Costumbre
de pecado
El resguardo aparece de
improviso
Soy hijo de la nada
Uñas sucias
Lengua cortada a la mitad
Imaginación afilada
Costumbre de pecado
La pereza me invade
Suaves murmullos armónicos
Casi como los de un traidor
La arena se cuela en mis dedos
El traidor se prepara
El espejo se rompe
Busco sus palabras y nadie contesta
Suspiros en el aire se observan
Punzadas directo al corazón
Amargura entre los pliegues
El traidor se esfuma
Una y mil cintas me envuelven
Múltiples colores
Belleza de pensamiento
Lagrimas en los ojos
Parte del todo
Costumbre de pecado
Cicatriz
Cada marca de mi cuerpo
Se convierte en una señal
Señal de tiempos de cambio
Tiempos que me arrastran al anonimato
Entre un mar de gente
Agachando la mirada
Marcando mi cuerpo con otra marca
Las que guardo celosamente entre mi abrigo y el vacio
Las que solo salen a la luz a veces
Batallas cursadas, que se interponen entre lo que mas temo
Lo que mas amo
Sonidos incomprensibles
Mitad humano
Mitad animal
Parte del instinto
Nueva raza forjada a partir de la sangre derramada de los cuerpos de
los minutos suicidas
Justicia innecesaria
Caída precipitada
Dulce agonía
Mitad animal
Mitad humano
Aprendizaje forzoso
Solo las marcas permanecen y la mente no responde
Solo el cuerpo responde
Los recuerdos se olvidan
Las cicatrices permanecen
Viento
Soy parte de la más pura
esencia
No puedes verme, pero si sentirme
He sido adorado sin razón
Temido por aquellos que no entienden mi naturaleza
Parte del vacio
Carezco de identidad, pero soy real
¿Quién soy?
Consecuencia de la vida
© Romina
Bobadilla
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