Bases fundamentales de la negociación
La negociación está basada principalmente en los seis pilares siguientes (cuyas letras iniciales forman la palabra PITUFO):
La aplicación equilibrada y sistemática de estos pilares fundamentales de la negociación y poseyendo un apropiado conocimiento de la tecnología complementaria, con aptitudes y actitudes adecuadas se puede lograr un razonable éxito en obtener lo que se requiere.
En la negociación el concepto de poder tiene una característica diferente de la tradicional que se maneja en el ámbito organizacional.
En la negociación el poder es mucho más amplio, y consiste en la capacidad de hacer que los otros participantes cumplan con nuestros fines o deseos. En otras palabras, es nuestra capacidad de influir sobre los demás en forma sutil y ganando su voluntad.
Galbraith clasifica y establece las diferencias entre las tres grandes categorías de poder siguientes:
El poder de la amenaza es el primero que apareció en el tiempo y está centrado en la fuerza de un participante sobre el otro, esto se originó en la fortaleza física, la capacidad de los ejércitos, etcétera, que hace que quien la posee se imponga sobre el otro, que depende de él.
Este es un tipo de poder que resulta como una imposición, que da resultado mientras se pueda someter al otro, pero apenas el otro puede salirse del esquema de sumisión tratará de huir, contrarrestar o vengarse, por lo cual únicamente pueden aplicarlo cuando no les interesa mantener una relación duradera.
El poder compensatorio emana de la riqueza o de la capacidad de satisfacción de otros deseos de una de las partes, o sea que el poderío económico genera una forma de poder para quien necesita de quien administra esos recursos. Históricamente éste fue el segundo poder que manejó la humanidad. Este poder tiene vigencia según sean los desequilibros de riqueza o la capacidad de satisfacción de deseos entre los participantes, por ello es un poder muy importante en materia de negociación.
El último de los poderes que manejamos es el de la persuasión, y tienen su principal base en el conocimiento, ya sea este conocimiento por la información o la tecnología que maneja el participante. Este es un poder clave en materia de negociación racional, pues es el que establece la mejor interrelación por actuar sobre el convencimiento de los involucrados.
Los tres tipos de poderes pueden ser aplicados según sea la estrategia, y en una misma negociación pueden ser todos aplicados (ver figura 1).
Todos tenemos algún grado de poder sobre los otros, y ese poder suele ser mucho más importante que lo que creemos. En general toda persona que entra en un proceso de negociación supone que su contraparte tiene mayor poder que el que en realidad posee, y por el contrario suponemos tener mucho menor poder que el que en realidad nos asigna la otra parte. Esta percepción de poder disminuido en nosotros y aumentado en los otros nos hace perder muchas oportunidades de mejorar para ambos dentro del proceso de negociación.
Cohen define el poder en la negociación "como la capacidad o la habilidad de que se hagan las cosas, de ejercer control sobre la gente, acontecimientos, situaciones y sobre uno mismo". "Dentro de lo razonable, usted puede hacer lo que quiere si es consciente de sus opciones; si prueba sus posibilidades, si se arriesga de forma calculada y basado en una sólida información, y si cree que tiene poder."
Cohen marcó los 14 tipos de poder siguientes:
El IANCA, Instituto Argentino de Negociación, Conciliación y Arbitraje, investigó el tema y llegó a la conclusión de que los poderes que existen dentro de un proceso de negociación alcanzan los 110 tipos de poder, por lo que además de los anteriormente señalados podemos agregar:
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Como observamos existen muchas formas de usar el poder dentro de los procesos de negociación, pero lo importante no es aplicar el poder porque se lo detenta sino para impulsar y destrabar los procesos.
El poder que tienen las partes en general es mucho mayor que el que cada uno cree tener, y para confirmarlo debe de pensarse que, si uno no poseyera alguna forma o capacidad de poder, el otro participante no estaría negociando, pues no necesitaría nada de uno. Es decir que nunca habría ninguna negociación -o al menos la intención de un diálogo- si cada uno de los participantes no necesitara o deseara algo del otro que el otro puede satisfacer, lo que denota su poder negociador. Ver Gráfico 4.
El uso de un tipo de poder en general puede ser neutralizado por otro poder. El poder en la negociación -en general- es una cuestión sutil y subjetiva.
En la negociación racional el poder no es aplicado con el objeto de ganar derrotando al otro participante, sino con el fin de lograr la mejor satisfacción propia, pero en general esto se logra si el otro también obtiene satisfacción.
La sabiduría y el éxito en la aplicación están fundados en:
B. Información en la negociación
La información aplicada a la negociación puede ser la clave del éxito y de una sólida argumentación, dado que:
Para que la información resulte una herramienta útil en la negociación debe de:
La información tiende a ser aplicada como forma de abrumar debido a:
Para Cohen "la información representa el meollo de la negociación. Puede abrir la puerta del arca llamada éxito. Afecta nuestra evaluación de la realidad y las decisiones que tomamos. ¿Por qué entonces no logramos información precisa? ¿Por qué tendemos a considerar nuestras negociaciones con la gente como acontecimientos o sucesos limitativos? Pocas veces anticipamos que necesitamos información hasta que nos encontramos ante una crisis o acontecimiento focal que crea una cascada de consecuencias disfuncionales".
Requisitos del procesamiento de la información en la negociación:
El tiempo afecta fundamentalmente el proceso de negociación de la siguiente forma:
Cuando un participante ha dedicado o invertido un apreciable tiempo a una cuestión existe una mejor predisposición o mayor compromiso para resolver la cuestión, en especial para justificar su labor.
El vencimiento es clave, dado que si no existe más plazo la negociación debe de finalizarse y únicamente puede llegarse a un acuerdo con lo resultante hasta allí. Por ello, cuando el vencimiento del plazo es inminente existe una gran predisposición para acordar. El vencimiento del plazo se aplica para obtener concesiones de último momento.
Para tener ventajas en el vencimiento del plazo no es necesario disponer de mucho mayor plazo que el otro participante, sino lo que importa es disponer de más plazo aunque éste sea muy breve, pues ello es suficiente para que el otro esté más apremiado.
Una forma de ganarle tiempo al tiempo es procurando la anticipación de:
El uso estratégico del tiempo en la negociación tiene los siguientes aspectos:
El tiempo puede ser utilizado en una serie de formas duales, tales como las vemos en el Gráfico 5.
Cuando más cercanos estamos al límite de tiempo más propensos estamos a hacer concesiones. En un principio estamos poco dispuestos a ceder y a partir desde el momento en que tenemos la noción de que nos resta poco tiempo para el acuerdo es cuando comenzamos a bajar el nivel de resistencia para hacer concesiones, tal como se ilustra en el Gráfico 6.
La unidad dentro del proceso de negociación tiene varios ángulos de análisis, pero sus aspectos fundamentales son:
Para que un negociador sea considerado como coherente y que posea una línea de conducta respetada por los demás, es menester que tenga una unidad de criterio dada por la uniformidad y la homogeneidad en sus posiciones, argumentaciones, planteos, etc. De no ser así los otro participantes pueden tener dificultades de interrelación por sus actitudes e incluso pueden cuestionar su ética.
La unidad de acción es una cuestión clave en los equipos de negociación, dado que es imprescindible para su cohesión y coordinación, dado que todo equipo fallará por su eslabón más débil.
En un equipo donde los intereses no son comunes es imposible que funcione apropiadamente, y ello se transferirá al resultado de la negociación, dado que los objetivos seguramente serán disímiles.
En un equipo de negociación debe haber un único líder o jefe, pues no puede haber más de una única representación, ya sea que éste lleve o no la voz cantante del grupo, pero el control del mismo debe estar absolutamente centralizado y con autoridad sobre el resto de los integrantes del grupo.
La unidad temporal se refiere a que una negociación debe tener continuidad y persistencia; los baches en el tiempo pueden perturbar o anular el proceso.
En los equipos de negociación un esfuerzo consistente y persistente en las acciones o en la presión genera una mayor fuerza en los otros participantes.
E. Filosofía en la negociación
Un negociador racional y profesionalizado debe tener una filosofía para encarar los procesos de negociación para sacar el máximo provecho de los mismos.
La forma en que cada uno encare la negociación dependerá de las circunstancias, de la relevancia del asunto a tratar y de la personalidad intrínseca de él, de sus compañeros de equipo y de los otros involucrados.
Una de las cuestiones fundamentales que debe de definir un negociador es el estilo en que encarará el proceso. Los dos estereotipos fundamentales son:
El estilo ideal a aplicar es el colaborativo, que es el que en la teoría de los juegos se denomina como GANA-GANA, pues su idea central está en la generación de valor genuino, por lo que existe un enriquecimiento de las partes si ambas trabajan en pos de ello.
Mientras que el estilo competitivo, que responde al juego GANA-PIERDE, se trata de un verdadero regateo, que en muchas ocasiones no solamente no genera ningún tipo de valor, sino que hasta puede llegar a destruirlo.
La filosofía para encarar el proceso de negociación debe ser la del éxito mutuo, pues de esa forma ambos pueden salir con un balance apropiado entre su satisfacción de necesidades, intereses, deseos y/u objetivos en relación a sus sacrificios.
La negociación no es una competencia deportiva donde necesariamente debe haber un ganador y un perdedor, sino que el verdadero secreto del éxito está en que ambos ganen lo máximo posible.
A quienes encaran una negociación sin saber cabalmente dónde quieren llegar con ella les resultará muy difícil saber si su gestión ha sido exitosa, pues al no tener un claro objetivo no sabrán si lo han alcanzado. Para saber cuál es nuestro objetivo debemos de preguntarnos:
Dentro de las posibilidades de encarar una negociación tenemos opciones que se encuentran enfrentadas entre sí, y el negociador debe resolver qué comportamiento adoptará en el proceso. Podemos ver algunas categorías de opciones enfrentadas en el Gráfico 7.
Otra cuestión filosófica fundamental es que las negociaciones son realizadas entre personas, por ende las emociones están permanentemente presentes y no tenerlas en consideración puede ser un grave error estratégico.
En muchísimas ocasiones las emociones tienen el peso más importante del proceso de negociación. Es habitual que por razones meramente psicológicas buenos tratos comerciales terminen fracasando rotundamente. Por ello el primero que debe salir satisfecho de una mesa de negociaciones es el negociador, y luego el negocio propiamente dicho, dado que el que debe llegar elegantemente al acuerdo es la persona -incluso antes que la organización a la que representa-, y recién después está el negocio propiamente dicho.
Debemos preguntarnos:
Desde un lado ganar significa lograr de la mejor manera posible lo que nos proponemos, o sea lograr nuestra máxima satisfacción posible con el mínimo sacrificio posible, pero esto no significa que eso debe ser a costas del otro participante. Pero para que la negociación llegue a feliz término es menester que tenga buen resultado para ambos, pues la cuestión no solamente finaliza con el acuerdo sino con el cumplimiento de lo acordado.
Otra cuestión importante es que la sobresatisfacción no mejora la calidad de la satisfacción, y dado que dar satisfacción casi siempre involucra alguna forma de sacrificio, debe tenerse presente que la sobresatisfacción no aporta nada y en cambio perjudica al acuerdo.
Tomado de "Negociación Racional" , Autor: Miguel Angel Martín , Cuaderno Nº 14 - noviembre de 1996, Dirección Académica: Santiago Lazzati