Para la
mujer cristiana

Compartiendo
©2003 Lisania Meléndez-Rhoton

Aunque a veces no nos demos cuenta o lo tomemos como algo normal, estamos recibiendo bendiciones constantes de parte de nuestro Dios.  El hecho de levantarnos cada mañana, poder respirar, ver, oír, comer, hablar con nuestra familia y amigos, y muchas cosas más, son pruebas constantes de la fidelidad de Dios para con nosotros.  La Biblia dice que "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces..."  Santiago 1:17.  Sea mucho o sea poco lo que tenemos, es provisión de Dios para nosotros y debemos ser agradecidos.

Una de las formas en las que podemos mostrar nuestro agradecimiento a Dios es compartiendo de lo que tenemos con las demás personas.  Al compartir, estamos declarando al mundo Quién es nuestro Señor y en Quién está puesta nuestra confianza.  El mundo nos dice "guarda, acumula, guarda" "no sabes cuándo vas a necesitar".  Es cierto que debemos ser sabios y prever para el futuro, pero hay una gran diferencia entre ahorrar y acaparar.  Cuando ahorramos tenemos un propósito.  Puede ser para pagar deudas, para comprar algo en específico sin tener que recurrir al crédito, o para alguna otra necesidad que tenemos o que sabemos surgirá en un futuro cercano (estudios de los hijos, jubilación, etc).  Pero cuando acaparamos o acumulamos, lo hacemos normalmente porque tenemos temor a quedarnos sin provisión, temor a no poder afrontar el futuro y decidimos gastar lo menos posible para que no nos vaya a faltar en el futuro.  Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía o temor (2ª Timoteo 1:7), Él es fiel y podemos confiar en esa fidelidad.  Si somos sabios y nos dejamos dirigir por Él podemos estar confiados en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo el área financiera.  Al tener esa confianza en Dios, sentimos libertad en cada área de nuestras vidas y el compartir con los demás se hace más fácil.

En Mateo 25:31-40 vemos cuánta importancia tiene el compartir en la vida del cristiano. Cuando damos a otras personas y les ayudamos en sus necesidades, es como si diéramos algo a Dios, es una ofrenda directa a Él.  Para poder tener esta actitud debemos primero, reconocer que todo lo que tenemos no es nuestro, sino que es de Dios y Él ha tenido a bien el "prestárnoslo" para que lo administremos por un período de tiempo que sólo Él conoce.  Segundo, debemos reconocer que el dar a otros es un acto de obediencia y de amor a Dios.  No sólo debemos dar ofrendas y diezmos en la iglesia (Proverbios 3:9-10) , sino que debemos velar por las necesidades de nuestros familiares tanto carnales como espirituales.  Dios nos llama no sólo a dar económicamente, sino a mostrar justicia, misericordia y fe cuando damos de los recursos que tenemos (Mateo 23:23).

Así que comencemos a dar esos pasos de fe, justicia y misericordia.  Compartamos de lo que tenemos como testimonio a este mundo de la fidelidad de nuestro Dios.  Pidamos a Dios sabiduría para saber cómo compartir, para que Él sea glorificado en nuestro dar.


A Ti Mujer | Artículos de "Tema del Mes" | Artículos para la esposa y madre | Artículos sobre Economía Familiar | Artículos sobre Trabajo desde Casa | Vínculos, información  | Links, uso, y redacción de artículos

Información de contacto:

Página web: www.atimujer.com
palabrasconpropositoatgmail.com
atimujer-subscribeatyahoogroups.com

© 2003-2007 Lisania Meléndez-Rhoton
Hosted by www.Geocities.ws

1