Para la
mujer cristiana

Buscando dirección

© 2003-Lisania Meléndez-Rhoton


Yo nunca he tenido muy buen sentido de dirección.  Recuerdo especialmente cuando estaba embarazada de nuestro segundo hijo.  Yo salía de hacerme la ecografía del quinto mes y estaba muy feliz.  Me puse a "hablar" con el bebé mientras caminaba, hasta que miré la calle donde estaba y... ¡Oh, oh!  No tenía ni idea de dónde estaba.  Con la valentía que me caracteriza en momentos como ese, pensé, "¡me voy a desmayar, estoy perdida!"  Sin embargo, entré en razón y me puse a orar, pidiéndole a Dios que me aclarara la mente o enviara a alguien para darme direcciones.  A los pocos minutos vi a una señora y le pregunté sobre cómo llegar a la estación de trenes.  Ella me indicó el camino, y regresé a casa.
Los seres humanos estamos tomando decisiones constantemente (¿me levanto, o no me levanto?, ¿qué cocino hoy?,  ¿me caso o no me caso?, ¿qué carrera debo estudiar?, ¿dónde puedo buscar trabajo?, ¿me quedo aquí o voy a otro lugar?)  Hay decisiones "pequeñas" o cotidianas que tomamos casi de forma mecánica, mientras que hay otras decisiones "mayores" para las cuales debemos tomar más tiempo antes de estar seguras sobre lo que debemos hacer.

Hay situaciones en la vida en las cuáles no sabemos qué dirección tomar o qué es lo mejor, y en esos momentos podemos decir "¡me voy a desmayar!" o podemos decidir orar y pedirle a Dios Su dirección y sabiduría. He estado analizándome y viendo las reacciones mías y de las personas alrededor, y tristemente, me doy cuenta de que muchas veces dejamos el orar y pedir dirección de Dios como último recurso, después que hemos tratado y tratado con nuestras fuerzas y conocimiento limitado.  ¡Qué error más grande y qué pérdida de tiempo!  Sé que Dios nos ha dado cerebro e inteligencia para usarlos, pero también sé que la sabiduría viene de Dios, y si queremos tomar decisiones sabias, si queremos saber el camino a seguir, debemos ir a Dios, la fuente de sabiduría y pedirle dirección
...¡como primer recurso!   En Santiago 1:5-6 dice:  "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.  Pero pida con fe, no dudando nada;..."

¿Qué debemos hacer?  Lo primero es pedirle a Dios sabiduría y Él nos la dará abundantemente.  Pero, ¿cómo debemos pedir?  Con fe, con la certeza de que Él dará la respuesta.  No es pedirle a Dios y después empezar a hacer cosas por nuestra cuenta, sin control y sin tener la seguridad de que ese es el paso a dar.  Debemos pedirle a Dios sabiduría, y dejar que Él nos guíe.  Al hacer esto, Su paz nos llenará en cada paso dado y tendremos el gozo de saber que le estamos obedeciendo.

¿Estás en un momento decisivo en tu vida?  ¿Necesitas tomar una decisión muy importante?  ¿Necesitas seguridad para dar el próximo paso?  Ora, pídele a Dios que te dé sabiduría, y hazlo con fe, sabiendo que como Padre amoroso que es, va a darte la respuesta que necesitas.


"Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;  Sobre ti
fijaré mis ojos."   Salmo 32:8

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