La campaña de la fresa en Huelva, con rostro de mujer marroquí.

 

jueves, 28 de agosto de 2008

 

La necesidad de mano de obra en el sector agrícola en España sigue siendo una realidad. Este año, con la crisis por la que está pasando el país, los contratadores onubenses se replantean contratar a los trabajadores españoles en paro en sectores que han caído en picado, como la construcción. Sin embargo, muchos acuerdos con países extranjeros siguen vigentes para la próxima temporada, como es el caso de Marruecos.

Desde que la Agencia Nacional de Promoción del Empleo y de las Competencias (ANAPEC), firmó en 2005 un acuerdo con la Unión Europea para reglamentar los desplazamientos de los trabajadores marroquíes, campañas agrícolas como la de la fresa se han realizado con una importante mano de obra marroquí. Además, España acoge al 90 por ciento de los temporeros marroquíes que salen a Europa, de los que debe destacarse la importancia de las mujeres marroquíes en estos trabajos agrícolas.


En la campaña anterior de este año, fueron unas 12.000 temporeras marroquíes. Y ¿por qué mujeres? Por un mayor control en el regreso al país de origen. En años anteriores era habitual que hasta un 90 por ciento de los jornaleros marroquíes abandonaran a su patrón en mitad de la cosecha, dejándole incapaz de recoger los frutos, para hacerse un hueco, sin los papeles en regla, en Europa. De ahí la profunda desconfianza de los agricultores onubenses, que han cambiado de opinión al funcionar el programa europeo de contratación entre la UE y el ANAPEC, liderado entonces por el ayuntamiento de la localidad de Cartaya.


Al contratar en su inmensa mayoría a mujeres con cargas familiares (hijos, padres, maridos) en Marruecos, éstas acuden al trabajo temporal para llevarse una inyección de dinero en la cartera familiar, y regresar después junto a su familia. Este hecho garantiza el cumplimiento del contrato, su vuelta al país y el querer repetir en la próxima campaña. De hecho, se esperan cifras similares de contratación para la recolecta de fresas que viene.


Esta es una nueva realidad en la que todos salen ganando, y en concreto la mujer marroquí, que es la que introduce buenas cantidades de dinero en su hogar, ayudando a la situación económica de su casa y teniendo mayor autonomía. Y es que, aproximadamente por jornada de seis horas y media, se ganan unos 36 euros en la recolecta fresera.


Con este tipo de iniciativas bilaterales, no sólo se saca beneficio económico en España al contratar de forma legal a marroquíes por unos meses determinados, sino que refuerza la comunicación entre las personas de ambos países y supone una dinamización de la economía marroquí y una puerta segura (al ser contratos legales, con desplazamiento de ida y vuelta garantizados) a los trabajadores y trabajadoras marroquíes en paro en Marruecos.

 

 

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