Entrevista
a |
![]() |
-¿Desde
cuándo comenzó a escribir? No
soy el clásico niño prodigio. Durante el bachillerato y la vida
universitaria, 15, 24 años, escribí alguna cosa; incluso publiqué en
alguna revista universitaria. Hubo un largo parón obligatorio por
incompatibilidad con mi vida profesional. Lo retomé a la jubilación, a
los 65 años. -¿Qué
es para usted la Poesía? -Es
intentar mirar al mundo desde una nueva ventana mágica, a base de jugar
con las palabras, con las intuiciones, con los sentimientos. Es intentar
que las palabras digan algo más de lo que normalmente dicen. Cuéntenos
sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria. -Soy
médico pediatra y pasé mi vida entre niños. (Por si fuera poco, tengo
cinco hijos). Fué al jubilarme cuando retomé una vieja pasión por la
poesía. Desempolvé viejos poemas y escribí febrilmente otros nuevos,
obsesionado con la idea de que “sólo somos el tiempo que nos queda”
y yo presiento que ya es escaso. Publiqué
los poemario; “En las zarzas del camino” en el 2005, “Memorial
Inacabado” en 2006 y está prácticamente maduro un tercero, “En el
dintel del tiempo”. Participé en una Antología: “Poetas de
transición” y hay poemas míos en diversas revistas, tanto en papel
como digitales. Traducido al italiano, he vivido el sueño de dar algún
recital en Venecia. -¿Cómo
define su poesía? -Aparte de que no sería objetivo, creo
que no sabría hablar de mi poesía, ya que la escribo para que sea ella
la que hable por mí. Algún crítico ha dicho: “si tuviéramos que
colocar algún marbete a sus versos hablaríamos de poesía existencial,
centrada en las angustias del yo”. “La congoja del vivir y del
morir. El terror de cada día, la duda….” “el sentimiento de que
ya es tarde para todo, que está cerca la hora del último navío”
“el paso del tiempo produce un sentimiento melancólico que sólo
palian algunas realidades gratas: las raíces, los recuerdos y el
amor”. -¿Cree
qué el escritor es un ser obsesivo? -Sí; obsesivo por no repetirme, por no caer en lugares comunes y por tratar de no describir lo evidente. -¿Cómo
ve la nueva poesía de estos últimos tiempos? -Leo
mucha poesía, pero no conozco a todos los autores. Debo confesar que
soy bastante conformista y que siempre encuentro algo valioso en los
autores nuevos que leo. Son como nuevas ventanas al mundo. No sé los
que perdurarán, pero creo que no es mal momento para la poesía. -¿Es
necesario que el escritor sea un hombre comprometido? -Lo
del “compromiso” siempre despierta en mi cierto recelo. Hay
demasiado panfleto disfrazado de poesía. Pienso que el poeta debe estar
comprometido con la poesía; y el hombre debe comprometerse con la poesía.
La poesía ayuda al hombre a mejorar sus sentimientos y sus acciones. -¿Cuál
es el fin de su poética? -Hay
una respuesta tópica y típica, pero que no deja de tener su tanto por
ciento de verdad: “Escribo para ahorrarme la minuta del psicoanalista”.
La poesía me ayuda a pensar. -¿Cuáles
son los autores que influyen en su obra? -Sería
más corto enumerar los que no me han influido. Mis primeros maestros
fueron Antonio Machado, Miguel Hernández y, ante todo y sobre todo, el
peruano César Vallejo. Más tarde llegaron Rilke, Walt Whitman, Pessoa,
Juan Gelman… y, claro, toda la generación del 27. -¿Qué
libro nos recomendaría leer? -“Matar
a Platón” de Chantal Maillard. Es una poeta hispano-belga, que vive
en Málaga y yo creo que es
uno de los valores de la poesía española actual con mayor proyección. -¿Cómo
ha cambiado su lenguaje poético a través de los años? Espero
que mucho y que haya cambiado para bien. Creo que ha cambiado hacia la
reducción y hacia el minimalismo. He tratado de podarme a mi mismo,
calibrar mucho los adjetivos y decir las cosas con las menos palabras
posibles. -¿Qué
hace antes de escribir? -Nada.
Soy muy vago y espero que la idea venga a mí; no voy yo a buscarla.
Puede resultar un tanto presuntuoso, pero el método me funciona. A
veces, muy de vez en cuando, me llega una idea. Suele ser en forma de un
primer verso, que es lo que condiciona el resto del poema. Luego, es
como el imán en la caja de puntas.
-¿Cómo
ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué
soluciones le daría a este problema? -No
tengo ninguna solución mágica. La industria editorial es un negocio y
como tal, obra en consecuencia. La poesía, al menos en España, no
vende y las editoriales son reacias. Se me ocurre que el poeta se
dedique, antes de publicar, a actividades mediáticas: Jugador de fútbol,
presentador de TV, cantante de Rok….jeje -¿Cree
en los concursos o certámenes literarios? -No
tengo experiencia; por norma no me presento. Pero es posible que haya
alguno justo e imparcial, digo yo. -¿Qué
opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como
revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura? -Yo
creo que es muy positivo. Es una manera fácil de que todo aquel que
crea que tiene algo que decir, lo diga sin tener que hacer cola en las
editoriales. El autor se siente satisfecho y si lo que ha dicho tiene
valor, alguien lo encontrará. -Por
último: ¿Desea agregar algo más? -Sí,
agradecer a la Revista Remolinos que se haya acordado de este humilde
pediatra-poeta, a pasar de vivir recluido en este recóndito rincón del
Norte de España. Felicitarles
por su esfuerzo en difundir lo único que nos queda que no tiene
fronteras: la poesía.
|
Octavio
Fernández Zotes, nació en 1935 en Laguna de Negrillos, León
(España). Realizó sus primeros estudios en Astorga y en León. Se
licenció en Medicina en Valladolid. Se hizo pediatra en Bilbao y ejerció
esta profesión durante 37 años en Galdakao (Vizcaya), donde reside
actualmente. Al final de este camino, se planteó si habría vida después
de la medicina. Y se preguntó: ¿por qué no en la poesía? Con tres
poemarios publicados, y otro en camino, se sigue haciendo la misma
pregunta sin hallar una respuesta que le con venza demasiado. |
Revista Literaria Remolinos