Del barro húmedo y cobrizo ©2006, Adrián Lozano La vida en el cobre va y viene de prisa, a diario se desliza en un motocar que tambalea. ¿A dónde vas niño? ¿De dónde viene tu risa? Yo solo siento caliente la brisa que nos rodea. Perderme sería fascinante, entre esta gente, perder un momento costaría tanto esfuerzo en desperdicio, y reflexionar... resulta complicado ahora que soy parte de esta realidad que me ha sido prestada. Escucho que me solicitan mas, yo se que mi presencia inservible sería ahora que vivo este extraño duelo, despierto sueño y no logro comprender lo que sucede, pero se que mucho está cambiando en la maquilación de mi vida. Por más que intenté, me ha resultado imposible lograr este última noche en tranquilidad y silencio disfrutando de los grillos y cigarras, de las estrellas y el negro espacio nocturno; de un cigarrillo y de la paz tan ansiada en estas caras, ya que es ruidosa tu vida y es imposible prescindir de tu fiesta. Me quedo tranquilo con respecto a las vivencias y a los frutos que producirá mi siembra que será cultivada por el incesante deseo de amor, que la hierba de la impaciencia jamás parasitará. Solo esperaré que tus hijos se alimenten de un buen sabor. Ciao Pucallpa; ahora dejo de ser un factor más en tu sistema, regreso a continuar con mi vida pausada que ahora cuenta con un nuevo volumen enciclopédico, de léxico, gastronomía y experiencia. Gracias de veras, gracias desde el alma. Ciao.