LITERATURA ITALIANA

 

El idioma italiano fue el primero en perfeccionarse en Europa. y es Dante Alighieri (1265-1321), quien encarna la transición entre la cultura medieval, durante la cual la literatura quedó abandonada, y la cultura del Humanismo, movimiento que se desarrolló intensamente en Italia y llevó a adoptar una nueva actitud espiritual.

 

Dante incluyó a sus predecesores en la que denominó "escuela de los poetas sicilianos" y a la nueva manera de versificar la llamó el dulce estilo nuevo (dolce stil novo), reconociendo como iniciadores a Guido Guinizelli en Bolonia y a Guido Cavalcanti en Florencia. Dante llevó después este estilo a la perfección.

 

El Dante fue un erudito profundo, estudió especialmente al poeta Virgilio y recibió los consejos del maestro de retórica, Brunetto Latini.

 

Su principal obra es el poema La Divina Comedia, dividido en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso, cada una de las que consta de treinta y tres cantos. Esta obra es considerada aún en la actualidad como la más grande de la literatura italiana.

 

En La Vita Nuova, obra de su juventud, expresa de manera purísima los sentimientos que le inspiró una mujer, Beatriz Portinari. Otra de sus obras, en prosa es Convivio, es decir convite o banquete de la sabiduría, a través de la cual expone sus ideas políticas y el dolor por el destierro a que lo redujeron sus compatriotas.

 

En latín escribió un tratado sobre la elocuencia vulgar, (De vulgari eloquentia), que dejó inconcluso.

 

Si bien por sus ideas religiosas pertenece a la Edad Media, algunos autores consideran al Dante como un precursor del Renacimiento y no puede negarse que lo sea tanto desde el aspecto literario como desde el punto de vista científico y filosófico.

 

Francisco Petrarca (1304-1374), dio a la poesía italiana flexibilidad y delicadeza. Muchas de sus composiciones fueron dedicadas a Laura de Noves, aún después de muerta. Fueron reunidas en El Cancionero (Il Canzoniere), espléndido volumen. Compuso también un pequeño poema, Los Triunfos (l Trionfi), y un poema latino, África.

 

Petrarca encarnó para sus contemporáneos el espíritu de la antigüedad ya que en sus obras tanto en prosa como en verso, fue un divulgador de Cicerón, Horacio y Virgilio.

 

Pasando a la prosa italiana alcanzó prestigio en el siglo XIV con Juan Boccaccio (1313-1375), cuya obra máxima es El Decamerón, es decir el libro de las diez jornadas, que es el conjunto de cien novelas que narran en diez días, siete mujeres y tres hombres refugiados en un lugar cercano a Florencia, huyendo de la peste que asolaba la ciudad.

 

Boccacio no solo creó la prosa italiana haciendo competir la lengua vulgar con el latín usado hasta entonces, sino que es también otro precursor del Humanismo y quien reconoció toda la grandeza del Dante, cuyo estudio y comentario inició.

 

Otros escritores italianos de esta época fueron: Juan Villani, autor de una Historia de Florencia, y el dominico Passavanti, quien escribió Espejo de la verdadera penitencia.

La literatura italiana volvió a brillar durante el Renacimiento. El poeta Jacobo Sannazzaro (1458-1530) es autor de la célebre novela pastoril La Arcadia que no solamente logró un éxito extraordinario sino que sirvió de modelos a poetas españoles.

 

Ludovico Ariosto (1474-1533), publicó el poema Orlando Furioso, de carácter heroico-cómico sobre la guerra de Carlomagno contra los sarracenos. Además de su amplia popularidad, este poema suscito muchas imitaciones y es considerado una obra maestra.

 

Pero indudablemente quien marca esta época es Torcuato Tasso (1544-1595), que entre otras obras, escribió la pieza en cinco actos, de carácter pastoril, Aminta, aunque la que lo ha inmortalizado es La Jerusalén libertada, que narra la conquista de esa ciudad durante las Cruzadas.

 

Entre los prosistas no podemos dejar de mencionar a Nicolás Maquiavelo (1469-1527), autor de El Príncipe en la que trata de cómo debe ser la moral del príncipe y la diferencia entre moral pública y moral privada.

 

Otros nombres para recordar son Francisco Guicciardini (1483-1540) que escribió una Historia de Italia, y es considerado continuador de Maquiavelo, Baltasar Castiglione, (1478-1529), que escribió El Cortesano, Pedro Aretino (1492-1557), de carácter cínico y satírico, que escribió Diálogos, y Jorge Vasari (1511-1574), autor de una compilación de biografías de artistas de su época.

 

No podemos terminar sin mencionar a Benvenuto Cellini (1500-1571), grabador, orfebre, escultor y escritor del que se ha dicho que es "la más original personificación de aquella Italia artística del siglo XVI, que produjo seres aparte en las series de la historia".

 

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