Historia de la Educación en Betijoque:
Escuela Federal Graduada
¡ Ah de historias!. Contarían aquellos que estudiaron con los maestros que, para aquellos días, usaban la palmeta.
Mi maestra era la señorita María Sacramento, soltera que vestía traje sastre muy bien delineados los pliegues, de color gris, de botones grandes y cuya falda le tapaba las rodillas y por lo tanto no podía verle los picones; en su bella chaqueta se colocaba un prendedor con lindas perlas margariteñas y plata de las minas del antiguo territorio chibcha; su pelo recogido formaba un moño que lo sostenía una peineta hecha de nácar; me acuerdo mucho de ella, ¡era todo un mundo de conocimiento!. Esta ilustre educadora no cobraba ni una locha por enseñar a su prójimo. Las primeras lecciones de catecismo me las dio doña Teodolinda Estrada.
El maestro de mi amigo Rafael Angulo usaba zapatos de charol, pantalón y camisa a la usanza; paltó con gran solapa y su cabello bien engomado; todos sus ademanes estaban bien coordinados. En su mano derecha tenía la vieja regla enemiga de todos, que según nuestra infantil creencia, al cruzar dos pelos de pestaña la haríamos romper en mil pedazos; lo bueno que terminé el sexto grado y nunca ocurrió nada extraño, al contrario como que se ponía mas dura.
En su mano izquierda su cuaderno de anotaciones y una pequeña bolsa donde estaban otros dos enemigos nuestros: la tiza y la almohadilla de borrar, elaborada con trapos viejos; allá estudiábamos, jugábamos y peleábamos; y seguro que cuando regresábamos a casa, no faltaba una tortolita que se atravesara a nuestra cauchera.
Nuestra vestimenta consistía en un pantalón corto sostenido por un par de tirantes, camisa blanca, alpargatas o cotizas y calzoncillos hechos con los sacos de harina El Aguila o San Antonio. Los cuadernos los llevábamos en una mochila la cual se cargaba en la espalda. De las muchachas que recuerdo son: Filomena Torres, Carmen de La Cruz, Aura Pabón, Aurora Uscátegui y Etelvina, ellas comenzaron sus estudios en el patio o en el corredor de la casa de una mujer de buen corazón que permitía que en su hogar se impartiera educación a la juventud betijoqueña. Ella no cobraba una locha a pobres o pudientes. Mi maestra fue Eloisa Torres que siempre recodaré y compartió con nosotros el año de 1938, fecha en la cual se comentaba la aparición de una gran medicina de un inglés.
Cuando finalizaron nuestros cursos en casa de la Doña, continuamos en la nueva escuela que podríamos llamarle la Escuela Portátil: la primera tenía dos puertas, piso de adoquines de barro y en algunos lugares piedra y cemento, techo de cañabrava y tejas de barro; su frente daba con la Calle San Juan, cruce con la actual Calle 16 en la esquina Antonio Ricaurte, en una casa que hoy está en ruinas y pertenece a la sucesión Franchi - Pérez. Tenía un gran portón central que estaba pintado de azul y las puertas y ventanas de color caoba.
La segunda vez fue en la Avenida 5ª, en casa donde vive la señora Marina Pazos Espinosa.
La tercera en la casa de Teodoro Mejias, al lado de la Institución Betijoqueña o Ateneo.
Cuarta, donde hoy día funciona la comercial La Surtidora.
Quinta mudanza, en la Avenida 5ª con Calle 18, casa del Dr. Ramón Alberto Altuve.
Traslado número seis, en la Av. 3ª con Calle 18, donde funcionaba el Mercado Municipal, el cual fue acondicionado para la escuela y el dispensario, es decir donde actualmente está la Casa Hogar Dr. José Gregorio Hernández; y, por último la Junta Revolucionaria de 1958-1959, construyó su sede propia con el nombre de Escuela Concentrada Diego Bustillos.
A principio del siglo XIX, llegaron procedentes de Maracaibo varios personajes que se dedicaron a la enseñanza en la escuela Federal creada en 1879 y en 1891 el Colegio Andrés Bello; y entre ellos figuran el Br. Emiro Fuenmayor y su hermana Anita y el bachiller Enrique Flores. Para el mes de septiembre de 1916, por decreto presidencial se funda la Escuela Federal Graduada “Diego Bustillos”, siendo su primer director el Br. Emiro Fuenmayor y como maestros se encuentran el Br. Enrique Flores y Anita Fuenmayor, luego se incorpora a la inolvidable niña Filomena Torres y Mariano Jugo.
También se puede destacar la escuela que existió frente a la farmacia de Edma de Karame, la cual llamaban la Escuela de las Tres Reglas, debido a las tres asignaturas que se dictaban.
Los viejos educadores recuerdan con gran respeto y admiración al maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, y los exalumnos de aquellos educadores que trabajaron en Betijoque, les rinden un tributo de gratitud a sus maestro y amigos. Algunos Directores;
- Br. Emiro Fuenmayor
- Juan Durán Morello
- Auxiliadora Alvarado
- Reinaldo Rafael Ojeda
- Enrique Flores
- Eudomario Rangel
- Felix Agreda Peña
- Lic. Nelsy Valero
- Hilarión Rosales
- Abdón Cárdenas
- Br. Juan Canelón Cestari
- Doña Olinda López de Rojas
- Felipe Caraballo
- Doña Carmen Vázquez de Viloria
- Lic. Rafael Angel Espinosa
- Pedro Lucas Espinosa
- Pedro Pablo Paredes
La Unidad Educativa
“Diego Bustillos”, en toda su existencia, ha ocupado varias sedes, pero en todas ellas ha conservado la proyección de ser una de las mejores instituciones educativas con que ha contado la comunidad betijoqueña. Fue cuna mater de varios periódicos como “Horizontes”, donde los alumnos redactaban y versaban sobre historia, literatura, poesía, etc. Existía una institución denominada Academia Fermín Toro, donde mensualmente todos los alumnos, los sábados, se reunían para discutir sobre diversos temas de actualidad, entre ellos de filosofía, sociología, geografía y psicología; y, donde las comisiones de trabajo rendían sus informes correspondientes, la Academia funcionaba en armonía y era ejemplo para otras escuelas del Viejo Distrito.
En la Academia Fermín Toro, se realizaban debates entre los alumnos de los diferentes cursos y se premiaba al ganador. El alumnado con esta actividad, aprendía a redactar actas, mejorar la ortografía, declamar y hacer uso de la oratoria, la cual fue bien aprovechada por varios alumnos que luego ocuparon cargos diplomáticos y empresariales, como ejemplo de estos educandos tenemos al difunto Pedro Díaz, Estebán Pérez, Juan Vicente Molina, Emiro Quintero y otros que escapan a la memoria. Entre las instituciones que funcionaron en la Diego Bustillos, estaba al Cruz Roja que estimuló el estudio de la enfermería en Betijoque, la Cooperativa Escolar, el Museo, el Huerto Escolar, las Pajareras y las Conejeras.
Tuvo tan buena imagen la
Diego Bustillos, que para la década entre 1940 y 1950, los alumnos - en su mayoría de escasos recursos - que salían de Sexto Grado de nuestra inolvidable Escuela Federal, que al que iba en busca de trabajo a la zona petrolera, lo primero que le preguntaban era donde había sacado su sexto grado y al saber que provenían de la Diego Bustillos inmediatamente obtenía un sitio de trabajo en la Shell, la Mene Grande, la Mobil o la Creole Petroleum Corporation. Estas empresas preferían a los betijoqueños porque éramos hombres muy responsables y los alumnos de nuestra Institución salían muy bien preparados, entre tantos cabe mencionar a Manuel Angel Colina, Joaquín Salas, los hermanos Paz - Martínez, Hugo Aguilar, Silvio León, Emiro Quintero, Juan Vicente Molina, Manuel Matos Carrasquero, Rafael Angulo, Francisco Mendoza Barreto y muchos otros que lograron ocupar altos cargos en las empresas petroleras. Sobre la historia de la escuela Diego Bustillos, el betijoqueño José Segundo Salas escribió un buen libro el cual debería ser reeditado