No llores
Se apagó
la luz
y solo el
brillo de tus ojos
con el
pensar de la luna
quedaron
intactos de dolor.
Un susurro
del viento
y granos
de arena en la piel
incentivaron
aquella sensación
que solo
sentiríamos los dos.
El lúgubre
misterio del amor
se encendió
por primera vez
entre
miradas y caricias
con toda
nuestra candidez.
No llores,
no llores
por mi amor
porque
aunque me vaya
tu
presencia en mi alma estará
Nos dimos
cuenta
que el
amor es algo natural
que
siempre presenta está
pero nunca
es igual.
El viento
frío acarició
el
soñoliento pensamiento
e
enardeció el lejano pensar
de lo que
es el mutuo sentimiento de amar.
Nunca
podré olvidar
algo que
sentí y viví
ese
resplandor voluptuoso
que armó
un calendario de amor.
Andrés
Ignacio Nieva
Rosario, 20
de Julio de 1.997