Cosas sobre el Salmón de los ríos asturianos

 

 

Carlos Nores Quesada. Profesor de la Facultad de C. Biológicas de la U. de Oviedo.

Intervención en el II Congreso de Hostelería del Principado de Asturias

15-16 de Noviembre de 1999

 

¿Pero alguna vez los asturianos se hartaron de salmón?

Hablando de salmón es cierto que cualquiera tiempo pasado fue mejor. Pero se ha exagerado al repetir el tópico de que hubo alguna vez tanto salmón que obreros y criados estuvieron más de una vez al borde de la revolución social por el abuso de sus patronos al darles de comer diariamente salmón hasta la repugnancia.

Este tema ha sido tratado por Pedro de Mendicouague en un capítulo de su denso y documentado libro “Las regalías salmoneras” (1953), en el que defiende la tesis de que el salmón cantábrico nunca fue tan abundante como para haberse despreciado y depreciado como alimento. Antes bien, era tan apetecido y caro como lo es en la actualidad (excepción hecha del Campanu).

-         La tradición oral de los ribereños de las zonas salmoneras repite insistentemente que obreros y criados especificaban en sus contratos que no comerían salmón más de tres veces por semana (se cuenta de los servidores del Monasterio de San Pedro de Villanueva, de los obreros de la Carretera Oviedo-Santander a su paso por Margolles o de los de la basílica de Covadonga).

-         Los mismos rumores, punto por punto, se han recogido en Galicia, Cantabria, Vizcaya, Guipúzcoa, Bretaña, Normandía, Bélgica, Inglaterra, Irlanda o Escocia. Pero, según Mendicouague, no se encontró ninguna prueba documental, a pesar de haberlas buscado insistentemente, por ejemplo en Inglaterra, con recompensa por medio, y en Cantabria, a través de una encuesta dirigida a los Ayuntamientos.

La fuente de información queda siempre referida “a terceros” (aun con nombres y apellidos), a los más ancianos del lugar o simplemente, al socorrido “se dice que”…

-         El autor citado considera los famosos contratos como la elevación a rango de norma general de lo que pudo haber sido algún hecho excepcional y aislado, siempre con la sana intención de demostrar el consabido e indiscutible “antes tenía que haber más que ahora”.

 

El salmón siempre fue un alimento apreciado por su exquisitez, y así lo ha manifestado su precio, siempre superior al del pescado marino, como el besugo, la lubina, el lenguado, la merluza, el mero, el bonito o incluso la langosta (datos de 1809).

Existen datos de mercados que confirman que desde 1605 hasta 1953, fecha del estudio de Mendicouague, cuando ya se añoraban tiempos pasados, el precio del salmón se mantuvo entre 8 y 12 veces más caro que el besugo.

No es creíble que hubiera empresarios que hartaran a sus obreros con el pescado más caro del mercado, incluso comprado a precio de saldo a pié de río, ya que hay constancia, desde la Edad Media, de un activo comercio con el interior de salmón fresco, escabechado, salado o ahumado.

Respecto al número de salmones capturados en nuestros ríos que se citan en referencias al pasado, en la mayoría de los casos se conservan los datos que en su momento resultaron excepcionales, precisamente por su capacidad de sorprender y de permanecer en la memoria como noticia. Por la misma razón, las cifras habituales fueron cayendo en el olvido.

-         ¿Sería un dato excepcional el que refiere Sáñez Reguart en 1798, de dos mil salmones diarios, incluso para todos los ríos cantábricos?

-         Un ejemplo: en un día de la temporada de 1954 se pescaron en el Sella 132 salmones. Si nos dejásemos caer en la tentación de extender esa captura a toda la temporada (como ya he visto en algún libro posterior) deduciríamos que ese año se habían pescado más de 20.000 salmones, cuando en realidad no llegaron a 3.000. Y al año siguiente las capturas cayeron a la tercera parte.

-         A modo de comparación puede acudirse a las fuentes documentales que indican que en la presa de Malvecina, la más importante estacada del Río Pas, se pescaron en 1678 un total de mil salmones, es decir, de seis a siete salmones diarios en una costera de 5 meses.

A finales del siglo XVIII se quejaba Sáñez Reguart cuando mencionaba la cifra de 10.000 a 12.000 salmones pescados en el Sella en una temporada, capturados por sistemas de pesca masivos (redes, estacadas, salmoneras) en razón de privilegios señoriales que fueron abolidos por Ley de 1811.

A este respecto hay que hacer algunas consideraciones que permitan establecer comparaciones.

-         Estas cifras se refieren a las capturas logradas a lo largo de nueve meses, de enero a septiembre. Actualmente se pesca solamente cinco meses, de marzo a julio.

-         Si son ciertos los 12.000 salmones de finales del XVIII, parece que se redujeron en menos de un cuarto de siglo (en 1824) a 1.500 (Ocampo, 1990), más o menos los mismos que se pescaban en los años 50, si bien hay que reconocer que es cinco veces más que lo que se pesca hoy en día (307 de media entre 1987-92)

-         Otro ejemplo: los 4.732 salmones pescados en Asturias en 1967 se redujeron a 2.667 en 1981 y a 2.082 en 1992.

¿Hay causas que hayan podido disminuir las poblaciones de salmón en el Cantábrico?

Ya Aramburu (1899) menciona los famosos contratos y rememora la nostalgia de tiempos pasados, achacando la pérdida a la contaminación por el carbón y a otros efectos de la incipiente industrialización.

Otras limitaciones también son patentes, como las presas, que han impedido el acceso de los salmones a una gran parte de los frezaderos potencialmente mejores.

La zona a la que los salmones actualmente pueden acceder en el Navia es la quinta parte de su antigua área de expansión

La puesta en funcionamiento de la Presa de Arbón en el río Navia en 1964, hizo caer las capturas de una media de 600 en los años 50 a unas 425 de media los seis años posteriores a su puesta en marcha, cayendo drásticamente a partir de 1971 a una o dos decenas (unos 500 anuales en los años 1920, según Marzales, 1945).

La zona salmonera del Río Narcea ha quedado reducido a 2/3; pero en el Nalón-Caudal, los salmones, a causa de las presas, no pueden acceder al 75% de los antiguas zonas de freza.

Aunque el salmón está en declive (si fuese otra especie ya estaría incluída en algún catálogo de especies amenazadas), los tiempos pasados, aun los remotos cuatro siglos atrás, tampoco fueron el país de Jauja que una tradición bienintencionada (pero nostálgica y acaso victimista) puede hacernos creer.

Cabe aquí resaltar la frase que cierra el capítulo “El precio del salmón en tiempos pasados” de Pedro de Mendicouague, que viene a cuento de esta mesa redonda de mar y gastronomía:

-         “Si algún día te dispones a disfrutar del sabroso pescado, yo me permito darte un apresurado consejo, no sea que alguno de los que te acompañen añore pasados tiempos y saque a relucir el manoseado tópico de marras. No pierdas más tiempo. Y sin más presta toda tu atención a lo que en el plato espera, que esto sí es cosa seria que requiere que no te distraigas”.

 

Ocampo, 1990. Campesinos y artesanos en la Asturias Preindustrial (1750-1850).

Hosted by www.Geocities.ws

1