LITERATURAS CLÁSICAS

 

Denominase literaturas clásicas las de Grecia y Roma. Ambas han tenido enorme influencia en el arte literario europeo debido a la preponderancia del Imperio Romano en Occidente que durante tantos siglos sirvió de enlace para el transplante de las tradiciones literarias de las culturas greco latinas.

 

Con respecto a la cultura helénica tenemos en primer lugar que recordar a los grandes trágicos. Así Esquilo (524-456 a.C.), es el poeta que creó la formas dramáticas y por ello ha merecido ser llamado "padre de la tragedia". Su técnica dramática es sencilla y su estilo vigoroso, lleno de imágenes cuidadosamente escogidas. Sus personajes esgrimen actitudes dignas y solemnes con lo que su intención moral y religiosa es evidente.

 

Toda la obra dramática de Esquilo despierta admiración, más por su imponente unidad que por la perfección del detalle. Compuso setenta piezas de las que han llegado hasta nosotros: Los Persas, Los siete contra Tebas, Prometeo encadenado, Los suplicantes, y la trilogía La Orestiada.

 

Siguiendo con Sófocles (496-405 a.C.) es de recordar su famosa Antígona que le valió la designación de estratega. Este poeta prefiere argumentos más complejos que el lirismo de Esquilo. El análisis psicológico de sus personajes es más penetrante y más intensa su preocupación por la verdad. Una característica dominante en sus tragedias, es que sus personajes son guiados por la fatalidad, y a pesar de su bondad o de su maldad, hacen el bien o el mal, independientemente de sus condiciones morales.

 

Se atribuyen a Sófocles ciento veintitrés obras de las cuales nos han llegado: Edipo Rey, Edipo en Colona, Antígona, Electra, Ayax, Filoctetes y Las Traquinianas.

 

El tercer gran trágico griego es Eurípides (480-406 a.C.), quien es un observador certero del corazón humano. Es escéptico y se burla de las creencias de sus conciudadanos, circunstancia que se advierte en su obra. Vivió en la época en que se inicia la decadencia por lo que su arte refinado y sutil terminó por desagradar a los atenienses. Sin embargo es el autor que, en la posteridad, alcanzó mayor favor a tal punto de ser denominado el filósofo de la escena.

 

El estilo de Eurípides es de gran elegancia y de una gran riqueza de imágenes, siendo su técnica teatral superior a la de los dos poetas antes citados, aun cuando la acción es lenta y a veces un tanto dislocada.

 

Entre sus dieciocho obras se cuentan: Medea, Hipólito, Hécuba, Andrómaco, Hércules, Ion, Las Troyanas, Los Fenicios, Higenia en Tauris, Higenia en Aulis, Las Bacantes y El Cíclope.

 

Pasando ahora a la Comedia, el más grande exponente del género, es, sin duda Aristófanes (446-385 a.C.). Sus comedias además de un gran valor literario, tienen un interés histórico ya que a través de ellas puede conocerse la vida privada de los atenienses, caricaturizando incluso a conocidos personajes de la época, aún cuando, a veces resultan chocantes algunos atrevimientos del lenguaje y los argumentos que desarrolla.

 

Escribió cuarenta comedias, estrellas: Lysistrata; Los arcanienses; Las Nubes, Los Caballeros, La Paz, Las Avispas, La Asamblea de las mujeres, Las Ranas y La Fiesta de Ceres.

 

Surgieron también los poetas líricos que crearon nuevas formas de expresión más vivas y más variadas. Así cabe recordar a Arquíloco, Simónides y Baquílides, todos ellos poetas satíricos.

 

Otros como Calino y Tirtco cultivan la elegía con inspiración patriótica.

 

Safo, es la más ilustre de las poetisas griegas y se la denominó "la décima musa". Entre sus odas, la más famosa es la dedicada a Afrodita.

 

También Anacronte cultivó la oda al amor, la juventud y los placeres del vino.

 

Por su parte Píndaro (518-446 a.C.), fue llamado por sus contemporáneos el "príncipe de los poetas líricos" y quedan de él cuatro colecciones de odas llamadas: Olímpicas, Itsmicas y Nemeas.

 

Así como algunos géneros literarios como la novela, no aparece en Grecia sino mucho después, así como la fábula tiene en Grecia sus inicios en Esopo, indudablemente las máximas cumbres en el campo de la literatura Griega se dan en la poesía épica y la dramática. Por eso dejamos para el final de esta reseña señalar que los dos grandes poemas homéricos, la Ilíada y la Odisea marcan no solamente el rumbo de la literatura sino que son fuente de inspiración de la pintura, la escultura y la música. Toda el alma helénica está íntegramente presentada en los cantos homéricos, temprana expresión (s.IX a.C.), que sin embargo surge con tintes de absoluta madurez.

 

Con respecto a la literatura latina tuvo mayor influencia en la cultura universal no porque superara a la helénica sino por la descendencia de la mayoría de las naciones europeas del Imperio Romano. No obstante cabe apuntar que como en otros muchos aspectos la literatura latina se nutrió en la griega. En otras palabras, la literatura latina se impone por la grandeza de la forma y la nobleza de su estilo y ha cumplido una misión universal ya que a través de ella, la cultura helénica y la helenística, se conocen en occidente. Es decir las literaturas europeas no se forjaron sobre modelos griegos, solamente conocidos tardíamente, sino imitando la literatura latina.

 

Así una obra de original belleza, anterior a la época de Augusto, fue el poema De rerum natura, (De la naturaleza de las cosas), de Lucrecio Caro, cuyos principios profundizaron el escepticismo religioso que abrazaba a Roma.

 

Pero sin duda el gran poeta épico de la época de Augusto es Virgilio (70-19 a.C.) cuya obra maestra La Eneida, es un poema en doce cantos sobre un tema de carácter nacional. Otras obras son Las Bucólicas y Las Geórgicas.

 

Si bien Virgilio es un constante imitador de los griegos, su espíritu especial lo hace original por la armonía de sus versos y por la nobleza y elevación de sus concepciones.

 

Otro poeta Lucano (39-65), natural de España, fue llamado "el segundo Virgilio" por sus excepcionales condiciones. Su poema La Farsalia, quedó inconcluso al suicidarse al ser condenado a muerte por Nerón.

 

En lo que a poesía lírica se refiere, el primer gran poeta de esta género es Valerio Catulo (87-54 a.C.). Escribió pequeños poemas donde vuelca sentimientos de amor y de odio, he hizo conocer a los romanos, en traducción, un conjunto de elegías de poetas alejandrinos.

 

Horacio (65-8 a.C.) fue amigo de Virgilio y como éste recibió la protección de Mecenas. Cantó la grandeza de Roma y sus obras principales son: Las Sátiras, Las Epístolas y Las Odas.

 

En el género de la elegía sobresalió Albio Tíbulo (54-19 a.C.) quien se detiene en grandes descripciones de la vida campestre así como por temas pasionales.

 

Sexto Propercio (50-15 a.C.) es un poeta exaltado y en sus elegías describe apasionadamente los dolores y las alegrías que le proporciona el amor.

 

Uno de los más fecundos poetas fue Ovidio (43 a.C. - 17 d.C.), cuyas elegías juveniles están reunidas en su obra Amores, inspiradas en la pasión hacia una mujer. También es autor de una especie de poema didáctico: El arte de amar, considerado en su fondo inmoral.

 

Su gran poema es sin duda La Metamorfosis que contiene un repertorio completo de los mitos y fábulas de la religión antigua, explicando de forma poética el origen del mundo, las transformaciones de los dioses y la aparición del hombre.

 

Otra compilación la constituye Los Fastos, especie de calendario poético. Desterrado de Roma por Augusto compone Las Tristes y Las Cartas Pónticas, donde trasluce el dolor del exilio.

 

En lo que realmente los romanos fueron originales es en la sátira. Su creador es Lucilio y su continuador es Horacio quien dejó dieciocho sátiras que llamó Sermones.

 

Posteriormente en el mismo género tenemos a Persio (34-62) y a Junio Juvenal (58-138), moralista severo que ataca la vida disipada de los romanos de su época.

 

También puede incluirse acá una novela atribuida a Petronio cual es El Satiricón y comprende veinte libros escritos en prosa y en verso que describen las aventuras de viaje de cuatro jóvenes alocados.

 

Autor de Las Metamorfosis o El asno de oro, es Lucio Apuleyo que vivió en el siglo II de nuestra era.

 

Para concluir, en el género epigramático se destacó Valerio Marcial (45-104), natural de España y de grandes condiciones poéticas aunque no es aceptado por sus licenciosas costumbres.

 

 

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