, lo cual, agrega, es un error pues no se puede olvidar que el partido al que pertenece, el partido comunista, tiene una organización fuerte y no se debe aprobar un Estatuto a espaldas de los obreros. Algo más tarde, el representante de las sociedades obreras de Sevilla, el también comunista Trigo, se manifestaría en términos análogos.

Después de una ambigua intervención del único representante de Málaga, la delegación de Granada, por mediación de Carlos Morenilla presentó una nueva propuesta que, a tenor de lo expuesto hasta entonces, especialmente por los delegados de Jaén, Málaga y Almería, matizaba la proposición de Huelva. En ella destacaban los siguientes puntos: a) la conveniencia de desarrollar el sentimiento regional sin menoscabo de la unidad nacional y reduciendo la autonomía al orden económico y administrativo; b) el reconocimiento de que no existe una intensidad unánime respecto al hecho autonómico en las ocho provincias y, por tanto, es prematuro el Estatuto; c) el deber de proclamar la gratitud que merece la Comisión Organizadora por todos los esfuerzos desplegados; d) el compromiso de hacer propaganda para difundir esas ideas y, llegado el momento, optar por lo más interesante: autonomía única, doble o simples mancomunidades para determinadas obras y servicios; y e) dar por terminada la Asamblea.

La nueva propuesta, defendida de inmediato por Jaén y Huelva y rechazada por varios representantes sevillanos -entre ellos Blas Infante, quien habló de «residenciar a las provincias desidentes -volvió a enrarecer el ambiente. Se acordó, ante las protestas granadinas, que la Mesa redactara un nuevo dictamen. Reanudada la sesión, y a la vista de que el dictamen recogía la propuesta granadina sobre el aplazamiento de la Asamblea, se puso este punto a votación.

La forma de realizarse ésta también fue motivo de enfrentamientos pues en la sala había muchos elementos extraños sin ninguna representación legal. Se impuso el parecer de la Mesa -votación por puesta en pie-, votaron a favor las cuatro provincias disidentes mientras permanecían sentados la mayoría de los asistentes. Se desechó, por tanto, la propuesta en medio de un fuerte escándalo, en el que se oían insultos contra los partidarios del aplazamiento, y la queja del representante de Almería --«para esto nos habeis traído aquí»-. Tras un cambio de impresiones, la mayoría de los delegados de Jaén, Almería, Málaga, Granada y Huelva optaron por abandonar la Asamblea. En el mismo Círculo de la Amistad redactaron una nota conjunta señalando las razones de la retirada (29). Cuando al día siguiente la prensa publicara la nota y diera cuenta de todas las incidencias ocurridas en la sesión inaugural, los representantes de la Corporación Provincial giennense ya se encontrarían en la capital del Santo Reino (30).

La sesión del día 30 estuvo mediatizada por los sucesos de la noche anterior. Los buenos oficios de algunos asambleistas --entre ellos el propio Hermenegildo Casas- hizo que retornasen los delegados de Huelva y Granada. No se logró lo mismo con los giennenses; pero es que éstos, como sabemos, ya se encontraban en Jaén. No obstante el Santo Reino siguió presente; seguía el Alcalde de Andújar, un representante de Alcaudete y el Alcalde de La Carolina, Piqueras, quien según el presidente Casas, representaba «más de ochenta mil votos» (3 l). Y el Jaén oficial también estuvo presente, si no corpóreamente sí a través de la ya conocida moción de la Diputación sobre el aprovechamiento integral de la riqueza hidráulica de la provincia y la canalización del Guadalquivir hasta Andújar, moción que fue discutida en la sesión del 31 (32).

Y conviene destacar un último aspecto significativo, la indiferencia de Jaén tras la Asamblea. Al contrario que en Granada, cuyos representantes convocaron sesiones extraordinarias en sus respectivas corporaciones para explicar los motivos de su comportamiento e informaron ampliamente a la prensa, en Jaén no ocurrió nada semejante. No hemos encontrado en las correspondientes actas ni la más mínima referencia sobre su actuación en Córdoba. De esta manera se anticipaba voluntariamente la apertura del silencio que en otros lugares supondría el triunfo electoral de las fuerzas conservadoras.

11. El efímero andalucismo frentepopulista

El triunfo de las fuerzas de izquierdas ofrecerá una nueva coyuntura favorable para los andalucistas. La Junta Liberalista, a propuesta de los Consejos de Política Andalucista y de Afirmación de Andalucía, decidió difun dir por todo el país el proyecto de Estatuto, precedido de un documento explicativo y un cuestionario. Para apoyar esta campaña se creó un organismo, Acción pro Estatuto Andaluz, en el que participaron, además de las Juntas Liberalistas, municipios, partidos políticos y entidades económicas y culturales en un intento de construir la autonomía desde la base. A partir de este instante los acontecimientos se sucederán con rapidez, como si se quisiera recuperar el tiempo perdido durante el Bienio Negro o se presintiera la nueva coyuntura adversa que se avecinaba. En este sentido, el 11 de Junio, el presidente de la Diputación de Sevilla convocó a todos los andaluces a participar en la reunión que se celebraría el 5 de Julio con el fin de estudiar el proyecto de Estatuto elaborado tres años años antes en Córdoba.

Aunque, al igual que en 1932, convocaba el mismo organismo, la situación era muy otra. Ahora se pretendía un proceso que fuera de abajo arriba, en el que los municipios tendrían el papel principal al ser base y sustentación de la autonomía regional. Por ello -como ha señalado J. A. Lacomba (33)- «había que devolver a los municipios los bienes que se les arrebata- ron, exceptuarlos de todo gravamen y dotarlos de - recursos----ProPios para cu- brir sus atenciones». Por estas razones---sefári- ¡¿s ayuntamientos quienes en esta ocasión marquen la pauta mientras las corporaciones provinciales se li mitarán a seguir el impulso de aquellos. En el tema que nos ocupa - Jaén-las fuentes consultadas así parecen demostrarlo, con un vacío absolu- to en el caso de la Cámara de Comercio y Sociedad Económica.

En este sentido, la corporación municipal trataba, en sesión de 4 de julio, la invitación que se le había hecho para la reunión de Sevilla. Al alcalde, José Campos Perabá, le parecía una cuestión importante e interesante para Andalucía «desde todos los puntos de vista que se mire, ya que se trata de la emancipación del poder central» pero, dado el escaso margen de tiempo con que se contaba -la reunión era para el día siguiente- prefería delegar en el presidente de la Diputación hispalense. A esto se opusieron algunos concejales al estimar que el Ayuntamiento de Jaén debía estar presente con amplitud de facultades. Finalmente Campos accedió e indicó que conocía el tema «por haberlo estudiado detenidamente yendo, por tanto, con conocimiento de causa de lo que se va a tratar» (34).

3. Nota explicativa de las delegaciones de Almería, Granada, Huelva y Jaén sobre los motivos por los que abandonan la Asamblea de Córdoba.

1933-1-29 «ldeal» de Granada; 31-1-1933 «El Pueblo Católico» de Jaén; 1-11-1933. «Las representaciones de las Provincias de Almería, Granada, Huelva y Jaén acuden a la prensa para explicar las razones que hoy les han obligado, bien a su pesar, a tener que ausentarse definitivamente de la Asamblea Regional Andaluza.

Ya desde el Primer momento, estas representaciones expusieron su criterio de estimar Prematuro emprender, sin necesario antecedente de un mo vimiento unánime de opinión favorable, la trascendental labor de redactar y aprobar un Estatuto regional para Andalucía. Y las razones en que apoyábamos nuestra opinión, tuvieron tal virtualidad, que llegaron al convencimiento de la Asamblea, dando lugar a que se adoptara el acuerdo unánime de refundir las proposiciones presentadas por las representaciones de Huelva, coincidente con las de Jaén, Granada y Almería, para que, reducidas a una, integraran las conclusiones definitivas de la Asamblea, llegándose hasta el caso de que, a propuesta de un representantes cordobés, se adoptara por la Mesa el acuerdo de suspender la sesión por diez minutos para que los proponentes, en unión de la presidencia, redactase con dichas tres proposiciones, una conclusión o acuerdo final.

Reanudada después la sesión, público es lo sucedido. De una parte, la Presidencia se mostró indiferente respecto a la suerte que corriera su propia obra; es decir, las conclusiones que había redactado en cumplimiento del acuerdo y por deferencia que se complacieron en guardarle las representaciones de las provincias que hicimos la propuesta. De otra, la inesperada hostilidad de quienes antes hicieron suya la propuesta. Todo ello aderezado con conceptos injustos, molestos y poco cordiales dirigidos a los que acudimos a la Asamblea llenos de sincera fraternidad y hemos expuesto nuestros razonamientos con la debida ponderación y cortesía.

Y cuando se llega a oir distintamente de representates sevillanos que habían formado la resolución de aprobar el proyecto de Estatuto por ellos confeccionado o, en caso contrario, recabar su libertad de acción para organizar libremente su provincia con arreglo a un criterio descentralizador, y más todavía, que las representaciones disconformes tenían expedito el camino de ausentarse de la Asamblea, sin que tales conceptos tuvieran inmediata desautorización por parte de la presidencia de la Asamblea, comprendimos que había llegado el momento de complacer una vez más a dicha representación al igual que, viniendo a la Asamblea, no habíamos hecho más que atender a su expresa invitación y formal requerimiento.

Réstanos sólo reiterar con nuestra condolencia por lo sucedido, la seguridad de que las provincias que representamos no han entibiado por lo expuesto sus afectos con las demás provincias andaluzas».

(1) «El Pueblo Católico» de Jaén; 9-XII- 1917. Junto a estas figuras específicamente andalucistas merecen citarse otras que, como Alcalá Venceslada, desde una perspectiva exclusivamente intelectual o foiclorista también hacen gala de su andalcismo.

(2) «La Intemacional», 6-11-1920. Vid. J. Artillo: Jaén, siglos XIX y XX en «Hístoria de Jaén», Jaén, 1982, pág. 504.

(3) Fueron éstos: Inocente Fe, Emilio Alvarez, Juan García Jiménez y Manuel Ros¡. M. Ruiz-Lagos: El andalucismo militante, Jerez, 1979; pág. 169.

(4) J. A. Lacomba: La II República española y las autonomías. El caso andaluz, «Revista de Estudios Regionales», 11, 1980; pág. 74.

(5) AHPJ. ASCG; Sesión de26-VI-1931, fol.34.

(6) Ibidem; Sesión de 24-VII-1931, fol. 78. Con el mismo fin y en otra sesión, 18-VIII-1931, se acuerda editar 1.000 ejemplares del Anteproyecto de Bases. Ibidem, fol. 95.

(7) AHPJ. ASCG; Sesión de 7-VIII-1931, fol. 83 v.o. AMI, ASPerm.; Sesión de 28-VII-1931, fol. 120 V.-.

(8) J. A. Lacomba: Cuatro textos políticos andaluces (1833-1933). Granada, 1979, pág. .

(9) AHPJ. ASCG; Sesión de 23-11-1931, fol. 95.

(10) Ibidem; Sesión de 23-111-1932, fol. 98. BOPJ de 2-IV-1932.

(11) AHPJ. ASCG; Sesión de 20-IV- 1932, fol. 111 v.~.

(12) AM.I. ASPerm.; Sesiones de 18 y 25-IV-1932, fol. 77 v.- y 87.

(13) ACOCU. AS; Sesión de 24-IV-1932, fol. 67.

(14) Ibidem; Sesión de 18-IV-1932, fols. 64-66.

(15) Ibidem; Sesión de 24-IV-1932, fols. 66 v.-67 v.,.

(16) Son numerosos los oficios de condena que se reciben en Diputación y Ayuntamiento sobre el Estatuto Catalán, p. ej., la circular del Ayuntamiento de Constantina (AHPJ. ASCG; Sesión de 18-V-1932). A este respecto la Cámara de Comercio celebró sesión extraordinaria en el mes de mayo tomándose el acuerdo de pedir «que se conceda por las Cortes una Autonomía administrativa pera nada que suponga desmembración del territorio ni dejación de funciones que correspondan de lleno al Poder Central». ACOCIL AS. Sesión de 7-V-1932, fol. 70.

(17) AMJ. ASPerm. Sesión de 9-V- 1932, fol. 103.

(18) La campaña alcanzó incluso a periódicos tan poco proclives al andalucismo como el integrista «El Pueblo Católico»; éste no solo pública los comunicados oficiales que se le remiten sino, en alguna ocasión, textos divulgativos. Véase al efecto el número correspondiente al 10-XI-1932.

(19) En octubre la «Sociedad Amigos del Arte» convoca un certamen nacional científicoliterario en que uno de los tenias propuestos era «Jaén ante las Autonomías Regionales admitidas por el art. 11 de la Constitución de la República Española». El tema fue propuesto y patrocínado por el ingeniero de caminos José Acuña y Gómez de la Torre. El premio recayó en Luis Caballero del Pozo, residente en Lora del Río. «El Pueblo Católico», 3 y 21-XI-1932.

(20) ACOCIL AS; Sesiones de 30-X y27-XI-1932; fóls. 87 y 90.

(21) 130P.I., 10-X-1932. Aunque las notificaciones de asistencia y adhesiones fueron numerosas, la Comisión decidió ampliar el plazo hasta el 20 de noviembre. «El Pueblo ... »,

(22) ACOCU. AS; Sesiones de 27-XI-1932 y 29-1-1933; fols. 90 y 1.

(23) J. A. Lacomba: La II República..., pág. 92, n.o 55.

(24) AM.I. ASPerm. Sesión de 30-1-1933, fol. 68. Del telegrama enviado a la Diputación aimeriense da cuenta «ldeal», 28-1-1933. Cuando la carta fue puesta en conocimiento de la Permanente ya había sido leída en la Asamblea, Véase apéndice 1.

(25) AHP.I. ASCG; Sesión de 28-1-1933, fols. 110 v., - 111 v.,. Ver ap. 11.

(26) Salvo indicación en contrario, los datos que siguen se han tomado de las reseñas ofre-¡das por «ldeal» o del excelente resumen que de las informaciones de «La Voz» ha realizado \l. Ruiz Lagos; ob. cit. págs. 215-240.

(27) Carlos Morenilla, una vez en Granada, señalaba la actitud recelosa de la delegación de Sevilla «por haber leido la reseña de los acuerdos que teníamos adoptados con las represeniaciones de Almería y Jaén, siempre fraternales y efusivas, competentemente preparadas y coincidentes con nosotros en los puntos fundamentales de las cuestiones objeto de la Asamblea ... ». Y en el informe que se presentó al ayuntamiento granadino el 3 de febrero se recoge la misma idea: «Las conversaciones con Jaén y Almería han sido muy satisfactorias. De ellas hemos aprendido la simpatía con que se acoge la idea de fomentar sentimientos regionalistas entre ellos y nosotros, bajo la más inquebrantable unidad nacional». «ldeal», 4-11-1933.

(28) <~La Asamblea Regional Andaluza, reunida en la ciudad de Córdoba para el estudio y redacción de un Estatuto regulador de su personalidad regional dentro de la República española. acuerda aplazar dicho estudio y redacción por un plazo mínimo indispensable para que mediante una labor intensa pueda conseguirse en el pueblo andaluz la necesaria preparación que permita e éste señalar por sus órganos normales de opinión las líneas generales de una posible organización regional andaluza y decidir después en el oportuno plebiscito con pleno conocimiento de causa.

Al mismo tiempo, y sin que a ello baste el anterior aplazamiento, declara la Asamblea que es aspiración unánime de Andalucía el que las Cortes de la República, al establecer en las correspondientes leyes el régimen municipal y provincial, se inspiren en principio de extensa y profunda descentralización administrativa, otorgando a los municipios y a las provincias, una autonomía tan amplia como permita la unidad de la patria española». M. Ruiz-lagos: Ob. cit., págs. 220-225.

(29) Véase apéndice 111.

(30) «El Pueblo..., 31-1-1933. La delegación giennense estuvo compuesta por los diputados Manuel Tordera Cabrera, Pedro Batmala Laloya y Antonio Guerrero Pastor y el interventor Miguel Jiménez Pérez. El vicepresidente en funciones, Pedro Femández Hernández, no asistió por encontrarse en Madrid en misión oficial.

(3 1) El propio presidente a preguntas de los periodistas minimizó el incidente y sus consecuencias. «Toda Andalucía está plena y legítimamente representada en esta Asamblea, que tie-' ne la virtud de estar inspirada en sentimientos democráticos, y que nadie se llame a engaños por la aparente retirada de las provincias de Huelva, Jaén, Almería y Granada, pues si de ellas marcharon algunos representantes, de las mismas quedaron otros que han sabido mantener desde el comienzo el entusiasmo de la totalidad de representantes y así ha continuado la intervención de las provincias señaladas.

De esta forma, pues, queda terminado por completo el incidente que pudiera verse en aquella retirada y bien latentes están los lazos de fraternidad que no han sido rotos en ningún momento, ya que comparten la satisfacción que ahora nosotros experimentamos con la feliz terminación de la Asamblea». «ldeal» 1-11-1933.

(32) La Asamblea tuvo en consideración esta propuesta y otras similares en el sentido de que se «intensifiquen las obras hidráulicas de la región andaluza, para aminorar así la enorme crisis de trabajo existente, y fomentar cuantas industrias dieron fama a Andalucía y que actualmente son casi desconocidas». «Ideal», 1-11-1933.

(33) J. A. Lacomba: La II República.... pág. 95.

(34) AMJ. ASPerm.; Sesión de 4-VII-1936, fol. 6.

(35) Ibidem, sesión de 10-VII, fol. 11 v.,. La notificación oficial de su elección como miembro de la ponencia en la sesión del 17-VII, fol. 17 v.,. El 25 de julio, José Campos, esta vez como diputado, daba un informe idéntico en la Corporación Provincial. AHPJ. ASCG. Sesión de 27-VII-1936, fol. 163 v.o.

(36) AHPJ. ASCG.; Sesión de 7-VIII-1936, fol. 171 v.,.

Siglas utilizadas

AMJ. ASPerm.: Archivo Municipal de Jaén, Actas de Sesiones de la Comisión Permanente. AHPJ. ASCG.: Archivo Histórico Provincial de Jaén. Actas de Sesiones de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial. ACOCIL: Archivo de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Jaén. BOPJ.: Boletín Oficial de la Provincia de Jaén. Fin

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