Evaluando nuestra situación financiera
© 2003 Lisania Meléndez-Rhoton

El mes pasado vimos la importancia de la paciencia y el contentamiento para evitar las deudas excesivas.   Este mes nos concentraremos en evaluar nuestra situación financiera.

En Mateo 25:14-30 encontramos la muy conocida parábola de los talentos.  En el versículo 15 se nos dice que se le dio a cada uno de los siervos de acuerdo con su capacidad.  Luego, en los versículos 21 y 23 vemos que a los que administraron bien lo que se les había encomendado se les llama buenos y fieles, y se les invita a entrar en el gozo del señor.   Así que vemos que sea mucho o sea poco lo que tenemos, Dios nos llama a ser buenos administradores, y fieles.

Por lo tanto, debemos evaluarnos constantemente para ver qué áreas de nuestra administración financiera necesitan mayor cuidado.  Hay unas cuatro preguntas que podemos hacernos para comenzar a examinarnos y ver dónde necesitamos mejorar.

1. Si surgiera un imprevisto hoy, como la rotura del coche o de la lavadora, ¿podrías afrontarlo sin tener que recurrir a un préstamo?  Esta pregunta nos ayuda a ver si tenemos un plan financiero para emergencias o imprevistos.

2. Si haces una lista de todos tus bienes en un papel, y una lista de todas tus deudas en otro, ¿cuál número sería mayor?  O visto de otra forma, si vendieras todas tus cosas, ¿quedaría aún tu familia en números rojos?

3.  Si te quedaras sin trabajo este mes, ¿podrías sobrevivir por al menos tres meses de una forma bastante normal?   ¿Conoces los recursos y derechos a los cuales podrías echar mano?  (prestaciones por desempleo, por ejemplo)

4.  ¿Sabes en qué gastas tu dinero?  ¿O estás echando tu sueldo "en saco roto" sin llevar ningún tipo de contabilidad?

Si queremos que Dios nos encuentre fieles aún en lo poco, debemos comenzar a dar pequeños pasos que nos lleven a la buena administración de los bienes que Dios nos ha confiado.  Contestemos estas cuatro preguntas con franqueza y tomemos los pasos necesarios para tener una vida financiera más estable y sin complicaciones.  Siempre habrá problemas, y por eso debemos prepararnos y pedir sabiduría a Dios, para que cuando lleguen esos problemas, podamos hacerles frente y salir victoriosas.

El próximo mes comenzaremos una serie de estudios sobre la importancia del presupuesto familiar y cómo podemos planificar para nuestras metas a corto y largo plazo.