Daniel E. San Martín
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Hijo mío, ¿por qué me has abandonado?

 

 

Hice el árbol, y dos manzanas se cayeron del árbol. Con una inventé el pecado, con la otra la gravitación universal.

Fue al tercer día que me puse a trabajar; los dos primeros dormí. El quinto descansé, y en el séptimo vi que el mundo no estaba listo. Me apuré, me exigí plantas con flores, animales de sangre caliente, nuevas montañas. Se me dio por crear el fuego, y me gustó. Como los animales le temían, hice a uno para que lo admire, por vanidad. Entonces le di el entendimiento, y aprovechando esto dispuse que se encargue de algunas cosas, como mantener el fuego e inventar herramientas.

No sé cuántos días iban, ya estaban lejos los siete que me había propuesto en un principio; pero no me importaba, cada vez estaba más orgulloso de mi creación, de como tomó movimiento y de como se iba modificando por sí misma, de acuerdo a las leyes que se me ocurrieron. Por eso el hombre fue lo que más me gustó, porque me sorprendía: hacía pueblos, los destruía, inventaba historias, se organizaba... Sobre todo me reconocía: me hacía sentir importante.

Un día pidió una compañera, porque vio que los animales tenían. Le di a la mujer, y puso a la mujer a su lado al dormir, y tuvieron otros hombres y mujeres. Y fue la mujer instrumento de justicia entre los hombres, porque así todos, tanto los más fuertes como los más débiles, tuvieron a quien mandar y por quien ser obedecidos. El hombre estuvo conforme: mujer, fuego, caballo, manzanas, guerra. Y yo estuve conforme.

Me dediqué a hacer peces para el océano; probé formas nuevas, colores atrevidos, conductas sanguinarias. El hombre, en ese tiempo, inventó el televisor (¡me sentí orgulloso!). Hice la luna, entonces, para dársela, para que la vea y la admire y me admire en ella; pero también para que no olvide, para que tenga presente cuál es su lugar.

Prefiere ver el televisor, y hasta se burla de mirar la luna. Por primera vez en toda una eternidad logró hacerme sentir mal. Ingrato: le dediqué más atención que a cualquier otra criatura, piedra o viento, puse en él mis valores más preciados... ¡hasta llegué a considerarlo un hijo! Y cuando empieza a sentirse un poco seguro lo invade la soberbia y te da vuelta la cara; cuando más agarrado te tiene, cuando ya es al revés y es uno el que necesita su atención, ahí hace caso omiso de la clemencia que tantas veces le tuve y da con el mazo en donde más duele; cebado como un animal, ensañado por el mero gusto de creerse independiente, reniega de quien le dio de comer, de quien le dio manzana, carne y religión, de quien lo abrigó y concedió a sus berrinches, y te reclama por una costilla, por la vejez, por el frío... ¡¿Acaso él pudo hacer algo mejor?!

Por momentos me invade el deseo de mandarle un diluvio hasta que se ahogue sin remedio (¡puedo hacerlo, aunque esté viejo!).

Pero claro, ya no importan mis quejas, ahora es demasiado tarde: me encariñé. En verdad debería decir que me enamoré, me enamoré de lo que hice.

Y soy débil.

 

 

«Publicado en el libro "Amoralejas", de Daniel E. San Martín (ISBN 978-987-02-1738-1)».

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© Daniel E. San Martín

 

 

 

 

Daniel E. San Martín nace en Buenos Aires, Argentina. En 1991 publica su primera edición impresa, que contiene poesías y cuentos en el mismo volumen. Estos últimos aparecen bajo el título Cuentos de amor y locura, de locura y muerte, de muerte y amor, y de amor, locura y muerte, en obvia referencia a Horacio Quiroga. Su cuentos han sido leídos en distintas radios, entre otras FM Rock&Pop. En 1999 la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ auspicia una nueva edición y distintos textos comienzan a publicarse en Internet y revistas impresas. En 2003 estrena su obra El Desajuste y en octubre de 2004 inicia la publicación SE LO CUENTO. Varias obras aparecen bajo modalidad I.P.E. de publicación, con envíos a todo el mundo. En 2005 “Hijo mío, ¿por qué me has abandonado?” es traducido al portugués para su publicación en Brasil. En 2006 publica Amoralejas, libro de cuentos que ha cosechado importantes elogios. El escritor Jorge Emilio Nedich, novelista dos veces finalista Premio Planeta, ha dicho: «Lleva al lector a un lugar distinto, lo ubica en otra posición de lectura: que reconozca otro tipo de sensaciones y otro tipo de sentimientos. Me parece sinceramente destacable». Asimismo, el prestigioso crítico Jorge Lafforgue ha escrito para la presentación de Amoralejas: «La espléndida tradición nuestra del cuento: Quiroga, Borges, Cortázar, agrega un nuevo eslabón: San Martín». En 2007 el cuento “Piedad” ha sido incluido entre el material de estudio del Seminario de Narrativa de la carrera de Letras de la UNLZ.

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