CINE MUDO

 

Se suele decir que el cine mudo es aquel que no tiene sonido, y que consiste únicamente de imágenes. Esto es un error, ya que si bien en el cine mudo no se captaba la voz de los actores, un intérprete por lo general de piano, tocaba en vivo, y a la par de la película, una melodía que la acompañaba. La mayoría de las veces, esta melodía estaba especialmente compuesta para el filme.

La idea de combinar las imágenes con sonido grabado es casi tan vieja como la cinematografía en sí, pero hasta finales de la década de 1920 la mayoría de las películas eran mudas. Este periodo anterior a la introducción del sonido se conoce como la "era muda".

El arte de la cinematografía alcanzó su plena madurez antes de la aparición de las películas con sonido. Dado que el cine mudo no podía servirse de audio sincronizado con la imagen para presentar los diálogos, se añadían títulos para aclarar la situación a la audiencia o para mostrar conversaciones importantes.

Ya en los comienzos de la industría cinematográfica se reconocía a la música como parte esencial de cualquier película, para ambientar la acción que transcurría en la pantalla. Los cines de ciudades pequeñas normalmente tenían un pianista ara acompañar la proyección; los de ciudades grandes podían tener incluso conjuntos de instrumentos, o también orquestas completas, que podían añadir efectos de sonido mediante instrumentos especiales, por lo general percusivos.

El cine mudo requería un mayor énfasis en el lenguaje corporal y del rostro, para que la audiencia pudiera comprender mejor lo que un actor estaba representando en la pantalla. Vistas retrospectivamente, algunas películas de la era muda pueden resultar extrañas, ya que puede dar la impresión que los actores realizaban sus performances de manera exagerada. Debido en parte a esto, el género de las comedias mudas tienden a ser más populares actualmente que los dramas, porque la sobreactuación resulta más natural en una comedia.

No obstante, en algunas películas mudas las actuaciones son más sutiles, dependiendo del director y de la habilidad de los actores. La sobreactuación era un hábito que los actores frecuentemente traían al cine desde la escena teatral, y los directores más familiarizados con el nuevo medio la desalentaban.

La mayoría de las películas mudas fueron filmadas a velocidades más lentas que las películas con sonido (normalmente de 16 a 20 cuadros por segundo frente a 24), con lo que a menos que se apliquen técnicas especiales para mostrarlas a sus velocidades originales pueden parecer artificialmente rápidas, lo que remarca su aspecto poco natural. No obstante, algunas películas mudas fueron filmadas a menor velocidad de manera intencionada para así acelerar la acción; esta forma de estilización se hizo preferentemente con las comedias.

En los años previos a la introducción del sonido se filmaron miles de películas mudas, pero un número considerable de ellas (algunos historiadores estiman que entre el 80 y el 90 por ciento) se han perdido para siempre. Las películas de la primera mitad del siglo XX se grabaron en rollos de película de material altamente inflamable, y requería de una conservación cuidadosa para evitar que se descompusiera con el tiempo. La mayoría de estas películas no fueron conservadas; con los años, las grabaciones se convirtieron en polvo. Muchas de ellas fueron recicladas, y un número importante fueron destruidas en incendios. Por este motivo la conservación de películas ha sido una prioridad entre los historiadores de películas.

 

 

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