ARTE Y CIENCIA

 

 

LA FÁBULA DE LA CIGARRA

Y LA HORMIGA

 

La fábula de la cigarra y la hormiga presenta a esta última como una gran previsora, contrariamente a la cigarra, que se dedica a cantar en verano sin prevenir la falta de alimento en épocas de merma general.

La realidad es diferente a esta historia. Muchas veces es la hormiga la que trata de aprovecharse de la cigarra. Veamos un ejemplo que ha sido observado en múltiples ocasiones.

Durante las horas calurosas de la tarde, y siempre cantando, la cigarra se instala sobre la rama de un arbusto; realiza un orificio sobre la corteza, y clava en el orificio su aparato de succión, para sorber la savia.

Al momento, comienzan numerosos insectos a rodear a la cigarra. Estos insectos han advertido algo de líquido que cae del orificio. Avispas, mosquitos, pero sobre todo hormigas, se agolpan en torno a la nueva fuente. Las hormigas llegan a veces a morder las patas de la cigarra para ubicarse en su posición privilegiada junto al orificio de savia, y consiguen que la cigarra se vaya.

Pero de esta manera, sin el aparato de succión, la fuente se seca, y la fábula se modifica.

 

 

 

  

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