IWW - Industrial Workers of the World

En Chicago, el 27 de junio de 1905, tuvo lugar el congreso constitutivo de los IWW (Industrial Workers of the World, Trabajadores Industriales del Mundo) contra los sindicatos denunciados dos años después por Malatesta. Contra el corporativismo de los sindicatos americanos, se proponía un sindicato único para todos los trabajadores.

Todas las tendencias del movimiento obrero revolucionario estaban presentes en Chicago para afirmar que los trabajadores debían organizarse para controlar "los poderes económicos, los medios de producción y el total de la producción y de la distribución oponiéndose al capital".

El Congreso había estado precedido de reuniones en Chicago con el fin de crear un sindicato revolucionario, enviándose de inmediato un manifiesto por todos los Estados Unidos a modo de invitación al congreso del 27 de junio. Este manifiesto, que se oponía a la acción política, no hacía diferencia alguna entre los trabajadores por raza, creencias o sexo. El medio de emancipación de la clase obrera sería la huelga social general.

Los IWW proponían la solidaridad efectiva de todos los trabajadores -mientras que los sindicatos se limitaban a la colaboración de clase y al corporativismo1- y se presentaban como la estructura del nuevo mundo. El American Socialist Labor Party trató de transformar los IWW en una sucursal de su organización. Las discusiones internas entre los partidarios de la acción directa y los partidarios de la acción política llevaron a la escisión en el congreso de 1908. El socialista De Leon, que quería introducir el parlamentarismo entre los objetivos de los IWW, fue excluido del Congreso y fundó, con sus seguidores, una organización rival con base en Detroit, que era la correa de transmisión del Labor Party. En el periódico socialista The Weekly People atacaría hasta morir a los "anarcosindicalistas" de los IWW.

Una de las primeras acciones del Congreso de 1908, tras el abandono de los socialistas, fue suprimir toda alusión a la acción política en el preámbulo2. La acción de los trabajadores debería llevarse a cabo en el lugar de trabajo. Ahí es donde se formaría la estructura del mundo nuevo sobre el antiguo. "Los IWW, sindicato que reagrupa a todos los obreros, tomarán, mediante la huelga general, los medios de producción, abolirán el salario y establecerán un nuevo orden social". A pesar de las discusiones internas, el ideal de los IWW se extendió por todo Estados Unidos.

En las afueras de Nueva York, en diciembre de 1906, se desarrolla la primera huelga de América con ocupación de fábricas. En Goldfield, Nevada, una huelga organizada por los IWW aseguró el mínimo de 4,50 dólares por día. En Portland, Oregón, los IWW contribuyeron a lograr la jornada de nueve horas y un aumento del sueldo para los trabajadores textiles. Todos esos éxitos aumentaron la popularidad de los IWW en el mundo del trabajo.

Vincent St. John y Bill Haywood expusieron ante el Congreso de 1908 las tácticas de acción directa que impregnaban toda la filosofía de los IWW. Un folleto definía el término acción directa del siguiente modo: "La acción directa significa la acción económica de los trabajadores solos, sin la ayuda engañosa de los líderes reformistas o de los políticos. Una huelga decidida, controlada y llevada a cabo directamente por los trabajadores es una acción directa; la acción directa es la acción común sobre el lugar de trabajo para mejorar las condiciones de éste".

Por medio de los trabajadores es como los militantes de los IWW ponen en práctica sus tácticas de acción directa.
Así, en 1909, en McKees' Rocks, Pensilvania, seis mil empleados de la Pressed Steel Company3 se pusieron en huelga para lograr mejores condiciones de trabajo, entre otras para acabar con el trabajo a destajo. Debido a que la mayor parte son inmigrantes, la AFL lo rechaza. Se forma entonces un comité de huelga de los IWW para determinar la estrategia de lucha. Piquetes de huelga impiden a los esquiroles romper el movimiento, y los mítines y manifestaciones hacen la huelga popular. En un enfrentamiento con la policía muere un huelguista, y asisten a su entierro más de cinco mil personas de quince nacionalidades diferentes.

El primer número de Solidarity, periódico de los IWW4 impreso en Newcastle, Pensilvania, anunció la victoria. La huelga de McKees'Rocks había proporcionado mejores condiciones de trabajo y puesto fin a las trabas al derecho de huelga, aumentando además la fama de combatividad de los IWW. Para los militantes de los IWW, la huelga era un medio de lucha contra el sistema capitalista y, al mismo tiempo, una ocasión de manifestar la solidaridad de clase. Las huelgas son por tanto el ensayo para la gran huelga general que expropiará a los explotadores. La huelga general será llevada por los IWW de manera pacífica. Los trabajadores tomarán los medios de producción ocupando todos los lugares de trabajo.

Esta idea fue retomada por el militante de los IWW, Joseph Ettor, durante una huelga del textil, el 25 de enero de 1912 en Lawrence: "Si todos los trabajadores del mundo quieren vencer, deben basarse en su solidaridad. Si cruzan los brazos, el mundo se detendrá. Los trabajadores de brazos caídos son mucho más poderosos que todos los capitalistas. Con la resistencia pasiva, rechazando moverse, manteniéndose en silencio, son mucho más poderosos que toda la clase poseedora". Hasta llegar a la huelga general, había que prepararse para desarrollar "la solidaridad, la conciencia de clase y la militancia".

Las huelgas formaban parte de la lucha perpetua entre la clase poseedora y los trabajadores, lucha que, como recuerda el preámbulo de los IWW, debe llevar al control completo de los medios de producción por parte de la clase obrera, pues las huelgas no lograrán más que mejoras temporales, aunque necesarias. Las tácticas de la acción directa de los wobblies (militantes de los IWW) se adaptaban a las circunstancias y diferentes condiciones de trabajo. A menudo se preferían acciones cortas sucesivas cuando los IWW no podían sostener económicamente huelgas largas. Las huelgas intermitentes, las huelgas de brazos caídos y los sabotajes eran diferentes medios para ganar concesiones rápidas. La utilización del sabotaje en las acciones reivindicativas de los trabajadores ha sido siempre objeto de numerosas controversias.

La palabra "sabotaje" parece haberse utilizado por primera vez públicamente por Pouget en un congreso de la CGT francesa en 1897.
Esta palabra apareció por primera vez en Estados Unidos en el Solidarity del 4 de julio de 1910 a propósito de una huelga de seiscientos obreros que demandaban la readmisión de uno de sus compañeros. Se negaron a trabajar y, cuando fueron introducidos los esquiroles en su lugar, los trabajadores de otras firmas (Lann y compañía) sabotearon tan bien el trabajo que la empresa consintió en la mayor parte de las reivindicaciones de los huelguistas.

La controversia sobre el sabotaje tuvo su apogeo en un congreso del Partido Socialista en 1912. El Partido no aceptaba por miembros a los que se opusieran a la acción política o fueran partidarios del sabotaje o de cualquier otro medio violento para lograr la emancipación del proletariado. Así es como quedó excluida el ala izquierda del Partido.

Un militante de los IWW, Bill Haywood, sufrió la misma suerte. Había sido delegado en 1910 al congreso de la II Internacional en Europa y, decepcionado, volvió para militar por un socialismo "en mono de trabajo", por la acción directa y la huelga general. En la prensa de los IWW, los artículos sobre sabotaje fueron especialmente numerosos entre 1913 y 1917, cuando la represión asestó un golpe mortal a la organización.

Desde 1910 se habían publicado sobre todo traducciones de artículos europeos. La posición oficial de los IWW se desmarcaba en lo relativo al sabotaje.
Así en 1913 podíamos leer en Industrial Worker: "El programa de los IWW ofrece la única solución al problema del asalariado, solución con violencia o como mucho reducida al mínimo". De todos modos, en la literatura y prensa de los IWW, el sabotaje será siempre, junto al gato negro, el símbolo de la acción directa5.

En realidad, el número de huelgas llevadas a cabo por los IWW se desarrolló sin violencia. Por el contrario, la patronal americana, viendo el peligro de esta organización sindicalista revolucionaria, armó sus propias milicias… La prensa manipuló a la opinión pública, presentando a los wobblies como terroristas lanzadores de bombas, luego como saboteadores alemanes pagados con el oro del kaiser y, por último, como bolcheviques que pretendían sovietizar a los Estados Unidos.

Propaganda y huelgas

A pesar de toda la campaña de prensa dirigida contra ellos, los IWW siguieron extendiendo su influencia y propagando la idea de "un gran sindicato para todos los trabajadores". Muchos de sus militantes eran trabajadores de temporada y difundían el Little Red Book (canciones para activar la espita del descontento), recopilación de canciones revolucionarias que contribuyeron a popularizar el movimiento de los IWW entre la clase obrera.

Todas las ideas de los IWW estaban contenidas en esas canciones que, ya fuera a partir de músicas originales o tomando melodías conocidas, narraban las luchas de los trabajadores. Joe Hill, miembro de los IWW, fue uno de esos bardos itinerantes que recorrió los Estados Unidos en busca de trabajo, yendo de una sede local de los IWW a otra. Según el folklorista John Greenway, esa pequeña recopilación de canciones fue "la primera gran colección de canciones obreras". Fue editada por la sede local de los IWW en Spokane; muchos trabajadores se veían obligados a recorrer los Estados Unidos debido a su trabajo temporero, y podían así propagar por todas partes el ideal sindicalista de los IWW.

Otra forma de acción directa desarrollada por los IWW fue la toma de la palabra en las calles, llamada soap box speeches (charlas de caja de jabón) porque, para hablar, el orador se subía a una caja de jabón. Para obtener el derecho a expresarse en la calle, los militantes de los IWW llevaron a cabo duras campañas de 1908 a 1916.

Ese derecho era vital para los IWW, porque les permitía ir contra las agencias de empleo y organizar el boicot. Los empleadores debían pasar por el sindicato, por la sede local de los IWW, que desempeñaba el papel de una bolsa de trabajo.

A través de esas campañas, los sindicatos locales, como el de Spokane, obtuvieron el derecho a la palabra, a tener un local y a publicar un periódico. En las regiones en las que no estaban aún implantados, los IWW afiliaban nuevos seguidores mediante sus soap box speeches.

A la vez que método de acción directa, ese derecho era vital para ellos.

Se podría pensar que los IWW sólo podían implantarse e influir entre los trabajadores temporeros, como los leñadores y los recolectores de frutas. Es cierto que la propaganda de los IWW tuvo gran eco entre estos trabajadores a la merced de sus empleadores (para la recogida de fruta, hacían venir al doble de los trabajadores necesarios, lo que les permitía ofrecer unos salarios muy bajos).

Pero la influencia de los IWW llegó también a los centros industriales.

Así, en enero de 1912, veinticinco mil obreros del textil en Lawrence llevaron a cabo una huelga de diez semanas siguiendo las consignas de los IWW. Lawrence era el mayor centro textil de los Estados Unidos, sobrepasando en producción a todos los demás. Las principales hilaturas pertenecían a la American Woolen Company (treinta y cuatro fábricas en Nueva Inglaterra) que presentaba unos beneficios anuales de cuarenta y cinco millones de dólares.

Las hilaturas del algodón y de la lana empleaban a más de cuarenta mil obreros, en su mayoría sin cualificación, llegados de Europa, atraídos por las promesas de los "enviados" de la industria americana del textil. Pero a pesar de la protección gubernamental de las tarifas en la industria lanera, los salarios y las condiciones de vida de los trabajadores de la lana habían empeorado progresivamente desde 1905.

En las hilaturas se instauró el sistema de dos puestos en las máquinas, lo que duplicaba el trabajo de las mujeres y los niños que trabajaban en ellas. A eso siguió el paro, mientras que el coste de la vida era en Lawrence el más alto de toda Nueva Inglaterra. El pan y las judías eran la comida habitual de los trabajadores, y la carne apenas existente.

Según la comisión de control del Ministerio de Trabajo, de los veintidós mil obreros, más de la mitad eran mujeres y niños. La mitad de los empleados de las cuatro hilaturas de Lawrence de la American Woolen Company eran niñas entre los catorce y los dieciocho años. La mortalidad era muy elevada. La doctora Elizabeth Shapleigh escribió por entonces: "Un número considerable de muchachos y muchachas mueren en los dos o tres primeros años de trabajo; un tercio de los hombres y mujeres que trabajan en las hilaturas muere antes de los veinticinco años". El 1 de enero de 1912, los legisladores del Estado de Massachusetts aprobaron una ley que reducía la semana de trabajo de 56 a 54 horas para las mujeres y los niños, reduciendo de paso sus sueldos.

Los IWW organizaron en Lawrence a los trabajadores extranjeros desde 1907 y tenían más de mil afiliados. En la AFL de los trabajadores del textil había dos mil quinientos obreros cualificados de lengua inglesa. Las tejedoras polacas de las hilaturas del algodón de Everett fueron las primeras en parar el 11 de enero, cuando vieron una reducción de 35 centavos en el sobre con la paga. En todo Lawrence, los trabajadores pararon y, por primera vez en la historia de la ciudad, las campanas tocaron alarma general.

De Nueva York llegó Joseph Ettor, del comité nacional de los IWW. Tenía veinticinco años, hablaba inglés, italiano y polaco, y entendía el húngaro y el yiddish. Bajo su impulso, se coordinó la huelga y los trabajadores eligieron un comité de huelga. Cada nacionalidad había elegido dos representantes y cada mañana se reunía el comité para tomar en cuenta todos los aspectos de la huelga.

Las reivindicaciones eran: un quince por cien de aumento, cincuenta horas de trabajo a la semana, doble paga para las horas extra y ninguna represalia hacia los huelguistas. El alcalde de Lawrence expresó con claridad su opinión: "La huelga debería haberse parado en las primeras veinticuatro horas. El ejército y la policía deberían haber sido autorizados a disparar. Ese es el sistema que empleaba Napoléon". A través del comité de huelga, las familias recibían de dos a cinco dólares por semana.

Las diez semanas de huelga de Lawrence fueron ejemplares. Era la primera vez que tantos trabajadores no cualificados se reconocían en el ideal de los IWW. John Golden, presidente del sindicato textil de la AFL denunció la táctica de acción directa de los IWW como "revolucionaria" y "anarquista", y trató sin éxito de recuperar la dirección de la huelga. Los dirigentes de los IWW, Enor y Giovannitti (socialista italiano) fueron detenidos con el solo objeto de romper la huelga.

Pero los IWW enviaron a Lawrence a Bill Haywood, William Trautman, Elizabeth Gurley Flynn y, más tarde, al anarquista italiano Carlos Tresca.
Hubo más de quince mil huelguistas en la estación para recibir a Haywood y sus compañeros.
La represión se fue haciendo más dura, y la huelga tomó nuevas formas. Por ejemplo, un piquete de huelga de miles de trabajadores marchó entre las máquinas con brazaletes que decían "No seas esquirol". Cuando la policía interrumpió esta táctica, los manifestantes formaron un ir y venir incesante en las tiendas sin comprar nada, lo que asustó a los comerciantes.

En febrero de 1912, los niños de los huelguistas fueron enviados con familias amigas en Nueva York y Filadelfia. A pesar de la prensa, la opinión publica se sensibilizó y, al no disminuir la combatividad de los trabajadores de Lawrence, la American Woolen Company aceptó todas las reivindicaciones de los huelguistas el 12 de marzo de 1912. En toda la Nueva Inglaterra se subieron los salarios de todos los trabajadores del textil.

Lawrence no fue la única huelga en la que los IWW estuvieron presentes: Paterson en 1913 (donde los propios huelguistas representaron una obra de teatro en el Madison Square Garden); la huelga de los leñadores en 1917, que paralizó el 80 por ciento de la producción del sudoeste de Estados Unidos; las huelgas en las minas de cobre de Arizona no son sino los ejemplos más famosos.

Su influencia desbordó ampliamente el número de afiliados (los IWW no pasaron nunca de cien mil miembros), pero ellos fueron los que llevaron la iniciativa, los que estaban a la cabeza del combate.

El declinar del movimiento

Desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial, los IWW se manifestaron contra ella: "No seas un soldado, sé un hombre. Únete a los IWW y combate en tu lugar de trabajo por ti y por tu clase", decía un cartel de los IWW en 1916.

Esta valerosa postura costó a los IWW ser declarados "fuera de la ley".
Una campaña de prensa hábilmente orquestada los acusó de agentes del kaiser. La represión que ya se había anunciado en los primeros años golpeó de pleno. Se puede decir que el movimiento de los IWW fue decapitado durante la guerra, pues fueron muy numerosos los militantes asesinados por las milicias patronales. En Francia, el gobierno envió sus tropas contra los huelguistas de la CGT. En Estados Unidos, la patronal no anduvo ociosa y financió con sus propios medios a bandas de asesinos sin recurrir al gobierno.

En 1918, el editorial de un gran diario de Oklahoma, el Daily Worl, resulta significativa a este respecto: "El primer paso en la victoria contra Alemania es el aplastamiento de los IWW. Matadlos como mataríais a las serpientes. No hay tiempo ni dinero que perder en el proceso".

En la primavera de 1917, el Ministerio de la Guerra, bajo la presión del capitalismo americano, había dado la señal al permitir a las autoridades militares detener a los miembros de los IWW que "usaran la violencia o tuvieran la intención de usarla". Durante el verano de 1917, tropas armadas "dispersaron" mítines de los IWW, saqueando sus locales. En veintitrés Estados se adoptaron leyes contra el "sindicalismo criminal" que prohibían a los IWW toda actividad.

La Revolución rusa fue para algunos militantes de los IWW una inmensa esperanza rápidamente anulada en 1921 por las posiciones de la ISR (Internacional Sindical Roja): los comunistas rusos eran parecidos a los políticos del Socialist Labour Party.

Pero el nacimiento del Partido Comunista (1919) provocó una escisión en los IWW en 1924. La organización, muy agotada por los años de guerra, no superó esta crisis. Los límites de este artículo no nos permiten profundizar en las causas de la caída de los IWW.

Simplemente destacaremos que, entre las dos guerras, los comunistas apoyaron las leyes antihuelga del gobierno. Los IWW tuvieron que retomar todo su trabajo de propaganda contra los sindicatos que actualmente aceptan a los trabajadores no cualificados6. El movimiento de los IWW reaparece hoy día, en medio de huelgas "salvajes", y su periódico mensual Industrial Worker refleja la vida de los trabajadores americanos, y no presenta ese aspecto tan deprimente de las publicaciones de organizaciones que viven del recuerdo de un pasado glorioso. Ya no tienen contra ellos esa "lista negra" en la que convivían con grupos nazis7.

La posibilidad actual es la propaganda legal. ¿Triunfarán? ¿No sería mejor, como aconsejaron los sindicalistas franceses a Thompson, delegado de los IWW en la ISR, organizarse en minoría en el seno de la AFL-CIO?

Como quiera que sea, corresponde a los militantes de los IWW organizarse como punta de lanza de la clase obrera, abandonando el pasado para enfrentar la realidad actual.

Los IWW han dejado su huella en la cultura americana, en el mundo obrero. El laborismo americano y sus sindicatos tan denostados encierran unas bases capaces de una combatividad extrema.

Corresponde a nuestros compañeros de los IWW sacar sus conclusiones.

Notas:

1 Principalmente la American Federation of Labour (Federación Americana del Trabajo), que sólo organizaba a los obreros cualificados, que podían pagar cotizaciones elevadas.

2 Este preámbulo reconocía la lucha de clases, preconizaba la solidaridad en las huelgas, al contrario que el corporativismo de la AFL, y daba como objetivo para la clase obrera organizada, mediante el lema "Un gran sindicato para todos los trabajadores", el control de todos los medios de producción.

3 Trust americano del acero.

4 Además de sus periódicos Solidarity, One big union monthly, Industrial Worker, los IWW tenían numerosos folletos de propaganda, incluido el Little Red Book, traducidos a más de diez lenguas extranjeras.

5 Los numerosos artistas que ofrecieron su talento a la organización obrera hicieron de ella el tema de muchos de sus bocetos.

6 Los dos sindicatos, AFL y CIO, forman hoy una sola organización.

7 De ahí la imposibilidad de tener una existencia legal.
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