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Ayudando a nuestros niños a andar con Jesús ©2004 Lisania Meléndez-Rhoton
La sociedad de hoy está llena de paradojas, ¿no crees? Cuando nuestros niños son recién nacidos, amigos, vecinos, familiares y conocidos nos regalan libros sobre cómo educar a los niños, nos dan mil y un consejos sobre la mejor alimentación, el cuidado infantil, cómo bañarles, vestirles y cuáles son los mejores pañales. Sin embargo, cuando pensamos en la educación espiritual de nuestros hijos, una buena parte de la sociedad dice a viva voz - y cada vez más fuerte: "¡Tienes que dejarle escoger!" "No trates de coaccionar su libertad." "No se te ocurra imponer tus creencias." "Cuando tenga 18 años él /ella decidirá". Pero, pregunto yo, ¿cómo va a decidir sin tener la oportunidad de recibir una base espiritual sólida?
¿Cómo hemos llegado a esto? A ninguna persona normal se le ocurriría dejar a un niño recién nacido escoger lo que desea comer o indicar cómo se quiere vestir. Cuando el bebé llora, corremos a alimentarle o a cambiarle el pañal pensando en su bienestar físico. Es nuestro anhelo que cada uno de los niños bajo nuestro cuidado aprenda a alimentarse bien, vestirse adecuadamente y que tenga una higiene personal aceptable. Para esto nos esforzamos, ofreciendo nuestro ejemplo y consejo. ¿No deberíamos dar igual importancia al bienestar espiritual? Yo creo de corazón que sí. Debemos alimentar el espíritu de nuestros pequeños con la misma devoción con la que alimentamos y cuidamos su cuerpo. La Palabra de Dios nos insta: "instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." Prov.22:6
¿Qué podemos hacer para animar a nuestros niños a andar con Jesús?
* Orar es lo primero y más importante. Creo que la gran mayoría de las madres cristianas comienza a orar por su hijo o hija desde que sabe que está embarazada. Debe ser una prioridad nuestra la de orar cada día por nuestros hijos, por su vida espiritual, por protección física, emocional y espiritual, que pueda ver y sentir a Dios obrando y hablando a su corazón. No debemos cesar de orar por estos niños que tanto amamos. * Dar ejemplo: No lo mandes a la iglesia con los abuelos. Id todos juntos como familia. Haz del domingo un día de alegría, de compartir juntos en la iglesia. No le digas, "hijo, recuerda orar y leer la Biblia." Deja las palabras y sermones y pasa al ejemplo. Toma tiempo para orar y leer la Biblia con ellos, sea cual sea la edad de los niños. Cantad juntos alabanzas a Dios. * Está atenta a las oportunidades que se presentan para enseñar una verdad bíblica. Hay veces en que los niños hacen alguna pregunta o comentario sobre algo que les ha sucedido y de esa manera muestran interés en escuchar lo que pensamos sobre esa situación o problema. Aprovecha y háblale, de manera corta y sencilla, pero con sensibilidad y unción. Pide a Dios que te dé sabiduría cada día para estar atenta a los momentos en que tus niños están receptivos en el ámbito espiritual. * Escúchale. Suelta el libro que estás leyendo y escucha lo que te dice tu niño. Muestra interés real en su vida, y hazlo de corazón. Si él o ella se da cuenta de que lo que te dice te interesa y que le das importancia a sus sentimientos y palabras, continuará contándote sus cosas--¡aún cuando lleguen los años de la adolescencia! * Ten paciencia. Puede que tu hijo no esté muy interesado en las cosas de Dios todavía, pero recuerda, Dios lo ama y continúa revelándose a su corazón. El caminar con Cristo dura toda la vida pues, como dice la Biblia, estamos en una carrera. Cada día es una nueva oportunidad para acercarnos a Dios y dejarle que nos transforme como individuos y como familias que le aman. Dios no ha terminado aún la obra ni en ti ni en tu hijo. (Filipenses 1:6)
**Mostramos amor a nuestros niños cuando les ayudamos a conocer al Dios de amor.**
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