|
No dejes para mañana... © 2005 Lisania Meléndez-Rhoton
Hay un dicho muy conocido que dice "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy." Este es uno de esos refranes que debo aprender a aplicar más a menudo en mi vida. Tomemos, por ejemplo, lo que me ha sucedido con una pared de mi casa.
Habíamos notado que el panel de madera estaba feo y despegándose, pero yo pensé: "Tranqui, tranquila, no pasa nada. No tengo tiempo para ponerme a retirar ese panel tan grande, así que lo mejor es cubrirlo con papel decorativo, y me olvido del asunto." ¡Perfecto! Por dos o tres años todo fue bien, pero... empezamos a notar que el papel se estaba despegando y cambiando de color. "¡Horror de horrores! Creo que me toca retirar el papel y hacer una investigación minuciosa de lo que sucede." Bueno, para hacer el cuento corto, he tenido que retirar el empapelado, la madera (que estaba horrible), ponerme a lijar la pared, y hacer un trabajo mucho más extenso que si hubiese atacado el problema años atrás. ¡Aprende, Lisania! No dejes para mañana....
Esta situación me hace recordar el versículo en el evangelio de Juan 9:4 donde Jesús dice: "Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar." A mi parecer, Jesús veía la importancia de aprovechar al máximo el día de hoy, ya que no sabemos lo que traerá el mañana. A todas nos llegará el momento en el cual no podremos hacer las cosas que sabemos importantes y necesarias de hacer. Puede ser que llegue una enfermedad, o cansancio, puede ser por otros compromisos, o porque nos llegue el día de irnos con Jesús. Sea la razón que sea, debemos aprovechar cada minuto que Dios nos da para glorificarle a Él con nuestras acciones y con nuestra obediencia.
¿Te ha sucedido alguna vez que viene a tu mente el nombre de alguna amiga? Piensas: "Oh, wao, hace tiempo que no la llamo. ¿Cómo estará?" Haces una nota mental de llamarla lo más pronto posible, y por si acaso, elevas al cielo una corta oración por esa amiga. Luego, te das cuenta de que Dios la puso en tu corazón por una razón. Al hablar con ella, te cuenta lo desanimada que está y lo bien que le ha ido hablar contigo. Te ruega que la mantengas en tus oraciones y pensamiento. ¿Te das cuenta? A nosotras nos sucede lo mismo que a Jesús. Nos es necesario hacer las obras de nuestro Dios hoy, cuando tenemos tiempo, fuerzas y salud, cuando Él pone en nuestro corazón el hacerlo. Debemos esforzarnos en aprovechar el hoy que Dios nos da. Recordemos que la noche vendrá, y no podremos trabajar.
Así que, mi hermana, pidamos a Dios claridad cada día para saber qué es lo que Él desea que hagamos. Escojamos bendecir a otros, mostrar nuestro amor y aprecio. Sobre todas las cosas, esforcémonos para obedecer las directrices que nuestro Señor nos da, entre tanto que el día dura.
|
|