Para la
mujer cristiana

Llevando esperanza
©2003-Lisania Meléndez-Rhoton

Vivimos en un mundo lleno de peligros.  Leemos sobre fuegos, terremotos, asesinatos, robos, accidentes... tantas cosas terribles, que nos dan ganas a veces de encerrarnos en "nuestro nidito" y no salir a menos que sea absolutamente necesario.  Sin embargo, somos llamadas, como hijas de Dios a ser luz y ser sal en este mundo tan necesitado  (Mateo 5:13-16).  ¿Cómo podemos influir de forma positiva a la sociedad que nos rodea?  ¿Cómo podemos ser luz y sal?  ¿Tenemos esperanza para animar a los que nos rodean? 

Sabemos que no estamos exentas de sufrimiento y pesar, de hecho, casi con certeza la mayoría de nosotras ha experimentado situaciones de gran dolor y tristeza.  También sabemos que si hemos creído en Jesús como salvador, tenemos esperanza y paz en medio de las dificultades (Juan 16:33).  Ese es el mensaje que debemos compartir y que este mundo necesita con urgencia.  Fíjate cuando caminas por la calle en el rostro de las demás personas... Es impresionante la cantidad de rostros tristes y llenos de preocupación que encontramos.  ¿Cómo podemos llevar esperanza?

1. 
Sonríe:  No es fácil sonreír a desconocidos, pero hazte el propósito de sonreír a dos o tres mujeres o jóvenes que no conoces cada día.  Aunque no te devuelvan la sonrisa, es algo que alegra su día y que les muestra que aún hay gente que se fija en los demás y que desea dar ánimo, alegría  y esperanza.
2. 
Habla de Jesús:  ¿Conoces el himno "Una historia diremos al mundo"?  A mí me encanta.  Habla exactamente de lo que es el mensaje del evangelio:  paz, ternura, redención, reino de luz y amor.  Debemos compartir ese mensaje con los demás, darles la esperanza que necesitan para afrontar la vida aquí en la tierra, y la certeza de la redención eterna.  Es el mejor regalo que podemos dar a cualquier persona.
3. 
Da ejemplo de vida transformada.  En esta tierra material ni somos ni seremos perfectas, pero podemos dar ejemplo como amigas, esposas y madres de fidelidad, de perseverancia, de paciencia.  Para esto tenemos que dejar a Dios transformarnos y moldearnos cada día. Sólo con Su ayuda y fuerzas podemos ser mejores amigas , esposas y madres.
4. 
Comunica propósito:  Hay tantas personas que piensan ser "un error de la naturaleza", "alguien no deseado", "una sorpresa"... hay tantas formas de llamarlo.  Pero la Biblia nos dice que Dios nos formó con Su propias manos (Salmo 139:13), nos conoce desde antes de nacer (Salmo 139:16).  Para Él somos importantes, cada persona tiene un propósito específico para estar en esta tierra, en este momento, y en este lugar.  Llevemos ese mensaje, comuniquemos propósito.  No hay nada que nos anime más que tener un propósito, una meta, algo por lo cual tenemos que levantarnos cada mañana.


"Una historia diremos al mundo
Que convertirá el corazón,
Historia de paz y ternura, historia de redención.
A la noche la aurora sigue
A la aurora el pleno sol,
Y el reino de nuestro Dios vendrá,
El reino de luz y amor."
H. Ernest Nichol



¡Sé luz y sal!  ¡Lleva esperanza!  El mundo lo necesita.

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