Edificando con nuestras palabras
©2003-Lisania Meléndez-Rhoton

En este mes vamos a analizar la influencia que tienen nuestras palabras en la vida de los que amamos.  Sabemos que podemos usar nuestra boca para bendecir y para maldecir.  Estoy segura que todas nosotras deseamos de todo corazón bendecir a los que amamos.

¿Cómo podemos usar nuestra boca para bendición?
*  Da ánimo: Cuando tu marido o tus hijos llegan a casa cansados o tristes, puedes dar palabra de ánimo.  Todas sabemos que hay días en que todo parece más difícil, pero también sabemos que luego vienen días mejores.  Que nuestras palabras sirvan para traer ese rayito de luz, esperanza y alegría a la vida de los que amamos.
*  Construye / edifica: Hay días en que nos parece que todos nos critican o que ven sólo lo negativo en nosotras.  ¿Verdad que es horrible cuando esto pasa?  Pues no hagamos lo mismo con nuestra familia.  En vez de crítica, resalta lo positivo y bonito de cada uno.  Construye la autoestima de los tuyos.  No es lo mismo decir "tú siempre dejas todo tirado por el suelo.  Eres incorregible" que decir "la mamá no puede hacerlo todo sola pues en una familia todos deben colaborar.  Estoy segura que puedo contar contigo."  ¿Verdad que hay diferencia?
*  Aplaca la ira: En Proverbios 15:1 dice que "la blanda respuesta quita la ira".  Una de las cosas más tristes que podemos ver y escuchar es una familia discutiendo a viva voz.  No hablo de un desacuerdo o un malentendido, sino de cuando todos los vecinos sacan las palomitas de maíz porque va a "empezar el combate".  Eso es triste.  Sin embargo, las mujeres cristianas podemos poner en práctica el usar una blanda respuesta, el traer paz y sosiego.  Podemos decir tranquilamente: "bueno, vamos a tomar unos minutos para tranquilizarnos."  Yo sé que hay situaciones muy difíciles, pero debemos pedir dirección a Dios para que podamos ser pacificadoras frente a los que más amamos.

Si damos ejemplo con el uso de nuestras palabras para edificar, recibiremos ánimo, edificación y blanda respuesta cuando seamos nosotras las necesitadas.  ¿Por qué?  Porque "la mujer sabia edifica su casa".  Si ponemos cimientos sólidos, la casa será sólida ante cualquier tormenta.