Martín
Horna Romero |
UN
ÁNGEL BAJO LA SOMBRA I Dices
que eres un ángel porque
tienes las uñas moradas, la cara lavada y blanca y
el cigarrillo trémulo en los labios como temor de labio entre 2 gritos Sí,
entiendo no
son suficientes los lunares que
–seguramente- llevas en el pecho Para
ser lo que eres también cuentan las sombras en el vientre tu
cuerpo oculto bajo loba y
tu poca lágrima en
el crepitar anaranjado de la luna Dices
que eres un ángel pues
rayos de sol te deshacen la piel de Ícaro Y
solamente porque cuerdas de metal se cuecen en tus manos Dices
a tus alas que no son de ave II Pero
hoy me has dicho que eres ángel porque
yo te lo permito pues
me sientes a tu lado
en el camino como
un sauce marcial cálido
y agreste tanto
o más que el vientre turquesa de las comadrejas más
próximo a ti que conmigo Sí,
entiendo para
ser lo que eres también cuentan tus senos pequeños aquellos
como cachorros de gato o migas de pan Mas
no es necesario que reveles el estigma en la frente ni
que muestres los tobillos numerados Para
ser lo que eres bastan
las uñas moradas y el cigarrillo entre los dedos.
He
abandonado mi cuerpo Como
el naufragio abandona las barcas O
como la memoria al bajar las mareas E.
A. WESTPHALEN
Q.
E. P. D. Aquí
yace un hombre a
quien los aires le temían,
a quien
la frente parecía caérsele
de la
frente,
a quien sus
propias manos lo hicieron muralla.
Un
hombre que oscilaba fácilmente
entre edénico
y
judásico. Y en ocasiones hurgaba
por especias demasiado fuera de la casa. Su
nombre
era mi padre. Y las hebras de sus cejas, que eran remos sobre el tiempo,
conquistaron a mi madre. Ella me enseñó a amarlo, separando hábilmente
a los mares del océano; y así aprendí a separar
al mal que era mi padre de lo sagrado de las parábolas. Pero,
finalmente, el tiempo se lo llevó consigo: sus remos se agotaron, la
lengua se le hizo trapo y los aires lo hicieron parte de sus periplos en
las playas. Entendí, entonces, que los aires lo esperaban: nunca le
temieron. POEMA ARITMÉTICO Te quiero no 1 vez sino 2 veces más que ayer Te quiero en un 2 por 3 y en un beso… 16 Y hoy escribo porque quiero no detenerme para querer Te quiero con toda intención de conjugar un mismo verbo en todo tiempo Érase una vez, desde el principio, de todas las maneras posibles te quiero queriendo con querer Y que fluya este cariño como quien la cosa no quiere aunque dentro esté muriendo por quererte más que ayer
© Martín Horna Romero
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Martín Horna Romero. 28 años (28-07-79) Egresado de San Marcos (Literatura). Publicación en revistas peruanas. Docente. |
Revista Literaria Remolinos