Las empresas marroquineras reconducen su producción para hacer frente a la competencia asiática · La crisis hace mella aunque el sector sostiene que emergerá con la calidad.
La piel de Ubrique reconduce el negocio hacia la producción de alto
nivel para poder hacer frente a una poderosa competencia asiática, que
ha puesto en jaque al sector nacional al tirar por los suelos los precios de
los artículos.
El municipio lucha desde hace ya un tiempo contra el gigante amarillo,
apostando por la calidad y la innovación como únicas armas para aguantar esta
dura embestida de las exportaciones, sobre todo de China. Contrarresta como
puede los puyazos de la deslocalización productiva y
la fuga de firmas a países emergentes, donde la mano de obra y los costes
son más baratos. Por no decir, la llamada 'moda perecedera' de grandes
grupos textiles nacionales, que cada temporada renuevan diseños, sobre todo en
bolsos y complementos y no permiten que la pequeña industria local pueda
competir y seguirle a la zaga. "Venden marcas y no calidad",
asegura el sector marroquinero.
Y por si no tuviera poco, el empresariado marroquinero se bate el cobre para
hacer frente a los estragos de la crisis económica actual, cuyos efectos
tambalean las plantillas de trabajadores de los negocios y echa el cierre a los
talleres familiares. A esto se suma que los bancos empiezan a poner
difíciles los adelantos y las operaciones de financiación, que necesita
este sector para poder comprar por anticipado las materias primas y la
maquinaria.
Por eso, la piel de Ubrique y de las localidades de
su entorno como Prado del Rey, se encuentra en una seria encrucijada, de la que
saldrá, según los más optimistas. La Sierra gaditana representa casi la
totalidad de la producción marroquinera de Andalucía. Y emergerá de este ciclo,
sostienen, porque cuenta con una amplia experiencia a sus espaldas de
una manufactura única, heredada de generación a generación, que sólo entiende
de calidad. Éste es el mensaje que lanzan los fabricantes locales: Ubrique fabrica calidad. "Aquí tenemos lo que les
falta a los países asiáticos", apostillan.
De hecho, en la actualidad casi el 60% de la fabricación ubriqueña
se destina a los productos de media y alta gama. Otro 25% más de la
producción se destinada a la alta gama y un 5% a los artículos de lujo. De Ubrique sale sólo un 10 por ciento de artículos de baja
gama. Son las estimaciones que maneja Empiel, la
Asociación de Empresas Andaluzas de la Piel, que agrupa a más de un centenar de
negocios.
La actividad de la piel serrana tiene a su favor dos fortalezas. Por un lado,
la localidad de Ubrique sigue siendo una importante
sede de producción de las grandes firmas y por otro, el empresariado
marroquinero se reorganiza para poder sobrevivir apostando por la producción de
artículos de alta gama y de lujo. Eso sí, tiene enfrente una serie de retos
como la necesidad de apostar por la innovación y la formación para
hacerse fuerte en los mercados nacionales e internacionales ya sea con marcas
propias o de las firmas para las que trabajan.
El presidente de Empiel, José Pulido, es de los que
prefieren ver el "la botella medio llena". Es consciente de "los
malos tiempos" que atraviesa el sector. Pero no claudica: "es verdad
que hay que apretarse el cinturón -apunta- pero con el buen hacer iremos hacia
delante". Para este representante, las agarraderas de esta actividad
están en una apuesta clara y decidida por vender profesionalidad y abrir
mercados en el exterior. El comercio electrónica en Internet y aglutinar una
imagen de grupo exportable a cualquier parte del mundo es vital para encarar
los nuevos tiempos.
Empiel considera que para la renovación es crucial el
lanzamiento de la Marca Ubrique , una nueva estrategia de imagen corporativa que vendría a
sustituir al conocido 'Ubrique Legítimo'. La razón de
su existencia se basa en la reivindicación del municipio como sede de la
manufactura de las grandes firmas de moda. Vendría a ser una especie de Made in
Ubrique que se incorporaría al etiquetado del
articulo de firma. "Hemos trabajado para todo el mundo. Ahora toca que
se nos reconozca el valor añadido del producto. Es un camino que puede ser
complicado pero no imposible", asegura Pulido.