Sonata de esperanza vencida

 

 

Miré hacia el horizonte

y me sentí solo otra vez

la mañana había arrastrado

el consuelo de la luna

 

 

cargado de recelos, dolor,

la angustia interminable

y el sol pesado en mis hombros

me llené de esa extraña maraña

 

 

que comienza en la confusión

luego de desplaza hacia la tristeza

y vaga en la tangente del dolor

 

 

Es ahí donde no se quien fui o soy

y me pregunto atareado ¿Por qué hoy,

una blanca nube obscurece el bello día que quise ayer?

 

 

Andrés Ignacio Nieva

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