Antropocentría ©2007, Adrián Lozano Me vi entonces en la playa de mi vida, esa que anteriormente creí era solo de la mía, pero en el momento que voltié mi vista descubrí un océano en flujo que se conjuntaba con migo mismo. Y ahí encontré una atadura entre mi libertad y la del otro. Sonreí pronto al encontrar corrientes que se me acercaban para destenzar el lazo; y batallé horrores cuando algotra me arrastró lanzándome y retomándome como al estirar una liga. Casi nunca encontré un rumbo conjugado, hastas que cansado... noté que siempre las olas regresaban a mi playa personal. Siempre una fuerza final, impulsaba a las diferentes corrientes hacia mi... La fuerza, toda la energía del océano se vuelca, va y viene al final siempre hacia mi: el humano.