© Copyright 2001 Adolfo Ricardo Ybarra y Julio
José Ybarra
Aunque este texto se encuentra registrado (©)
y no puede ser almacenado en BBS o sitios de Internet sin el
permiso expreso de los titulares del derecho de propiedad, y aunque
no puede ser vendido ni puesto solo o con otro material en ningún
formato electrónico o impreso en papel para la venta, sí puede ser
distribuido gratis por correo electrónico o impreso debiendo dejarse
intacto su contenido sin que nada sea removido o cambiado, incluyendo
estas aclaraciones.
Apéndice 2. Carta Y Explicación
De La Profecía De Daniel De Las Setenta Semanas De Años
1 ¶ EN el año primero de Darío
hijo de Assuero, de la nación de los Medos, el cual fué puesto por rey sobre
el reino de los Caldeos;
[Babilonia había ya caído ante los Medos y los Persas; este Darío no
era el rey supremo; era "de la nación de los Medos"; y el rey supremo era
el rey Persa, que era Ciro; es por Ciro por quien Darío "fue puesto por
rey sobre el reino de los Caldeos"]
2 En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los
libros el número de los años, del cual habló Jehová al profeta Jeremías,
que había de concluir la asolación de Jerusalem en setenta años.
[Se refiere a las profecías en Jeremías 25:11-12 y 29:10; ya casi habían
pasado los setenta años desde que la ciudad y el templo de Jerusalén fueran
destruídos por Nabucodonosor rey de Babilonia]
3 Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en
ayuno, y cilicio, y ceniza.
4 ¶ Y oré a Jehová mi Dios, y confesé, y dije: Ahora Señor, Dios grande,
digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te
aman y guardan tus mandamientos;
5 Hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos obrado impíamente, y hemos
sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus juicios.
6 No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron
a nuestros reyes, y a nuestros príncipes, a nuestros padres, y a todo el
pueblo de la tierra.
7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como
en el día de hoy á todo hombre de Judá, y a los moradores de Jerusalem, y
a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todas las tierras a donde
los has echado a causa de su rebelión con que contra ti se rebelaron.
8 Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes,
de nuestros príncipes, y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.
9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia, y el perdonar, aunque
contra él nos hemos rebelado;
10 Y no obedecimos á la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus
leyes, las cuales puso él delante de nosotros por mano de sus siervos los
profetas.
11 Y todo Israel traspasó tu ley apartándose para no oir tu voz: por
lo cual ha fluído sobre nosotros la maldición, y el juramento que está escrito
en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.
12 Y él ha verificado su palabra que habló sobre nosotros, y sobre
nuestros jueces que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal;
que nunca fué hecho debajo del cielo como el que fué hecho en Jerusalem.
13 Según está escrito en la ley de Moisés, todo aqueste mal vino sobre
nosotros: y no hemos rogado a la faz de Jehová nuestro Dios, para convertirnos
de nuestras maldades, y entender tu verdad.
14 Veló por tanto Jehová sobre el mal, y trájolo sobre nosotros; porque
justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que hizo, porque no obedecimos
á su voz.
15 Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra
de Egipto con mano poderosa, y te hiciste nombre cual en este día; hemos
pecado, impíamente hemos hecho.
16 Oh Señor, según todas tus justicias, apártese ahora tu ira y tu
furor de sobre tu ciudad Jerusalem, tu santo monte: porque a causa de nuestros
pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalem y tu pueblo dados son
en oprobio a todos en derredor nuestro.
17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos,
y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del
Señor.
18 Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros
asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos
nuestros ruegos ante tu acatamiento confiados en nuestras justicias, sino
en tus muchas miseraciones.
19 Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y haz; no pongas
dilación, por amor de ti mismo, Dios mío: porque tu nombre es llamado sobre
tu ciudad y sobre tu pueblo.
20 ¶ Aun estaba hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado
de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el
monte santo de mi Dios;
[Daniel todavía oraba cuando Dios hace notoria su respuesta con un
mensaje que le revelaría nuevas cosas tocantes al futuro de Israel:]
21 Aun estaba hablando en oración, y aquel varón Gabriel, al cual había
visto en visión al principio, volando con presteza, me tocó como á la hora
del sacrificio de la tarde.
22 E hízome entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido
para hacerte entender la declaración.
23 Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para
enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende pues la palabra, y
entiende la visión.
24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad;
y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía,
y ungir al Santo de los santos.
[Setenta semanas DE AÑOS, no de días. Esto hace un total de 490 años.
Estos años se refieren especialmente a: 1) El pueblo de Israel, 2) la ciudad
de Jerusalén. Es decir que se refiere a la historia del pueblo de Israel
en función de la historia de su ciudad santa Jerusalén. En estos 490 años
se cumplirán todas las cosas tocante a la salvación del pueblo de Israel,
y por lo tanto en esta profecía aparecerá EL MESÍAS, el cual es Jesucristo,
quien ha expiado las iniquidades de todos y manifestado la perfecta justicia
de Dios, a fin de justificar por medio de la fe en su sangre a todos los
que creen; es por la justicia de Cristo mediante la fe en su sacrificio, que
finalmente será acabada la prevaricación, concluido el pecado de Israel, con
lo cual se cumplirán las profecías]
25 Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar
y edificar á Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta
y dos semanas; tornaráse á edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
[La "palabra" para restaurar y edificar a Jerusalén, aconteció como
se nos narra en Nehemías 2:1. Las siete semanas y sesentaidos semanas de
años, van unidas y son consecutivas, dando un tiempo total de 69 semanas
de años, que son 483 años. Nehemías reconstruyó el muro de Jerusalén; Israel
vivió tiempos angustiosos durante todos los años que pasaron hasta la venida
de Cristo al mundo]
26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías,
y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad
y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la
guerra será talada con asolamientos.
[Inmediatamente luego de esos 483 años, contados desde Nehemías 2:1,
Cristo es crucificado y muerto, "se quitará la vida al Mesías". Aquí comienza
un tiempo de dispersión de Israel, en el año 70 D.C., los romanos destruyen
totalmente Jerusalén y el templo; comienza así una larga dispersión de Israel
que duraría siglos. Notemos que aunque la destrucción de Jerusalén por los
romanos no forma parte de las setenta semanas, es mencionado igual; tenemos
entonces en la profecía de las setenta semanas, mencionado un hecho que ocurre
en la dispensación de la Iglesia; entonces es incorrecto decir que hay un
"paréntesis" entre la semana número 69 y la número 70, o última semana de
Daniel; simplemente es el tiempo cuando Israel es dispersado luego de la
destrucción de su santa ciudad y su templo]
27 Y en otra semana confirmará el pacto a muchos, y a la mitad de la
semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre
de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación;
y derramaráse la ya determinada sobre el pueblo asolado.
[Esta es la última semana de todas, y esta separada de los 483 años
o 69 semanas de años. De ella nos hemos ocupado en 3.14. de este libro.
En Junio del año 2001, cuando escribo esto, aún no ha comenzado esta última
semana de Daniel. La Iglesia no es arrebatada ANTES de estos siete años,
sino DESPUES de ellos, como puede ver más detalladamente en los capítulos
9 y 10 de este libro]
*******
Volver A:
Contenido
O bien:
Continuar en ==> Apéndice
3
Inicio | Textos | Sitios cristianos recomendados | El Evangelio de la Eterna Salvación | Literatura
Cristiana Fundamentalista
e-mail: [email protected]
http://ar.geocities.com/antorchabiblica