Una Nueva Oportunidad
© 2004-Lisania Meléndez-Rhoton

¿Has contemplado alguna vez el amanecer, ese momento "mágico" que marca el comienzo de un nuevo día?  Para mí, es uno de los paisajes más bonitos, lleno de paz y esperanza.  ¡El triunfo de la luz sobre las tinieblas!  Una nueva oportunidad para mejorar, bendecir y amar.  Un nuevo día...

Nuestra vida está llena de comienzos:  cada 24 horas, un nuevo día;  más o menos cada 30 días , un nuevo mes; y cada 365 días, un nuevo año.  Amaneceres en nuestra vida, oportunidades para ser mejores personas, para ser de bendición a los que nos rodean.  ¿Las estamos aprovechando?

La oportunidad más grande, el gran amanecer llegó a nuestra vida el día que abrimos nuestro corazón a Jesús, el día en que aceptamos Su amor y perdón.  Cuando pensábamos que no había esperanza, Él trajo esperanza a nuestra vida.  Podemos mirar cada día y cada experiencia con nuevos ojos, con la certeza de que Aquel que nos ama más que nadie, tiene el control.

Sin embargo, muchas veces nos dejamos enredar en los quehaceres diarios, en nuestros compromisos y actividades y no nos detenemos a pensar en por qué Dios está permitiendo una situación, por qué nos permite conocer a tal o cual persona.  Debemos tomar un momento cada día para pedir Su dirección y para mostrar nuestra disposición a escucharle y dejarnos dirigir en los retos que nos traiga ese día, para que según hemos sido bendecidas podamos bendecir.

"Señor, ayúdame a ser de bendición a alguna persona en este día.  Ayúdame a mostrar Tu amor y esperanza a alguien que lo esté necesitando desesperadamente.  Ayúdame a ver a los demás con tus ojos, a sentir la compasión que Tú sientes por esa persona.  Dame la sensibilidad para saber cuándo debo parar en mis tareas y escuchar a alguien, de la forma en que Tú me escuchas a mí cuando acudo por tu  ayuda.  Guíame, Señor, en este día."

Dios desea nuestra disposición, que de la misma forma en que hemos recibido una nueva oportunidad, la brindemos a los demás.  Una oportunidad para recibir ánimo, esperanza, alegría.  El momento en que Jesús llega para restaurar y dar paz.