Dios es el dueño de todo
© 2003-Lisania Meléndez-Rhoton


Suben los tipos de interés.  Bajan los tipos de interés.  Suben los valores de la bolsa.  Bajan los valores de la bolsa. Suben los precios... ¡Un momento!  ¿Cómo es que no bajan los precios?

Seguro que todas nos hemos dado cuenta de esta triste realidad.  Todo sube, menos los sueldos.  Todo baja, menos los precios.  Ante esta realidad, debemos ser muy sabias en cómo administramos el dinero que Dios nos da. 

Quizás no nos hemos dado cuenta, pero Dios le da mucha importancia al dinero y a la forma en que nos relacionamos con este.  Muchas de las parábolas de Jesús enseñan sobre el dinero.  Por ejemplo, en el Sermón del Monte (Mateo 5 al 8)  Jesús habla una y otra vez sobre el dinero:  en Mateo 5:21-26, habla de nuestra actitud a la hora de  ofrendar.  En Mateo 6:1-4, habla de cuando damos limosna.  En Mateo 6:19-21, habla sobre los tesoros que realmente valen.  Luego, en los versos 24-34 habla sobre Dios y las riquezas, y el afán en el área económica.  Y así a través de los Evangelios.  ¿Porqué enfatizó Jesús tanto en el aspecto económico.  Creo que como dice el Dr. Larry Burkett, de Crown Ministries - Conceptos Financieros Cristianos, "La forma en la que manejamos nuestro dinero es una expresión externa de una condición espiritual interna."  ¿Somos sabias en el uso del dinero?  ¿Le pedimos a Dios que nos dirija para que nuestro dinero, y la forma en que lo usamos, le glorifiquen a El? 

La primera muestra de sabiduría en el área financiera es la de reconocer que todo lo que tenemos le pertenece a Dios y nosotros somos los administradores.  Debemos tener claro que el dueño de todo es Dios y a El tendremos que rendirle cuentas.  ¿Estamos glorificando a Dios en la administración del dinero? ¿O estamos actuando como dueños? Escudriñémonos.