LAS BASES DE LA FE POSTRIBULACIONAL

Por Adolfo Ricardo Ybarra

 

Copyright 2005, A. R. Y. y  J. J. Y.

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APÉNDICE 1.

 

SOBRE LOS DETERMINANTES GRAMATICALES

 

 

 

Ap1.1. LA NATURALEZA ESENCIAL DEL LENGUAJE, COMBINACIÓN SIGNIFICATIVA DE PALABRAS

          ... la ciencia del hablar no ha de buscarse en las palabras aisladamente, sino en su combinación y en la combinación de sus combinaciones.

     En el lenguaje todo es combinación.

     De igual manera, sin sonidos no hay música. Pero un párvulo manoteando desaforadamente sobre las teclas de un piano, produce sonidos, mas no música. La música ha de buscarse en la sistemática combinación de los sonidos.

     De modo análogo, la esencia íntima del hablar no ha de buscarse en las palabras aisladamente, sino en su apropiada y sistemática coordinación elocutiva.

(Arte de Hablar, de Eduardo Benot, de la Academia Española, Editorial Sopena Argentina S.R.L., Tomado de la Parte Primera, Sección 2da, Capítulo I).

 

Ap1.2. SOBRE LA INDETERMINACIÓN DE LAS PALABRAS AISLADAS Y LA NECESIDAD DE SU DETERMINACIÓN EN EL LENGUAJE HABLADO

En la cita anterior de Eduardo Benot, pusimos de manifiesto cuál es la esencia del hablar, y que dicha esencia no se encuentra en las palabras aisladamente sino en su combinación adecuada y sistemática; ahora veremos que las palabras aisladamente son términos sobremanera vagos y generales que en el lenguaje necesitan ser determinadas:

 

     Habría sido imposible hablar si se hubiera querido obtener una palabra para cada objeto y otra para cada uno de sus cambios.

     Sólo con un sistema es posible hablar: con un sistema que, por medio de un número de vocablos relativamente reducido, sea susceptible de combinaciones innumerables sin término ni fin. Así, a las pocas cifras de la numeración decimal es dado expresar por medio de un sistema todos los guarismos de la inacabable escala de la pluralidad.

     ¿Quién podrá enumerar las estrellas de los cielos, los árboles de los bosques, los animales terrestres, los pájaros del aire, las plantas, las flores, los seres humanos ... ? ¿Y cabe ni siquiera concebir guarismos para los cambios, variaciones y mudanzas de las cosas y de las personas? Yo fui niño, luego joven, luego viejo, he gozado salud, he padecido enfermedades ... ¿Quién puede ni siquiera calcular las alteraciones de cada ser?

     Las palabras son términos sobremanera vagos y generales, a los que por causa de esa vaguedad misma no corresponde ser alguno en particular. Así, en ninguna lengua del mundo hay vocablos expresivos de lo INDIVIDUAL. Lo individual no tiene nombre propio en ningún diccionario. Y por eso, a quien habla incumbe siempre su formación [Refiriéndose a objetos comunes].

     No existe objeto alguno que no tenga multitud de señales, marcas y caracteres exclusivamente suyos, o relaciones de situación, pertenencia, etc., que lo distingan y diferencien de todos los demás. Por ejemplo: Una mesa que sea de caoba vieja con tapa elíptica de mármol rojo, sostenida por un solo pie central, que tenga quemaduras en su base y se halle colocada en mi gabinete de estudio.

     Estos caracteres distinguen a esa mesa de todas las demás mesas del mundo. Ninguna de esas marcas y señales se halla comprendida en el concepto general de mesa, toda vez que en ese concepto no entra ni la idea de caoba vieja, ni la de mármol rojo, ni la de tapa elíptica, ni la de quemaduras excepcionales, ni la de colocación en determinado sitio. Por consiguiente, para hablar de esa mesa y no de otra ninguna, distinguiéndola de las demás de su especie, tendrá que enumerar el que habla, si no todos, algunos de esos caracteres, señales y distintivos peculiarísimos de ella, y no contenidos en el concepto general de MESA, tal como existe en el diccionario:

La mesa de tapa elíptica y de mármol rojo.

La mesa de las quemaduras.

La mesa de que hemos hablado.

La mesa consabida.

La mesa de tu gabinete de trabajo.

Aquella mesa.

     Lo que se dice de la mesa del ejemplo es aplicable a todos los seres del mundo. Ninguno tiene nombre hecho, y por consiguiente, para hablar de cualquiera de ellos, hay que formárselo; esto es, la persona que habla tiene que construir una expresión elocutiva que definitivamente lo dé a conocer por medio de sus cualidades, marcas, situación, pertenencia, etc., etc., ya en el momento de la palabra, ya en épocas anteriores y posteriores.

(Arte de Hablar, de Eduardo Benot, de la Academia Española, Editorial Sopena Argentina S.R.L., Tomado de la Parte Primera, Sección 2da, Capítulo II).

 

Esta característica de todas las palabras aisladas es aplicable también a las palabras aisladas de la Biblia. Si tomamos la palabra "parousía" aisladamente con su significado de "venida" y no el de "presencia" (pues de los dos significados, "venida" o "presencia", los traductores han escogido para los pasajes que citaremos el de "venida"), la palabra sola, aislada, no expresa ninguna venida en particular, todas las infinitas venidas de que se pueden hablar están potencialmente contenidas en la palabra "parousía" sola y aislada. Si deseo hablar de alguna parousía en particular, para formarle un nombre a eso individual debo construir una expresión elocutiva que definitivamente lo dé a conocer por medio de DETERMINANTES. Puedo así anteponer el artículo definido delante de la palabra "parousía" y sabré que estoy hablando no de cualquier parousía sino de UNA SOLA PAROUSÍA; luego puedo agregar después de la palabra "parousía" un genitivo de sujeto para indicar quién es el sujeto de la parousía, y tendré perfectamente reconocido de quién es esa PAROUSÍA PARTICULAR, y veré que se distingue de cualquier otra y es reconocida como ÚNICA.

 

Así en 1 Corintios 16:17 a la palabra aislada "parousía" se le antepone un determinante, el artículo definido "la", luego se le continúa con otro determinante que indica quién es el que viene, en este caso son varios "Estéfanas, Fortunato y Achâico", y tendré perfectamente definida UNA SOLA PAROUSÍA que se distingue de cualquier otra y es reconocida como ÚNICA, LA PAROUSÍA DE Estéfanas, Fortunato y Achâico de la cual Pablo se huelga:

 

1 Corintios 16:17

Huélgome de la venida [la parousía] de Estéfanas y de Fortunato y de Achâico: porque éstos suplieron lo que a vosotros faltaba.

 

Así en 2 Corintios 7:6 a la palabra aislada "parousía" se le antepone un determinante, el artículo definido "la", luego se le continúa con otro determinante que indica quién es el que viene, en este caso "Tito", y tendré perfectamente definida UNA SOLA PAROUSÍA que se distingue de cualquier otra y es reconocida como ÚNICA, LA PAROUSÍA DE Tito con la cual Dios consoló a Pablo:

 

2 Corintios 7:6

Mas Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida [la parousía] de Tito

 

Así en Mateo 24:27 y 1 Tesalonicenses 4:15 a la palabra aislada "parousía" se le antepone un determinante, el artículo definido "la", luego se le continúa con otro determinante que indica quién es el que viene, en este caso el Señor Jesús, el Hijo del Hombre, y tendré perfectamente definida UNA SOLA PAROUSÍA que se distingue de cualquier otra y es reconocida como ÚNICA, LA PAROUSÍA DE JESUCRISTO:

 

Mateo 24:27

Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida [Griego: h parousia, la parousía] del Hijo del hombre.

 

1 Tesalonicenses 4:15

Por lo cual, os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida [Griego: thn parousian, LA PAROUSÍA] del Señor, no seremos delanteros a los que durmieron.

 

Ap1.3. EL ERROR DE UN PRETRIBULACIONISTA QUE APARENTEMENTE NO ENTIENDE EL FUNCIONAMIENTO DEL LENGUAJE

Encontré en Internet a un pretribulacionista que confundía los hechos de la siguiente manera:

 

Original en Inglés:

Does the use of the same Greek word, "parousia", which means coming or presence, in all the passages of 1 Thess 4 & 2 Thess 2, & Matt 24 indicate that since the same word is used it is the same event?

 

Traducción:

El uso de la misma palabra griega "parousía", que significa venida o presencia, en todos los pasajes de 1 Tesalonicenses 4 y 2 Tesalonicenses 2, y Mateo 24, ¿indica que, ya que es usada la misma palabra, es el mismo evento?

(Tomado de: www.linkjesus.com/parousia.htm, el 28 de mayo del 2004)

 

Original en Inglés:

Parousia can refer to all sorts of different things, that are even totally unrelated to the return of christ at all. 1Cr 16:17, 2Cr 7:6, 2Cr 10:10, Phl 2:12.

 

Traducción:

Parousía puede referirse a toda suerte de cosas diferentes, que pueden aun no tener relación alguna al retorno de Cristo en absoluto. 1 Corintios 16: 17. 2 Corintios 7:6, 10: 10, Filipenses 2.12.

(Tomado de: www.linkjesus.com/parousia.htm, el 28 de mayo del 2004)

 

Es verdad lo que él dice cuando dice "Parousía puede referirse a toda suerte de cosas diferentes, que pueden aun no tener relación alguna al retorno de Cristo en absoluto"; lo mismo podemos decir de cualquier palabra de concepto del lenguaje aislada y sola: "la palabra "equis" puede referirse a cualquier equis; ya lo hemos visto, hemos visto que una palabra sola y aislada es de aplicación potencial a cualquier individuo significado por la palabra; vimos que si tomamos la palabra "parousía" aisladamente,  con su significado de "venida", la palabra sola, aislada, no expresa ninguna venida en particular, todas las infinitas venidas de que se pueden hablar están potencialmente contenidas en la palabra "parousía" sola y aislada; así que el pretribulacionista de www.linkjesus.com/parousia.htm tiene razón al decir lo que dice cuando dice "Parousía puede referirse a toda suerte de cosas diferentes, que pueden aun no tener relación alguna al retorno de Cristo en absoluto". Pero él no acierta a entender que cuando la palabra aislada es rodeada de determinantes y funciona en conjunto con ellos, entonces la palabra MÁS sus determinantes adquiere un significado DE ALGO ÚNICO PARTICULAR.

 

Él también pregunta:

"El uso de la misma palabra griega "parousía", que significa venida o presencia, en todos los pasajes de 1 Tesalonicenses 4 y 2 Tesalonicenses 2, y Mateo 24, ¿indica que, ya que es usada la misma palabra, es el mismo evento?". A lo cual respondo prestamente y sin inconvenientes:  ¡NO, el uso de la misma palabra griega "parousía", si estuviera sola y aislada, en todos esos pasajes no indicaría que es el mismo evento; pero el uso de la palabra NO aislada: "parousía", teniendo determinantes gramaticales equivalentes en distintos pasajes, el conjunto de la palabra "parousía" MÁS los determinantes gramaticales equivalentes, SÍ SE REFIERE A UN MISMO EVENTO! Y ese es el caso de nuestra palabra "parousía" en nuestros pasajes de en Mateo 24:27 y 1 Tesalonicenses 4:15, ella no aparece sola y aislada sino con determinantes gramaticales equivalentes junto con los cuales designa una cosa definida: LA PAROUSÍA DEL HIJO DEL HOMBRE. Así en Mateo 24:27 y 1 Tesalonicenses 4:15 a la palabra aislada "parousía" se le antepone un determinante, el artículo definido "la", luego se le continúa con otro determinante que indica quién es el que viene, en este caso el Señor Jesús, y se tiene así perfectamente definida UNA SOLA PAROUSÍA que se distingue de cualquier otra y es reconocida como ÚNICA, LA PAROUSÍA DE JESUCRISTO:

 

Mateo 24:27

Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida [Griego: h parousia, la parousía] del Hijo del hombre.

 

1 Tesalonicenses 4: 15

Por lo cual, os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida [Griego: thn parousian, LA PAROUSÍA] del Señor, no seremos delanteros a los que durmieron.

 

Finalmente, notemos que el grupo nominal formado (nombre formado) por la palabra "parousía" con el artículo definido "la" adelante y seguida por el equivalente a "Jesucristo" no posee ningún otro determinante más dentro del grupo nominal; el grupo nominal queda idéntico y cerrado tanto en Mateo 24:27 como en 1 Tesalonicenses 4:15; NO EXISTEN MARCAS DIFERENCIADORAS, SON UN MISMO NOMBRE EQUIVALENTE DE UNA SOLA COSA PARTICULAR DEFINIDA, LA PAROUSÍA DEL SEÑOR, EL HIJO DEL HOMBRE (claro está: ¿quién es el Señor, quién es el Hijo del Hombre? es uno y el mismo Señor Jesucristo, véase APÉNDICE 3).; por lo tanto, sin lugar a dudas, designa un mismo evento tanto en Mateo 24:27 como en 1 Tesalonicenses 4:15.

 

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