Para la
mujer cristiana

Soy Especial
© 2003-Lisania Meléndez-Rhoton

Uno de los males rampantes hoy día es el de la baja estima propia, el considerarse menos o peor que los demás.   Esto es porque la sociedad nos inculca directa e indirectamente que uno es lo que tiene o lo que hace.  Si tienes el pelo de una forma, te vistes de tal manera, y si tu casa está en tal barrio, si eres médico o ingeniero, o al menos te has casado con uno,  entonces te consideran una persona especial, digna de ser conocida, una persona con valor.

¡Qué diferente a lo que Dios nos dice en Su palabra!  La Biblia deja muy claro que todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26-27), y que para Dios cada uno de nosotros es especial. 
Dios nos conoce desde el vientre de nuestra madre, de hecho, Él nos formó,  y nos ha hecho con un propósito (Salmo 139:13-16, Salmo 138:8 y Efesios 2:10).  Gracias a esto nuestro valor no proviene de las cosas externas sino de la certeza de que Dios nos ha creado en este tiempo y en este lugar porque Él tiene un plan para nuestras vidas.  Él nos valora, nos conoce y nos ama tal y como somos. Es nuestro deber pedir a Dios que nos dirija cada día, para que ese plan y propósito que Él tiene para nosotros sea cumplido.  Y por esa misma razón debemos aprender a amarnos y a aceptarnos tal y como somos.

Las mujeres tendemos a compararnos, y esa es una de las barreras que tenemos que superar si deseamos que la voluntad de Dios en nuestras vidas sea cumplida. 
El plan de Dios para mí es único, debe ser cumplido a través de mí, y Él me ha dado el potencial para hacerlo.  Mi tarea es la de buscar Su dirección, descubrir mis dones y talentos, y usarlos para que Dios sea glorificado en mi vida.

Pero si paso el día pensando, "si yo tuviera la voz de Juanita, cantaría para el Señor", o "si supiera predicar como Luisita, entonces Dios me usaría", estamos perdiendo el tiempo y no estamos apreciando el diseño de Dios en nuestras vidas.  Es como decirle a Dios "hiciste muy bien a Juanita y a Luisita, pero lo que es a mí...".     

Debemos estar felices con la forma en que Dios nos hizo, y debemos buscar ese talento especial que Él nos dio para que bendigamos a nuestros familiares, amigos, iglesias, y a todos los que se cruzan en nuestro camino.  Al estar en paz con Dios y agradecerle la forma en que nos hizo, damos el primer paso de aceptación y abrimos el camino para descubrir qué quiere hacer Él a través de nuestras vidas.

Ámate tal como Dios te hizo.  Agradécele el haberte creado y el haberte puesto en esta tierra para que lleves luz, amor y ánimo a otras personas que tanto lo necesitan.  No pierdas el tiempo comparándote con las demás o menospreciando el diseño de Dios en tu vida.  Busca tus fortalezas, esas destrezas que Dios te dio para distinguirte y para bendecir a los demás a través de ti.  Dile a Dios junto al salmista:

"Porque Tú formaste mis entrañas; 
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien."
Salmo 139:13-14

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