Pablo Martínez Antúnez
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VENTANA DE LA NOCHE

Te miré por la ventana de la noche
y se me ocurrió pensar…
me dan ganas que las ratas tengan alas
y se aniden en tu alma,
para que dejes de rebuznar en mis calles,
cuando pienso que existo y enseguida me devoras.

 

 

 

CUANDO LA LUNA SE DESPIDE

Zapatos viejos en la azotea
platos rotos en la cocina
calzones rojos en la cama;

la luna se despide
el amanecer se apresura.
la aurora se enamora
el rocío también,

¡Rayos!,
"Una rana salta en mi estómago"

quiero besarte
quiero amarte
quiero tocarte
quiero tomarte

siento el cielo girar
siento tus ojos brillar,

creo que te amo.

 

 

 

DESPIERTO EN LA RISA VAGABUNDA

 

Despierto en la prisa devorada,
en la risa vagabunda,
camino en las huellas de tu abrazo,
mis ojos arrastran tus bondades,
el misterio se escapa de mi mente.

Despierto en la senda dibujada,
vagando en silencio,
deseando tus pasos,

camina el viento,
camina la espuma
mis venas tiemblan
mis piernas también.

Siento el hueco de tu sombra
siento morir en la risa,
las estrellas caminan
con mis huesos quebrantados
cuando brilla el alba
cuando mis ojos se abren
bajo la risa vagabunda.






 

LAS PISADAS DEL ANDAR

 

En la tumba de la calle
hay pisadas del andar;
tragando retratos
besando grietas,
cogiendo lágrimas
que deja un niño,

hay templos
e imágenes podridas.

Las pisadas del andar,
es ventanita de un infierno.

Hay ira oculta en la banqueta,
hay terror,
hay miedo.

Un moribundo llamado amor,
se desliza vendado,
como rata sin patas,
como luna de agua,
como agua de nada.

Llagas de nostalgia
rebuznan en la azotea de la noche.







 


EN ALGÚN LUGAR

 

¿Como se te ocurre morir ahora?,

Si mis calles se nublan de flechas
Si mis cielos se quedan llorando,
¿Cómo se te ocurre cerrar los ojos?;

si apenas el sol salió
si apenas tu flor tendrás,


todo ha quedado en oscuridad;
libretas rayadas
retratos callados
pupitres vacíos,
todo…
todo ha quedado en oscuridad.

Arena de noches llueve,
risa pagana te esconde
riscos de agua lloran,
matando mis cielos,
matando mis días
matando mis horas;

vendados se quedan tus ojos,
extintos se pierden mis rezos.

Niebla oscura ahorca mi voz
profanan mis lágrimas tristes.

Agustín, ¡regresa!…
o me aviento desde la azotea del cielo
para seguir rebuznando como niños eternos

en algún lugar del tiempo
en algún lugar del cielo.

 

 

 

© Pablo Martínez Antúnez

 

 

Pablo Martínez Antúnez. (El Salto Durango, México),  Escribe poemas en verso y en prosa, también escribe relatos y cuentos. Publicaciones compartidas: ”Crisol Literario” (CEN Ediciones, Argentina 2006), “Mensajeros Literarios” (CEN Ediciones, Argentina 2006), y “Voces hispano-hablantes en el mundo” (Trazo literario, Argentina 2006). Finalista en repetidas ocasiones en certámenes Internacionales de Poesía. Mención de honor en el cuarto certamen internacional de poesía y cuento breve organizado por la Editorial MIS ESCRITOS,  Argentina (2004). Mención Especial en el certamen internacional de poesía y narrativa “Crisol Literario” organizado por la Editorial CEN EDICIONES, Argentina (2006).

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