UNIVERSIDAD YACAMBU

ASIGNATURA : EVALUACIÓN FINANCIERA DE PROYECTOS DE INVERSION

PROF. GONZALO PEREZ

PARTICIPANTE : ANTONIO MIGUEL SUAREZ RAMIREZ.

TEMA : LA EVALUACIÓN DE PROYECTOS DE INVERSIÓN

 

 

 

Por medio del presente trabajo se pretende desarrollando varios puntos de interés en el proceso de Evaluación de Proyectos de Inversión, como es el análisis a precios constantes y a precios corrientes, la inflación importada, la productividad de la mano de obra y lo que se entiende por Castigar un proyecto. 

 

Para comenzar es importante aclarar que los precios corrientes se basan en el valor, a precios del mercado que aportan las unidades económicas en el proceso productivo del país y equivale a la remuneración de los factores que intervienen en la generación de ese producto. En cuanto a los precios constantes representa el producto elaborado por las distintas actividades económicas de un país, valorando los precios de acuerdo a una base o año de referencia.

 

Análisis a precios corrientes y aprecios constantes.

 

Los análisis a precios constantes y a precios corrientes son métodos utilizados comúnmente para medir las variaciones en la renta real disponible. El primero se centra en la descomposición en los componentes de precio y cantidad y el otro en la selección de un conjunto adecuado de artículos como base para medir el poder adquisitivo.

 

Se ha sugerido que los dos métodos se combinen definiendo un conjunto único de unidades que sirva de base para expresar el poder adquisitivo de todo valor que no pueda descomponerse. La idea básica es sencilla: las restricciones contables del sistema deberán utilizarse, junto con los índices de precios obtenidos por la descomposición, para definir índices explícitos de deflación de precios aplicables a los elementos que no pueden descomponerse.. las objeciones a este método son 2:

 

v     En casi ningún caso (con excepción de los más sencillos) existen suficientes restricciones contables para definir todos los índices explícitos de deflación sin introducir hipótesis arbitrarias.

 

v     Incluso si hay restricciones suficientes, puede que los índices de deflación resultante no tengan una clara interpretación económica.

 

 

EJEMPLO: Consideremos un sistema cerrado con 3 cuentas únicamente. La cuenta de producción nos dice que la renta (o producto neto) es igual a los gastos de consumo más la formación neta de capital. La cuenta de acumulación no añade ninguna restricción independiente, ya que solamente nos dice que la formación neta de capital es igual a la ahorro. Suponiendo que únicamente puedan descomponerse los gastos de consumo y la formación de capital, hay dos incógnitas, los índices implícitos de deflación de la renta (o producto neto) y del ahorro, y dos identidades contables independientes. Podemos emplear estas dos restricciones y expresar el equilibrio del sistema a precios constantes, si deflacionamos la renta con el índice de precios obtenidos combinando los gastos de consumo y la formación de capital y si deflacionamos el ahorro con el índice de precios que corresponda a la formación de capital.

 

El índice de deflación de la renta obtenido de esta forma, es igual al índice de deflación del producto neto tal y como se obtiene generalmente. Este es un concepto útil, pero no es lo mismo que un índice deflación de los insumos primarios, a menos que todo aumento en la productividad se considere a sí mismo como un insumo. Además, el índice deflación del ahorro es igual al de la formación de capital, de modo que el ahorro a precios constantes se define en función de los bienes de capital que se pueden adquirir con dicho ahorro, más bien que en función a los bienes de consumo a los que se ha renunciado para hacerlo posible o de los beneficios que se espera derivar en términos de consumo futuro. De este modo los índices de deflación obtenidos en este caso sencillo, aunque puedan ser adecuados para ciertos fines, sólo constituyen una selección realizada en la gama total de los índices de deflación posibles, de los cuales otros pueden ser más convenientes para otros fines. Este método nos obliga a una selección que puede no ser adecuadas para los fines del análisis que nos proponemos.

 

Si añadimos una cuenta del exterior, las dificultades aumentan. Suponiendo que únicamente puedan descomponerse las importaciones y las exportaciones, esta ampliación añade una restricción más y otros 3 elementos que no pueden descomponerse y para los que hay que encontrar índices explícitos de deflación. Este problema admite un número indefinido de soluciones formales; por ejemplo:

 

v     Que las dos corrientes entre las cuentas de consumo y le resto del mundo, las rentas netas distribuidas de los factores y otras transferencias netas, tienen el mismo índice implícito de deflación de precios.

 

v     Que el ahorro tiene el mismo índice de deflación de precios que los gastos de consumo.

 

Con estas hipótesis no es difícil expresar los índices implícitos de deflación de precios en función de cantidades y valores conocidos. Estas expresiones suelen contener diferencias entre magnitudes análogas y por lo tanto es probable que sen erráticas. Además, podrían establecerse otras hipótesis aparentemente inofensivas, que llevarían a resultados erráticos e pero totalmente distintos. A menos que se encuentre una buena razón en términos económicos para aceptar una serie de hipótesis con preferencia a las otras, las soluciones formales que acabamos de describir no se pueden considerar satisfactorias.

 

Definición de la Inflación: la inflación es un lugar común del lenguaje actual, es el aumento continuado y sostenido en el nivel general de los precios de los bienes y servicios de una economía. Sin embargo, en sentido estricto, el alza de los precios es la consecuencia de la inflación, y no la inflación misma. La inflación es el aumento de circulante (cantidad de dinero que maneja el país) sin un  crecimiento correspondiente de bienes y servicios. Es el resultado del desequilibrio entre lo que una sociedad produce y lo que ella exige.

 

En inflación los precios no varían simultáneamente en la misma dirección o proporción. De ser así, la inflación no perjudicaría a nadie, y no habría interesados en mantenerla.

 

La inflación es un estado de guarra económica, en el que los precios aumentan en forma desigual, y cada uno de los grupos pretende favorecerse a costa de los otros, sin conseguir una ventaja permanente como resultado de las variaciones en los precios relativos y en los gastos totales. La inflación produce cambios definidos y característicos, tanto en la producción total como en la distribución de la renta.

 

Inflación Importada: Es el aumento en el nivel general de los precios que tiene su origen en el intercambio de operaciones del país con el exterior. Puede ser de dos tipos:

 

·        Inflación Importada de demanda: Es la inflación producción producida por un saldo positivo en la balanza de pagos, que se traduce en un exceso de la oferta de divisas sobre el mercado de cambios. El banco central, con el objeto de mantener inalterado el tipo de cambio (impedir una revaluación de la moneda nacional), debe adquirir dicho exceso de oferta, introduciendo una mayor liquidez en el mercado interno.

·        Inflación importada de costos: Es la inflación originada por el aumento de los precios de los bienes y servicios importados, lo cual origina una elevación de los costos de producción al interior del país.

 

Usualmente, en las economías inflacionarias, el ajuste se ha dado por el lado del mercado de divisas: ante una crisis ded pagos en el exterior se opta por devaluar, y ello a su vez genera una mayor inflación. Así se va constituyendo la espiral inflación-devaluación.

 

Al haber una devaluación, los ingresos por los productos de exportación permanecen constantes, por ser materias primas cuyos precios están sujetos a negociación en el mercado internacional, más que la oferta y demanda de un mercado. Además. El monto de las exportaciones está determinado por la capacidad instalada en el sector, y una devaluación no incrementa el importe de divisas; sólo aumenta momentáneamente la rentabilidad de exportador.

 

Mientras tanto, las importaciones no pueden se fácilmente sustituidas por productos locales, ya que se trata generalmente de insumos básicos y bienes de capital, necesarios para la marcha de la actividad productiva, y la decisión de importarlos se toma independientemente de la tasa de cambio.

 

Al haber una devaluación, el precio de importación de estos elementos resulta incrementado.

 

Por otro lado, los productores industriales, al incrementarse sus costos, se ven obligados a reajustar sus precios, lo cual conduce a una mayor inflación.

 

Productividad de la mano de obra.

 

Un primer paso, indispensable, para esta definición precisa de productividad es la medida, tanto de los resultados como de los  factores puestos a contribución, lo que exige se hayan determinado previamente las unidades de medida,  de las entradas y las salidas.

 

Cuando al determinar la productividad, la unidad en que se mide  el resultado obtenido no es la misma que la utilizada para medir los factores aportados, se obtiene PRODUCTIVIDAD respecto a aquellos factores.

 

La productividad han de expresarse siempre las unidades con que se han medido sus componentes. El factor respecto al cual se mide la productividad viene siempre en el denominador. Así las expresiones: Ton/Kw, Ton/Hora-hombre, Ton/m2 nos medirán la productividad de un proceso respecto a los factores energía, mano de obra y espacio, respectivamente.

 

Aunque como se ve el indicador productividad puede referirse a cualquiera de los factores que intervienen en el proceso productivo. Es muy corriente que al hablar de productividad en general se  sobreentienda que se trata de la productividad de la mano de obra, ya que este ha sido utilizado en todos los tiempos como medida del grado de desempeño y de las potencialidades de incrementar las ganancias de los procesos productivos. 

 

La productividad se ha visto expresada como la relación entre las salidas del proceso y la cantidad de trabajadores que de forma directa o indirecta intervinieron en el logro de estas, las salidas son expresadas usualmente en unidades físicas o en su equivalente en valor (precio). 

 

 

 

Sin embargo, en  la actualidad a la luz de  los cambios macroeconómicos que están teniendo lugar no siempre el valor de la productividad es sinónimo de desempeño pues esta puede aumentar o disminuir y no precisamente por cambios en el rendimiento empresarial.

 

Cuando producto a los cambios de mercado el precio de la producción final aumenta, la productividad tiende a aumentar aún  cuando el rendimiento interno, visto en unidades físicas haya disminuido, o por el contrario cuando lo que se incrementa es el precio de la materia prima y no resulta factible, por razones de mercado,  el incremento  del precio del producto, si el volumen de producción permaneció constante la productividad de la empresa se mantuvo y el rendimiento empresarial fue menor.

 

Específicamente en el sector turístico, utilizar la productividad como indicador de desempeño de los trabajadores resulta menos favorable por las formas de comercialización de este tipo de producto, en primer lugar el volumen de personas a las que se le prestarán servicios no será determinado por el esfuerzo de los trabajadores sino de los encargados de la comercialización del producto, los que muchas veces no pertenecen ni siquiera a la organización por otro lado la mayoría de las veces ya el servicio ha sido vendido a un precio fijo por lo que cualquier esfuerzo que realice el personal por incrementar el consumo de productos dentro del servicio sólo contribuirá a incrementar los gastos sin afectar los ingresos. Bajo estas condiciones resultaría ocioso o ficticio dividir los ingresos entre el volumen de trabajadores pues estos en realidad poco han hecho en que esta sea mayor.

 

Sin embargo como evidencian estudios realizados (2), existe una alto índice de correlación entre la satisfacción lograda en los clientes como salida de cualquier proceso de servicio y el grado de satisfacción de los trabajadores.

 

Por las razones antes descrita es que se surge la idea de utilizar el indicador de satisfacción del cliente como indicador de productividad o de desempeño para los servicios turísticos. La propuesta se sustenta en las siguientes razones:

 

Todo producto o servicio destinado a ser adquirido por un cliente debe producir en este un nivel de satisfacción y por tanto la misma puede ser considerada una salida del proceso.

 

El grado de satisfacción que se alcance siempre será directamente proporcional al esfuerzo del personal del proceso.

Una mejora en la satisfacción constituye un anuncio muy probable de un mejor desempeño en el futuro por el incremento del número de clientes.

 

Un incremento en la satisfacción generalmente origina un incremento de los gastos de los clientes y por tanto mayores ingresos para el proceso.

 

Al ser la satisfacción común para cualquier tipo de proceso, siempre que se empleen similares escala para su  medición es posible utilizarla para ser estudios comparativos y desarrollar programas de mejoras.

 

Cuando la unidad de medida adoptada es la misma para el numerador y el denominador de la expresión de la PRODUCTIVIDAD es frecuente utilizar la denominador de RENDIMIENTO, expresado mediante una magnitud sin dimensiones.

 

Si se decidiera aceptar la idea de medir la productividad mediante la satisfacción de  los clientes y además en vez de dividir la misma por la cantidad de trabajadores se hiciera por el valor de la satisfacción de estos entonces se podría conocer el rendimiento de lo invertido en lograr la satisfacción del cliente interno, ya que como se sabe esta última condiciona de modo directo la satisfacción del cliente externo y las salidas.

 

La aplicación de ambas ideas permitiría contar con un  indicador más preciso del desempeño de los trabajadores además de poder evaluar la eficiencia de los gastos realizados en materia de estimulación y formación del personal además de contribuir a la mejora de la calidad de los servicios.

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍAS/ INFOGRAFIA

 

Castro y Lessa. Introducción a la Economía. XI Edición: Ventuno Editores.

Samuelson Paul (Año 1996). Macroeconomía. XV Edición Mc Graw Hill.

Sumoza Aixa. Indicadores Macroeconómicos. Universidad Carabobo.

http://www.monografias.com/trabajos11/edospr/edospr.shtml#ANAL

 

http://centrum.pucp.edu.pe/docentes/AIndacochea_Libros/finanzas_inflacion/Cap1_LA_INFLACION.pdf

 

Como mejorar la productividad en el taller. Castanyer,  Francesc Figueras 1999 ALFAOMECA GRUPO EDITOR, S.A. de C.V. MARCOMBO, S.A., Barcelona, España.

La satisfacción del cliente un indicador de productividad. Noda, Marcia. 1997, Holguín , Cuba

http://www.gestiopolis.com/recursos2/documentos/fulldocs/mar/satclisertu.htm

 

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