Buenaventura Durruti

Fue un anarcosindicalista con ideas propias, un hombre de acción, para quien el mundo no tenía fronteras ni la sociedad obstáculos que oponer a sus ansias revolucionarias. Nació en León el 14 de julio de 1896, en el seno de familia numerosa, sin más subsidios que la caridad humillante. Siete hermanos y una hermana, pocas letras y mucha ira contenida, ira que debió de irse desbordando a medida que los niños se hacían hombres, sobre todo si se tiene en cuenta la influencia del padre, anarquista, y el momento social, que sensibilizaba muy pronto al proletario capaz de discurrir.

La niñez de Durruti coincidió con la pérdida del imperio colonial. España era una casa solariega cargada de blasones, pero más pobre que las ratas. El paro era por entonces una especie de plaga bíblica.

Niñez miserable en León, donde empezó ganando un real diario, para acabar ingresando, como su padre, en los Ferrocarriles del Norte de España, un mundo complejísimo ideológicamente, formado por obreros muy politizados, todos ellos decididos a terminar con la explotación de la que eran víctimas, mediante la acción directa. El nuevo mecánico ajustador se afilió a la UGT. Cuando esta organización sindical declaró la célebre huelga general revolucionaria en todo el país, el 10 de agosto de 1917, fue secundada por la CNT, lo cual dio mayor virulencia al conflicto. Se trataba de proclamar en España la República democrática socialista. En esto se anticiparon a los bolcheviques rusos que se sublevaron contra la tiranía del zar en octubre, dos meses después. Se produjo el paro total, destacando Durruti en las acciones violentas, olvidando las consignas de no violencia de la UGT. Por esto fue expulsado de la organización sindical socialista. Más tarde se afiliaría a la CNT.

Su nombre saltó a los periódicos con motivo del asalto al Banco de España de Gijón. El botín 675.000 pesetas.

Las cosas se ponían feas y Durruti y su grupo, entre los que se encontraban Teodoro Arrete y Gregorio Suberviola, escapan a Francia.

En 1920, ya de vuelta en España, Durruti conoció en San Sebastián a Manuel Buenacasa, acreditado dirigente cenetista con importantes contactos políticos en Barcelona. Al parecer es Buenacasa el que lo pone en contacto Francisco Ascaso. En Barcelona consiguió trabajo en el barrio del Clot. Era un buen obrero especializado del que nadie tenía queja. Pero el proyecto de Durruti era muy distinto al de diez horas diarias de trabajo, trabajo que sin embargo necesitaba para cubrirse ante cualquier eventualidad con la policía.

Con Francisco Ascaso constituyó el grupo de acción "Los Solidarios", formado por obreros entre los que sobresalen los nombres del ya mencionado Ascaso, García Oliver (futuro ministro de Justicia en la República), Ricardo Sanz y Manuel Torres, entre otros. En mayo de 1924 fue acribillado a balazos el verdugo de la Territorial de Barcelona. Era un ajuste de cuentas y al mismo tiempo un desafío a las autoridades, que aceptaron el reto de los anarcosindicalistas. En efecto, más de doscientos anarquistas fueron encarcelados y deportados. A partir de este momento la CNT entra en la clandestinidad. En 1925, en compañía de Gregorio Jover y Francisco Ascaso, Durruti embarca hacia Argentina dispuesto a poner en práctica un nuevo método para recaudar fondos con los que liberar a los compañeros encarcelados. Se trataba del llamado "anarquismo expropiador", es decir, de jugarse la piel asaltando Bancos, en rápidos y arriesgados golpes de mano.

Durruti y los suyos eran personas dispuestas a todo, hombres sin miedo. Les guiaba un propósito redentor, la estrella inextinguible de una idea política y el convencimiento moral de la licitud de su proceder.

Su aventura continuó, de América, pasando por Canarias llegó a Inglaterra. Luego a París, donde intimó con Sebastián Faure, anarquista francés fundador de L´Agitation y Le Libertarie. Durruti, con el dinero que traía de América y el apoyo de Faure, fundó la Enciclopedia Anarquista y con Voline, Archinof y Néstor Magno puso en marcha la Librería Internacional.

Tras un intento fallido de atentado contra Alfonso XIII en París, es detenido junto a sus compañeros, dispersándose por Europa. En esta época se relaciona con anarquistas de reconocido prestigio internacional.

Proclamada la República, vuelve a España, empezando la etapa de mayor actividad política de Durruti, convirtiéndose poco a poco en la figura de mayor prestigio de CNT-FAI. Por eso no es de extrañar que disuadiera al Comité de la CNT para que no boicotease las elecciones de 1936, lo cual contribuyó en gran medida al triunfo del Frente Popular.

En Barcelona, durante el dramático mes de julio del 36, dirigió las fuerzas sindicalistas. Le vemos pegando tiros en el cuartel de las Atarazanas, donde es herido levemente en el pecho y donde moriría Ascaso. Organizadas las milicias, Companys le nombra jefe de una columna. Le asesora militarmente el comandante Martínez-Farrás.

La columna "Durruti-Farrás" constaba de unos cuatro mil voluntarios de la CNT y no pocas milicianas. Los combates más duros son librados en Caspe, que cae al segundo día de ser sitiada por la columna de Durruti. El incontenible avance y al conquista de los pueblos de los alrededores queda frenado en Pina.

En este pueblo tuvo que aguantar los duros bombardeos de la aviación enemiga, pasados los cuales avanzó de nuevo hasta ocupar Osera. Pronto había de empezar el calvario de Buenaventura Durruti, cuya columna se vio difamada a causa de los asesinatos y robos cometidos por delincuentes comunes alistados en ella. Procedían éstos de la Modelo de Barcelona, que como es sabido abrió sus puertas a todos los que cumplían condena allí.

A principios de agosto, Durruti procedió a una labor de limpieza en su columna. Es totalmente falsa la versión de Gironella, según la cual el jefe anarquista ametrallaría personalmente en la Estación de Bujaraloz, en los vagones de ferrocarril, a homosexuales y prostitutas... entre otras cosas Bujaraloz no tenía Estación de ferrocarril... Lo que sí hizo Durruti fue crear una especie de dispensario antivenéreo en Bujaraloz y mandar a los homosexuales y prostitutas a Barcelona.

En noviembre de 1936, cuando la defensa de Madrid parecía imposible, Durruti fue requerido para trasladarse con su columna a la capital sitiada. Aunque en principio se negó, accedió al traslado de sus tropas, convencido de la necesidad de su presencia entre los defensores. La orden del jefe del Estado mayor, Rojo, era que Durruti mandara a sus hombres y la columna López Tienda-Libertad. Con estas fuerzas tratarían de reforzar la defensa de la Ciudad Universitaria.

Allí se trasladaron el día 15, en la dirección del río Manzanares, río que fue cruzado por las tropas enemigas aquella misma tarde, ocupando la Escuela de Arquitectura de la Ciudad Universitaria. La columna de Durruti no puede contener el avance ni el de las jornadas sucesivas. Y se llega al día 19, en que Durruti cae sin que todavía hoy, se haya esclarecido del todo el misterio de su muerte.

Trasladado a los sótanos del hotel Ritz, entonces Hospital de las Milicias Confederadas de Cataluña, se le apreció una herida de bala, mortal de necesidad. Durruti agonizó toda la noche, muriendo hacia las cuatro de la mañana del día 20, más o menos a la hora en que era fusilado José Antonio en Alicante.

¿Represalia de los quintacolumnistas?, ¿falta de previsión de quien conducía el coche?, ¿o fue uno de sus hombres el asesino ?

Hay quien dice que fue un fatal accidente producido al disparársele, a Durruti su propio "naranjero". Otros opinan que fue una bala perdida. Una de las últimas versiones es la declaración de Antonio Bonilla, amigo y acompañante de Durruti hasta su muerte. Según esta versión, Durruti fue muerto por el sargento de artillería José Manzana. Es una historia un poco extraña que hay que recoger con reservas.

El tal Manzana, que fue campeón olímpico de tiro con pistola, salió del cuartel de Atarazanas en pleno tiroteo y se unió a los milicianos de Durruti. Desde el primer momento fue su consejero militar y hombre de confianza. Llevaba siempre consigo un "naranjero" y acompañaba aquel día 19 a su jefe en el coche. Que se sepa, no pertenecía a ninguna organización o partido y, por supuesto, tampoco a la CNT. Como en las novelas policíacas, falta el móvil. Y queda en el aire la duda de si el arma de Manzana se disparó por accidente o fue un disparo intencionado.

Para terminar, algo muy poco conocido y que demuestra hasta qué punto fue cruel nuestra guerra civil. Durruti tuvo dos hermanos falangistas, Manuel y Pedro. El primero se afilió a Falange en León y murió, se ignora cómo, por "haberse negado a prestar un servicio que probase su lealtad a la causa nacionalsindicalista". ¿Qué servicio podría ser el exigido a Manuel que prefirió la muerte a llevarlo a cabo?. El segundo, Pedro, antiguo militante de Falange, murió fusilado por los republicanos.

Historia de Durruti
Activista español

Condensar en pocas lineas la biografía de quien fué expresión cabal de la rebeldía y la utopía anarquista es tarea complicada pero necesaria, porque el testimonio de libertad en lucha que fue la vida de Buenaventura Durruti debe divulgarse ayer, ahora y siempre. Nació segundo de 8 hermanos el 14 de julio de 1896 en León, capital de la provincia española del mismo nombre. Se inicia de adolescente en la misma senda de su padre, obrero afiliado al sindicato socialista UGT. Como miembro de su sección ferroviaria, participa con ardor en la huelga general revolucionaria de agosto de 1917, impulsada en conjunto con la Confederación Nacional del Trabajo (CNT, anarcosindicalista); eso le costó la expulsión de la UGT por radical, la persecusión policial y la huida a Francia, donde se relaciona con exilados anarquistas, afiliándose a la CNT de Asturias al retornar a España en enero de 1919.

Se une a la pelea frontal contra la agresiva patronal de las minas asturianas y cae preso por primera vez en marzo de 1919; se fuga y en diciembre está en San Sebastián, ciudad industrial del país vasco, trabajando como metalúrgico. La burguesía impulsaba entonces una ola de asesinatos de sindicalistas y Durruti se integra a un grupo de autodefensa - Los Justicieros - que en represalia planea un golpe sensacional: atentar contra el rey Alfonso XIII que visitaría la ciudad en agosto de 1920, pero son descubiertos y deben escapar. Durruti prosigue en la labor ilegal más arriesgada por toda la peninsula; asi conoce a Francisco Ascaso, quien sería fraterno amigo y camarada. En agosto de 1922 van a Barcelona y con gente afín fundan el grupo Crisol, que luego tomará un nombre que se hara celebre en la historia libertaria: Los Solidarios. El grupo reunió a lo más valioso del proletariado catalán golpeando a la reacción donde más le dolía, hasta que la crisis política hispana trajo la dictadura del general Primo de Rivera, instaurada en septiembre de 1923 con pleno apoyo del rey. De Los Solidarios nunca se resaltará bastante la valiente defensa que hicieron de la CNT en hora tan desesperada, cuando cientos de militantes cayeron y solo pudo sobrevivir y recuperarse por sus nexos profundos con los trabajadores, pero el costo para ese colectivo combatiente y decidido fue alto: casi todos Los Solidarios murieron o purgaron largas condenas, mientras que Durruti y Ascaso tuvieron que refugiarse en París.

El fracaso de los planes insurreccionales cocinados en el exilio les impulsa a viajar a Latinoamérica en diciembre de 1924, acompañados por Gregorio Jover y en procura de fondos para el proscrito y agobiado anarcosindicalismo ibérico. Sigueron 15 meses de andanzas incríbles con acciones de guerrilla urbana para agenciarse recursos inéditas por estos lares, persecusiones y fugas escalofriantes, la ayuda solidaria de un sinfín de compañeros, las burladas furias policiales, la frugal supervivencia como asalariados en los momentos de calma, el trabajo sindical de base desarrollado en varios países y, por supuesto, la creciente leyenda en torno a la figura de aquellos hombres. En abril de 1926 regresan a Europa y les seduce una idea espectacular: secuestrar al monarca y al dictador españoles cuando visiten Parés el 14 de julio; antes de eso la policía los captura y, luego de un agitado proceso, son expulsados de Francia en julio de 1927, prosiguiendo como militantes semiclandestinos en el exterior hasta la caída de Alfonso XIII en abril de 1931.

La vuelta a Barcelona es de efervescente actividad para Durruti, ahora con su compañera Emilienne embarazada de Colette, que nacerá en diciembre del 31. Se integra a la Federación Anarquista Ibérica - FAI, organización específica anarquista creada secretamente en julio de 1927 - y con militantes allegados forma el grupo Nosotros, animadores en la CNT de una tendencia radical que no se hacía ilusiones tácticas con la recién proclamada República, pues afirmaban que el momento era para seguir avanzando. El enfrentamiento interno en la Confederación fué agriándose hasta la escisión, mientras arreciaba la represión y las provocaciones gubernamentales contra esos sencillos obreros - cuando no estaban presos, Durruti y Ascaso laboraban como mecánicos en una empresa mediana de Barcelona - que eran vistos por los bienpensantes de toda laya como el aterrador puño de la Revolucion Social. La histeria represiva cayó sobre Durruti y otros anarquistas en enero de 1932, deportándolos a Canarias y al Sahara "español". La presión popular los libero en septiembre, pero Durruti fue arrestado de inmediato por dos meses más.

Aun encarcelando a sus supuestos "líderes", las posiciones más ofensivas crecían en el seno de la CNT y del proletariado, lo que llevo al fallido intento insurreccional anarquista de enero de 1933, tras el cual Durruti debe ocultarse hasta caer preso a fines de marzo. En julio ya está en la calle, con la CNT y la FAI encarando las variaciones de la escena política, pues la derecha se aprestaba a asumir las riendas del gobierno ante el fiasco de republicanos y socialistas, lo que ocurre tras los comicios de noviembre. En diciembre hay otra fallida tentativa de huelga general insurreccional; Durruti y cientos de anarquistas van a los calabozos, pero una amnistía les permitió salir en mayo de 1934, a tiempo para que Durruti tenga papel decisivo en el traslado por carretera de 13.000 hijos de huelgistas aragoneses a Barcelona, para acogerse a la solidaridad de las familias obreras.

En octubre del 34 es la insurrección de Asturias, 14 días de heroica y desigual batalla de los trabajadores unidos contra el ejército, mientras que la represión y la indecisa conducta de la UGT y otros sectores dejaron a los anarquistas aislados en su afan de extender la flama revolucionaria. De nuevo Durruti pasa por el vaivén de meses de carcel alternando con semanas de febril militancia pública, hasta que el triunfo electoral del Frente Popular en febrero de 1936, con el crucial voto de los afiliados de CNT, marco otro vuelco a la situación. En medio de un explosivo clima político-social, se reune en Zaragoza el IV Congreso de la CNT del 1 al 15 de mayo, donde parte esencial de los debates y el ambiente de pletórico fervor anarquista que allí se vivió fue el grupo Nosotros, entregado en esos días a prepararse junto a los trabajadores para el tremendo reto que se avecinaba. Derechas e izquierdas iban al choque inevitable, iniciado más temprano que tarde con el alzamiento militar del 19 de julio de 1936.

La CNT y la FAI enfrentaron con coraje, organización y movilización de masas la superioridad facista en armas y recursos; su contribución fué decisiva para resistir el zarpazo en toda la peninsula y casi a solas derrotaron a los alzados en Cataluña, con Durruti como una de las figuras más arrojadas de esta victoria popular y sufriendo la dolorosa baja de Francisco Ascaso. El 24 de julio, desde una Barcelona donde el comunismo libertario empezaba a ser una realidad, Durruti partió con una columna armada a Zaragoza, ocupada por los golpistas. Luego de duros combates aquella milicia igualitaria, sin oficiales ni demás tramoya castrense, avanzó y estabilizó el frente de Aragon contra tropas regulares mejor equipadas, aun cuando no pudieron recuperar la ciudad.

Paralelamente, las fuerzas anarquistas apoyaron la transformación social que significó el establecimento de las colectividades agrarias aragonesas, para escándalo de comunistas, socialistas y demas acólitos del credo segun el cual no se podia ganar la guerra si al mismo tiempo se hacia la Revolución. En su persona, Durruti encarnaba lo que eran los sentimientos y metas de los trabajadores en armas, siendo un peculiar "jefe" cuyo privilegio principal era combatir en primera fila, con la única jerarquía de la estima con que lo distinguían sus iguales.

Esa vida radiante y corajuda - "El Corto Verano de la Anarquía" la llamó su cronista Enzensberger - terminaréa en noviembre de ese mismo año. El día 15 Durruti llego a reforzar la defensa de Madrid con una columna de 1800 hombres, de inmediato van a lo más duro del combate y el 19 lo alcanza una bala, cuando transitaba en area supuestamente segura. Murió en la madrugada del 20, siendo sepultado 2 días después en el cementerio de Montjuich en Barcelona, acompañado del duelo más multitudinario visto en la urbe. Como con Zamora, el Che o Zapata, su muerte tiene estigmas de traición y el principal sospechoso, el PCE stalinista, desatará pocos meses mas tarde una brutal persecución contra anarquistas y demás radicales que no solo liquidó la Revolución amenazante, sino que fué el comienzo del fin de la propia República que decían salvaguardar.

40 años de existencia intensa tuvo este hombre que lucho por sus ideales sin treguas ni fanatismos; que nunca dejó de vivir de su trabajo; que actuaba tanto como leía y pensaba; que amó, soñó y tuvo amigos entrañables. En fin, Buenaventura Durruti fué lo que fué, y también lo que de mejor queda en nosotros cuando compartimos su trayectoria luminosa.
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