Para la
mujer cristiana

El Poder del Perdón
© 2003-Lisania Meléndez-Rhoton

Uno de los regalos más preciados en la vida de los cristianos es el de saber que Dios nos ha perdonado de nuestros errores pasados y que podemos comenzar una nueva vida con Él (Salmo 103; 1ª Juan 1:9)).  Es un conocimiento liberador que trae gran gozo y esperanza a nuestras vidas.  Sin embargo, aún sabiéndonos perdonados, en algunas ocasiones no es tan fácil el ofrecer perdón a otras personas, y muchas veces, cuando decimos que hemos perdonado, lo hacemos añadiendo la tan usada frase "yo perdono, pero no olvido".  Debo reconocer que a veces somos heridos en gran manera, y el dolor en nuestro corazón puede llegar a ser demasiado fuerte e intolerable.  Pero, eventualmente, todos tenemos que tomar una decisión crucial:  "¿Voy a perdonar a esta persona, o voy a tener rencor y odio hacia ella?"

¿Qué nos dice la Biblia sobre el perdón?  ¿Por qué debemos perdonar?  La Biblia habla claramente del perdón, y algunas de las cosas que nos deja claras son las siguientes:

1. 
Debemos perdonar para ser perdonados:  Mateo 6:12, 14-15
2. 
El perdonar es un mandato, no una opción:  Mateo 18:21-22;  Marcos 11:25-26;  Lucas 17:3-4
3. 
Mostramos el amor de Dios cuando perdonamos:  Mateo 5:44-48
4. 
Debemos responder con el perdón ante el arrepentimiento de los demás:  Marcos 17:3-4

Corrie Ten Boom dijo una vez:  "Cuando se perdona, se libera un prisionero, sólo para darse cuenta de que el prisionero era uno mismo."  Estas son palabras de una mujer que estuvo presa en campos de concentración en los que perdió a varios familiares.  ¡Y ella tenía razón!  Nosotras somos libres para escoger perdonar o quedarnos enojadas y heridas.  ¡Es nuestra elección!  Pero, cuando no perdonamos a las demás personas por sus faltas para con nosotras, quedamos atadas por el rencor, el resentimiento y el odio.  Cada vez que vemos o pensamos en la otra persona y en lo que nos ha hecho, sentimos un nudo en el estómago, se nos van las fuerzas y vienen pensamientos no muy agradables a nuestras mentes.  No pienses que estoy justificando a los que nos hacen mal.  ¡Para nada!  A ninguna de nosotras nos gusta sufrir ni pasar por experiencias dolorosas.  Pero es muy importante la forma en que respondemos ante estas situaciones ya que de eso dependerá si dejamos que Dios obre en nuestras vidas y en la situación, o si tomamos el problema en nuestras manos y buscamos venganza por nuestra parte.

Para perdonar creo que debemos hacer dos cosas.  Primero,
tener fe  (Marcos 17:3-6).  Fe de que Dios tiene el control y que va a ayudarnos a superar el dolor y la desilusión.  Segundo, debemos hacer memoria de la misericordia de Dios para con nosotras y Su perdón en nuestras vidas  (Mateo 10: 7-8).  "De gracia recibisteis, dad de gracia."  Esto no quiere decir que sea fácil.  Toma tiempo y mucha oración.  Pero al perdonar pasamos a ser libres, y nuestro corazón vuelve a llenarse del amor y poder de Dios.  Dios quiere darnos el poder liberador del perdón.  Sólo tenemos que pedirle y actuar en fe.  Nos toca dar el primer paso.

¿Necesitas perdonar a alguien?  Pídele a Dios que te dé fe para dar el primer paso, que te llene de fuerza espiritual para ir con Su amor y en Su nombre.  Recuerda la misericordia de Dios para contigo y "da de gracia".



 

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