Querido Andrés:

 

Hay cosas que te quiero contar, cosas que se saben, que se ven con frecuencia en tus sueños, como las vueltas de la vida que se complican sin tener amparo en los resultados. Quiero contar por escrito para que no vuelen algunas letras livianas, quiero decirte lo orgulloso que estoy, aunque no lo sienta a veces, demostrarte que se puede seguir caminando sin zapatos, con el frío en los pies. Quiero escribirte para que puedas levantar los brazos, grites desesperado y te desahogues de lujuria, juntes la fuerza que se necesita para andar con una sonrisa que salga de adentro, para sentir el aliento de tus palabras mudas.

Deseo que tus días de soledad terminen, me siento mal al saber que estás solo, y yo estoy tan cerca y tan lejos que a veces no se mirar. Los soles y las nubes de entre medio hacen que pierda la noción de la distancia con tu corazón que está acongojado.

Se que una vez pensaste mal de algunos, bien de otros, pero no pensaste en mí. Yo te pude ayudar, me sentí solo en un  cajón viejo. Hoy tampoco me llamaste pero se que me escribes como si fuera tu última noche, confundido estás, sin poder decidir. Ahora esto te traba, no recurriste a la guitarra por sus melodías porque estás nervioso aunque lo niegues. Como hacer que vuelvas a querer si no sabes lo que quieres. Tu corazón guarda almas buenas por las tardes, olvidadas en la mañana y extrañadas en la noche. Amor sin dolor no hay, pero el costo lo valoriza a lo real. Como decir lo que siento si no tengo a quién, solo me desespero y recurro a los lápices y los golpeo contra algunas hojas viejas para desquitarme. Hoy te aclamo Andrés, no llores mas por mí, vive por mí, vence la victoria por mí. Hazlo por tí, para mí, para todos los que alguna vez no te abandonaron.

 

Andrés Ignacio Nieva

 

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