Para la
mujer cristiana

El Amor Verdadero
©2004 Lisania Meléndez-Rhoton

Los seres humanos anhelamos tener amor en nuestra vida.  Si pudiéramos ver dentro del corazón de muchas personas, nos daríamos cuenta de que están sedientas de amor.  Algunos desbordan su amor en sus perros o gatos, mimándoles y cuidándoles como parte de la familia.  Otros se jactan sobre lo mucho que aman a su país y cultura, a la vida y a la libertad.  Vemos jóvenes deseosas de encontrar a su "media naranja", ansiosas por encontrar "el gran amor".  Con seguridad, la palabra "amor" es una de las más usadas y malgastadas de la lengua española.  ¿Sabrías tú decir dónde se encuentra el verdadero amor?

Tenemos una necesidad innata de sentirnos amadas y aceptadas, y pasamos gran parte de nuestra vida tratando de que esta necesidad sea suplida.   Por eso, las hijas de Dios podemos gozarnos al leer en la Biblia que nuestro Dios, ese gran Dios al que servimos, ¡
ES amor!  (1 Juan 4:8)  Más aún, podemos deleitarnos al ver que el amor de Dios no es uno de palabra, sino uno que tomó acción y cobró vida cuando envió a Su Hijo Jesús a la tierra. 


"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."  (Juan 3:16)

Dios no sólo dijo que nos amaba, sino que:

  • Actuó como consecuencia de ese amor:  Podemos decir que amamos mucho a las personas que nos rodean, pero si nuestras acciones no demuestran lo que declaramos con nuestras bocas, entonces es sólo un montón de palabras huecas y sin valor.  ¿Seguimos el ejemplo de Dios?  ¿Están nuestras acciones mostrando que nuestro amor por los demás es real?

  • Dios se desprendió de algo de gran valor:  su propio Hijo.  Dios envió a Jesús al mundo, aún cuando sabía que finalmente sería rechazado y asesinado.  Pero, por amor a todos nosotros, por el hecho de que anhelaba proveer El Camino para nuestra redención, envió a Su Hijo a la tierra.  ¿Estamos dispuestas a desprendernos de algo o alguien por amor a otra persona?  ¿Estamos dispuestas a hacerlo por amor a Jesús?

  • El propósito de Su amor era uno de beneficio para nosotros.  O sea, el amor verdadero, el que Dios nos da, no es uno egoísta, sino uno que busca nuestro bienestar.  ¿En quién nos concentramos cuando decimos que amamos?  ¿Pensamos en la felicidad de los demás o en la nuestra?

¡Regocíjate hoy!  ¡Deléitate en el amor que Dios tiene para contigo!  Eres la persona más importante para Él.  Estuvo dispuesto a dar Su Hijo para que tú tengas vida en abundancia.  Celebra hoy en grande.  Celebra el amor de Dios por ti.  Y muestra Su amor a los que te rodean como expresión de tu agradecimiento.

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